Revista Comunicación

La importancia del equilibrio personal y profesional

Publicado el 23 agosto 2015 por Samuel Diosdado @samueldiosdado

Seamos empresarios, asalariados o autónomos, encontrar el término medio entre vida personal y profesional es una reto diario. Algo que para muchos es complejo y difícil de alcanzar, y que muchas veces acaba en fracaso. Sin embargo, es fundamental para nuestra salud física y mental el lograr un equilibrio personal y profesional. Aquí os dejo mis reflexiones para intentar conciliar de la mejor manera posible ambas.

El tiempo no es oro, es vida

Imponerse reglas

Perderse la cena con la familia, no haber tenido la oportunidad de acostar a tus hijos o dar un beso a tu mujer que ya está dormida, puede ser el resumen de un día de mucho trabajo del cual, regresamos cansados y llenos de culpabilidad por no haber podido desconectar antes. Y vamos posponiendo para el día siguiente nuestra vida personal en detrimento de la vida profesional, la cual nos cuesta posponer, olvidando que el equilibrio entre ambas es fundamental para no caer en las peores situaciones: distanciamiento familiar o el agotamiento profesional.

Fijarse límites y un equilibrio es un verdadero reto al que nos enfrentar diariamente. Aquí hay algunos pensamientos que conviene tener en cuenta:

  •  “Este informe urgente no es para mañana, dejo la oficina como tenía pensado a las 19:00 y ya lo retomaré mañana. De todas formas estoy cansado y seré más productivo mañana, tras desconectar por la noche y un buen descanso. ¿Y qué va cambiar si continúo mañana? ¿cambiará algo?… nada. Y finalmente, si tengo un retraso en mis tareas, puede ser porque tengo mucho que gestionar o que tengo que ver cómo organizarme. No soy un superhombre”.
  • “Se acabó mi jornada laboral, silencio el móvil y dejo el portátil en la oficina. El tiempo de regreso a casa es para mí, tener un tiempo aunque sea mínimo para mí, para desconectar, y no un medio para adelantar algunas líneas del informe o llamar a clientes o proveedores.  Y sobre todo, no me dejo invadir por esa idea de verificar que el email que esperaba ha llegado correctamente…”

No sólo hay que saber decir no a los que quieren aprovecharse de vuestra implicación profesional, sino que también, hay que saber decirse no a sí mismo (que a veces es más complicado).

Evidentemente, como buenos profesionales, esto no quita que de vez en cuando podamos hacer excepciones, pero deben ser puntuales. El equilibrio pasa por las reglas que os impongáis en vuestra vida profesional y privada, y del esfuerzo que estéis dispuestos a realizar para cumplirlas, pero siempre dentro de algunos límites.

Aprender a desconectar

Dejar la oficina por la tarde y apagar el ordenador y silenciar el móvil no basta si vuestro espíritu continúa planificando el día de mañana, incluso cuando está dormido. Esto es un error que muchos cometemos y aunque es difícil de hacer, debemos intentarlo. Es mejor poco tiempo y de calidad, que mucho tiempo y con la mente conectada al trabajo. Si desconectas, desconecta de verdad. Mejor salir de trabajar a casa a las 20:00 y dedicar dos horas plenas a tus hijos, a tu mujer o a tus amigos, o simplemente a desconectar, que salir de trabajar a las 18:00 y estar pendiente del móvil o del email hasta la hora de acostarse. Porque si no desconectas, acabas trasladando tus inquietudes, agobios y problemas a tu vida personal, y dejas de estar al 100% en lo que debes estar.

La calidad de vida personal es esencial para poder desconectar. Esta calidad de vida pasa por los momentos compartidos con nuestros seres queridos, familiares y/o amigos, y los momentos para uno mismo, que también debemos tener.

El sueño es el primer elemento de una vida sana, y debemos incluirlo dentro de aquellas actividades que nos hacen sentirnos bien, como puede ser el salir a correr, leer, ir al cine, un partido de futbol con tu hijo, un paseo en familia, jugar a las cocinitas con tu hija, tomar una cerveza con los amigos, etc. Si el descanso falla, el resto falla. Si antes de acostarnos nos metemos en el email de la empresa y/o nos pasamos media noche pensando en el trabajo, y así un día tras otros, os aseguro que al final ni rendiréis al 100% en el trabajo, ni disfrutaréis plenamente de vuestra faceta personal.

Hay que aprender a disfrutar de las cosas simples, que por desgracia mucha gente no sabe o se

Disfruta de la vida cada segundo
le ha olvidado. No hace falta grandes planes y ni grandes preparativos para poder “paladear” la vida. A mí por ejemplo, cuando vuelvo del trabajo, me gusta apagar la radio en el coche y dejar la mente volar sin pensar en nada en concreto, disfrutando del silencio. O disfruto un montón el momento de introducir las llaves en la cerradura de casa y oír a mis hijos corriendo hacia la puerta mientras gritan “papa, papa” y su consiguiente achuchón al entrar.

Conozco a gente que ha tenido mucho éxito a nivel profesional que me ha confesado que de poder dar marcha atrás, hubieran dedicado más tiempo a su vida personal. Algunos se han divorciado, otros apenas saben cómo hablar con sus hijos o sus parejas son unas extrañas. Y eso no lo quiero. Y por desgracia, como me dijo en su día una de estas personas, los momentos que no vivamos con nuestros hijos, amigos, familiares, seres queridos, nunca los vamos a volver a vivir.

Como le he dicho a mucha gente joven que empezaba en el mundo laboral, en un momento determinado de la vida se nos presenta una encrucijada, tener éxito 100% en lo profesional o luchar por intentar un equilibrio 50% personal y 50% profesional. Porque día tiene 24 horas y la vida dura lo que dura, y tener éxito al 100% en todos los planos es imposible.


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