La impronta estética del mundo moderno

El academicismo entró en decadencia porque, aunque lograron elevar a los artistas en el plano de las actividades del espíritu, a la larga terminó por limitarles la libertad creativa al imponerles formas de expresión convencionales. En un clima de aspiración a la libertad y democracia, las artes han ido en busca de la emancipación de imposición de normas externas a la producción de las obras, por lo que el término “academicismo” se vio desde un sentido negativo.

Anteriormente, el artista debía atenerse a las especificaciones del cliente, que encargaba una obra concreta. Con el tiempo, eso se invierte y es el artista quien produce sus obras sin atenerse a especificaciones previas, para luego ir a buscar a sus respectivos destinatarios. Las relaciones se vuelven más dinámicas al incidir en el proceso de penetración social de productos artísticos ya terminados y no en el momento mismo de su elaboración.

La Revolución Francesa y sus consecuencias en el ámbito artístico

El impulso burgués de democratización del arte pasó a un primer plano. Por lo que los museos se generalizaron por toda Europa, con el objetivo de atraer a un público cada vez más amplio e “ilustrado”.

El artista romántico persigue la realización de obras sin atender a ningún precepto externo que, en lugar de ser entendido como pauta de referencia, pasa a ser considerado una cortapisa para la creación. Por primera vez, el artista crea “para sí mismo y para la humanidad”, sin necesidad de la demanda de un cliente en concreto.

Rimbaud introdujo dos aspectos introductorios que asociarían la anticipación del poeta (artista) con los objetivos de la vanguardia. Por un lado, la idea del combate: la acción del poeta conlleva una lucha. Por otro lado, la idea de lo nuevo: hay que llegar hasta el fondo de lo desconocido para llegar a lo nuevo. De esta forma, el poeta pretende hacer del arte el impulso principal del cambio de la vida, de la transformación de la humanidad.

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