Revista Salud y Bienestar

La individualidad es compleja

Por José Antonio Villegas García

Cuando yo estudiaba física, en lo que entonces era el curso Preuniversitario, todavía estaba relativamente reciente, la búsqueda de Einstein de la fórmula matemática que explicara las leyes físicas que rigen el universo. Newton había dejado un tratado “los Principia”, donde describió la ley de la gravitación universal y estableció las bases de la mecánica clásica y Einstein había redondeado la relación espacio-tiempo mediante la ley de la relatividad. Pues bien, cuando más cerca creían que estaban los físicos de la explicación completa de las leyes que rigen el universo conocido mediante una serie de fórmulas sencillas y elegantes, Schrödinger mostró el lado oscuro e incierto de la mecánica cuántica que rige en las partículas minúsculas de los átomos. También escribió sobre conceptos importantísimos en la biología y dijo que la vida no es ajena ni se opone a las leyes de la termodinámica, sino que los sistemas biológicos conservan o amplían su complejidad exportando la entropía que producen sus procesos y que la química de la herencia biológica obligaba a una secuencia informativa (dando paso a lo que posteriormente llevó a James Watson al descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN).


Desde entonces la física ha avanzado enormemente gracias, en gran medida, a las matemáticas,  siempre siguiendo el método científico de experimentación. El lenguaje abstracto de las matemáticas y la aplicación del método científico han permitido que los físicos consideren explicaciones a las leyes físicas que rigen los espacios atómicos, enormemente alejadas de la intuición y muchas veces imposibles de entender. No es intuitivo pensar que el electrón es a la vez una partícula y una onda, y que pasa de una órbita a otra de distinto nivel energético sin pasar por ningún estado intermedio.

Pues bien, esas leyes y la aplicación del método científico sustentan el progreso de nuestra sociedad y explican el funcionamiento de aparatos que consideramos, actualmente, imprescindibles (ordenadores, internet, sistemas de localización, etc etc). Nadie cuestiona este progreso, es más, nadie propone sistemas más racionales e intuitivos para explicar la fuerza electromagnética, la fuerza de la gravedad, la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear débil. Probablemente, incluso, la gran mayoría de nosotros lo desconoce y lo deja en manos de los entendidos.

Sin embargo, en el mundo de los procesos biológicos, ocurre todo lo contrario, todo el mundo está dispuesto a hablar de tratamientos naturales, alternativos a los científicos, cuanto más antiguos y esotéricos, mejor. En este sentido, todo el mundo opina, comenta y defiende unas u otras como grandes entendidos. En la nutrición humana, se llega al límite de esta situación y si aplicamos la dieta a un colectivo en particular como son los deportistas, entonces nos encontramos a todo el mundo entendido y comentando sin pudor sobre lo que es bueno o no, al igual que se podría hablar de la táctica de un equipo de fútbol o de la selección de jugadores para un partido.

Contrasta esta sabiduría popular con la experiencia de los que nos dedicamos a este tema durante años, de hecho, somos los que más experiencia acumulamos, los que somos más precavidos y recelosos en la utilización de dietas, suplementos etc. Todo ello, sin embargo, en el marco de los mayores progresos de la medicina deportiva en los últimos treinta años que, como he comentado en otros artículos, se han dado en la nutrición aplicada al deporte. Quizás el problema es que la biología permite una explicación simplista que no permite la física. Para opinar sobre la teoría de cuerdas hay que saber, primero, lo que son los quarks. De esta forma es poco probable que en una tertulia se opine sobre dicha teoría, salvo que esa reunión sea de físicos. Sin embargo, es habitual escuchar opiniones sobre dietas y suplementos alimenticios en grupos de deportistas y, no digamos, si pertenecen al mundillo del culturismo. Todos conocen productos como la carnitina, el óxido nítrico o los aminoácidos ramificados (aunque pocos sepan lo que es una enzima desramificante, concepto vital para entender el argumento de la suplementación con estos aminoácidos). 

En definitiva, al no tener fórmulas matemáticas que nos respalden haciendo más fácil la aplicación del método científico, el rigor y el avance en el campo de la nutrición aplicada al deporte, ha pasado de la complejidad a la simplificación absurda y pueril. Sin embargo, el método científico se aplica, también, al mundo de la alimentación en el deportista y, como en otros aspectos de nuestra cultura, será el que nos haga avanzar.
Desde estas páginas, seguiré apostando por mostrar las publicaciones y los resultados de estudios serios y rigurosos sobre los suplementos y la dieta de los deportistas, aun a riesgo de contradecirme en el tiempo, ya que la ciencia es eso, hipótesis, experimentos, discusión y evidencias. 

En los años setenta, investigadores del Instituto Karolinska (Estocolmo), demostraron ventajas en el rendimiento en esquiadores de fondo sometidos a dietas de tipo disociado (lo que se llamó el régimen disociado escandinavo). A finales del siglo pasado, debido a los avances de la antropología, científicos de la Universidad de Colorado (Department of Health and Exercise Science, College of Applied Human Sciences), comenzaron a publicar estudios sobre la dieta paleolítica, dando comienzo a un boom que está en pleno auge. Paralelamente, los estudios realizados en deportes tan dispares como la Gimnasia Rítmica o Iron Man, han puesto en evidencia los conceptos previos de la nutrición humana en deportistas. Se han ensayado centenares de productos “supuestamente ergogénicos” se ha practicado y ensayado dietas disociadas, suplementadas, restrictivas y de todo tipo. Hay consensos de especialistas (recientemente colaboré al de la Federación Española de Medicina del Deporte y hay webs rigurosas y blogs de autoridades que merece la pena consultar, pero por encima de todo, siempre está la consulta al experto. Lo que se dice de un producto dietético o suplemento en una información general puede ser absolutamente contradictorio con la persona a la que se recomienda ese producto. Veamos un ejemplo extremo, en la dieta paleolítica se insiste en la ingesta muchísimo más elevada, de vitamina C que tomaban nuestros ancestros cazadores y recolectores. Es habitual tomar esa vitamina asociada al hierro en deportistas, pero: ¿De qué sirve que la ingiera como suplemento un deportista que toma dos naranjas en el desayuno, un kiwi y ensalada en la comida y cerezas o uva negra en la cena? ¿Cuántos saben que un pomelo puede alterar el metabolismo de un fármaco?


De forma muy similar se debe defender la individualidad de la dieta, suplementos etc según el deporte, las condiciones ambientales, las condiciones genéticas, medicación, etc etc

Volver a la Portada de Logo Paperblog