Revista Cultura y Ocio

La industria editorial

Publicado el 08 febrero 2011 por Cosechadel66

Desde esta parte de el Patio: ¿Cómo, cuando, donde? La industria editorial

Foto de portada por: Rafa http://www.micamara.es

Llegamos, en el repaso de la Industria de contenidos, al editorial. En este sector, a diferencia del musical, sí que soy, de alguna manera, parte interesada. Asi que a lo mejor me sale alguna idea de más. Si has llegado aquí y no sabes muy bien de que va todo esto, te recomiendo que empieces a leer desde aqui.

La industria editorial

El libro ha sido el último sector en incorporar a su realidad el tema de los contenidos y la Red. Mantiene ciertas peculiaridades que le diferencian de la música o el cine  que hasta ahora le han salvaguardado de notar de manera excesiva el cambio que puede ofrecer el nuevo panorama. El producto estrella de la industria editorial, la novela, se puede leer en una pantalla de ordenador, pero no es su 'hábitat natural' . Un poco mejores son las tabletas tipo Ipad, pero su sistema de iluminación y su precio tampoco hacen de ellas la plataforma perfecta. Si lo es técnicamente el libro electrónico, gracias a la tinta electrónica.

Pero miremos un poco al otro lado, a los lectores. Para un lector habitual, el libro suele ser algo más que el texto que contiene. Es un objeto en si mismo, una especie de cofre que guarda en su interior aventuras, sueños, romances, exploraciones, sentimientos… en ese sentido, ningún dispositivo puede ofrecer lo mismo, más allá de su evidente practicidad. Incluso disponiendo de uno, el lector medio dudo mucho que abandone del todo el papel. Por otro lado, el lector ocasional no verá interesante el gasto que supone un lector electrónico, dado que su gasto en libros no lo  justifica. Y el mismo acto de comprar un libro es experimentado de distinta manera que el de otras productos. Existe algo fascinante para muchos en entrar en una librería y pasear entre los títulos amontonados en mesas o estanterías. Algo parecido a entrar en una cueva del tesoro.

Todas estas sensaciones es posible que hagan de la relación autor-lector parecida a la que se da en un concierto entre cantante-oyente, salvo que la experiencia es más intima y subjetiva, ya que es la imaginación del lector la que juega un factor muy importante en la interacción con el libro, con lo que el mismo se torna 'parte' del producto. Todo esto consigue que la relación de los lectores asiduos con sus escritores habituales sea más fuerte que con la de otros productos.

También hay una distinción importante en cuanto a que la Industria Editorial española es más fuerte que sus iguales en música o cine. Si bien es cierto que hay Best Sellers importados de otros mercados, los nacionales conviven perfectamente con ellos en cuanto a ventas e importancia, e incluso existe la sensación de que la calidad literaria está más de este lado que del otro, por más que existan autores que vendan a escala mundial, como la saga Harry Potter o Dan Brown. También existe una importante base de escritores dispuestos a dar el salto, dispuestos a relevar y ofrecer a la industria cultural nuevos contenidos.

La industria editorial sigue sufriendo, sin embargo, del mismo problema que existía antes de la red: la previsible poca influencia de la literatura y su uso en las generaciones más jóvenes. Pero hasta en eso tiene una pequeña ventaja. El sistema educacional si que ampara e intenta, en mayor o  menor medida, con mejor o peor fortuna, promocionar la lectura y el conocimiento de la literatura. Se intenta transmitir amor por los libros y por lo que conllevan. No existe lo mismo hacia el cine o la música (a no ser la clásica), tomados más como productos exteriores a la cultura que debe ser transmitida.

Todo esto hace que la Editorial sea una industria que pueda creerse al margen de situaciones parecidas a las del cine o la música. Pero no debe quedarse sin hacer nada. Debe aprovechar esas ventajas para no perder esa situación de privilegio y para conseguir que ese valor cultural que mantiene siga siendo el mismo. Debe no sólo utilizar sino mejorar los canales de distribución en la Red, de manera que no se perciban por los consumidores como liosos o abusivos. Debe comprender que el medio del libro electrónico supone un mercado nuevo en el que no cabe utilizar los mismos procedimientos que con el tradicional, incluyendo eso a las tarifas. Debe tomar al autor más que nunca como valor añadido de su producto, intentando que el acercamiento al lector mediante las Redes Sociales sea real y fructífero para ambas partes, sabiendo que es un valor apreciado de salida por sus clientes.

Y no debe de perder de vista a sus canales tradicionales, a las pequeñas y medias librerías. Debe aprender a utilizarlas de manera más efectiva y enseñarlas a ser más cercanas al lector. Usar la Red para ayudarlas a subsistir y para ser un pilar del valor efectivo de su producto. Es en ellas donde más valor alcanza, más allá de grandes superficies o centros comerciales. No se puede permitir el perder su conocimiento y su situación. No son videoclubs o tiendas de música, (aunque es cierto que se acercan más a estas últimas). Son pequeños guardianes del tesoro que suponen los libros.

Y sobre todo, debe sacar de la Red nuevos contenidos y autores. Debe aprender a conocer de que manera hay escritores que no se han movido por la senda de siempre y han intentado crecer y aprender como escritores de manera distinta. Debe ver blogs, redes sociales, foros… para darse cuenta de que la Red es una auténtica mina de creatividad y de buena literatura. Es una ocasión inmejorable para hacerlo, porque a la vez, esos escritores, entre los que me incluyo, están a tiempo aún de utilizar la experiencia de esa industria en todo su potencial, antes de que se vea trabada por un movimiento que la acerca a la supervivencia tan sólo de productos dedicados a la venta masiva para cuadrar balances.

Puede que las descargas sean injustas en los casos en que existe lucro, pero en este caso, el editorial es el único sector que tiene aun todas las cartas en su mano para sacar provecho de la situación. Obsesionarse por acabar con ella a cualquier precio tendría, curiosamente, un precio demasiado alto, si es que no se acercan a la Red y aprovechan todo lo bueno que hay en ella.

Hablemos.


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