Revista Diario

La invasión del espacio.

Por Arielac
Hacía tiempo que quería hablar de esto, y me he acabado de decidir al ver estas entradas de Carol y de Silvia.  Y es que parece que cuando hay un bebé por medio, todo el mundo quiere meter mano, y no lo digo sólo en sentido figurado. Cosas que me han pasado y que me han molestado mucho:
  • El clásico "tocar la tripa" cuando estaba embarazada. No sé por qué, pero no lo soportaba, sobre todo el hecho de que no pidan permiso para hacerlo. O sea, me molestaba que me tocaran la tripa, pero si ya lo hacían a traición es que me ponía de los nervios, yo sé que hay una creencia por ahí de que tocar la tripa a una embarazada da suerte. Si alguien realmente cree eso y me pide permiso, no me importa, pero que a la primera de cambio cualquiera lanzara la mano a mi tripa, me ponía muy nerviosa. No sé, sentía que estaban invadiendo algo muy íntimo y personal.
  • El quitarle el chupete a la niña "para verle la carita". Entiendo que los bebés produzcan ternura y que quieran verles la cara, pero que un desconocido le quite el chupete para verlos bien, me pone de mal humor. No sé por qué le tienen que quitar el chupete si están tan a gustito con él puesto. Que yo no le voy quitando a la gente las gafas, el rimmel de las pestañas o el cigarrito para verles bien la cara, leñe.
  • Una que me ponía especialmente nerviosa, era que desconocidos tocaran a Valeria por la calle.  Al ser prematura, los primeros meses teníamos que tener especial cuidado, nosotros en casa nos lavábamos las manos con tanta frecuencia que me acabé haciendo heridas. Y es que en ese sentido las instrucciones del hospital eran claras: que la toquen lo menos posible, la mínima gente posible y siempre después de haberse lavado las manos. De hecho, hubo familiares míos que cuando vienieron a conocerla no quisieron ni tocarla, se limitarona  mirarla a dos metros de distancia. Por eso mi estupor por esto que me pasó:  un día, teniendo Valeria un par de meses, fui a la farmacia a pesarla. Era al lado de casa, así que la llevaba en brazos envuelta en una mantita. Al salir de pesarla, me encontré con una vecina que iba con un amigo suyo al que yo ni siquiera conocía. Me pararon a saludar, y el hombre empezó a echar las manos para coger a Valeria, yo me puse de lado para evitarlo, pero el la agarró por las piernas y empezó a tirar mientras le hacía monerías. Yo estaba tan parada que solo atiné a musitar algo así como "prefiero que no la toque", pero la vecina me soltó "no te preocupes, que tiene 6 hijos, sabe cómo cogerlos". Mientras ella decía eso, él seguía tirando y yo no sé por qué, al final la solté. Sentí una rabia y una impotencia tremendas, llegué a casa llorando, Valeria en aquel entonces pesaba apenas 3kgs y seguía siendo muy delicada, así que esto me hizo sentir terriblemente violentada. A partir de ese momento, me puse firme y trabajé en el tema, aprendí a meter cortes y a ser todo lo contundente que la situación requería para que no la tocaran, pero es algo que me costó mucho trabajo.
  • Cuando Valeria empezó a crecer un poco, la manía era la de que cualquiera metía la mano en el pouch para taparla o destaparla porque hacía frío o calor... o sea, la excusa para de nuevo sobarla. Aprendí a hacer buenos quiebros de cadera para evitarlo.
  • También me ha pasado que gente desconocida le tocara las manos, manos que luego ella se chupa, y por mucho que intentes sutilmente que no la toquen, no sirve de nada. Acabé por ser muy directa "no la toque".
  • Otra muy fuerte que me ha pasado ha sido no hace muchos meses, en el parque. Estaba con unas mamás amigas y había otra mamá amiga de una de ellas, pero yo no la conocía. Valeria empezó a llorar porque tenía hambre, la tenía en brazos, así que le pedí a esta mamá que me la sujetara mientras le hacía el biberón. Cuando lo preparé y fui a coger a Valeria, me fallaron los reflejos y esta mami, a la que, repito, no conocía de nada, me quitó el biberón y me dijo "yo se lo doy". Me quedé helada, pero pensé, Valeria se va a saber defender: y así fue, Valeria, se negó a comer con ella y yo aproveché para decirle, "es que no te conoce de nada". Me dejó atónita. Yo no pude darle el pecho a Valeria, pero hemos intentado que darle el biberón fuera lo más parecido posible. Sólo papá y yo se los hemos dado, y alguna vez mi madre, pero nadie más. Si Valeria mamara, esta situación obviamente no se daría. Por eso me molestó tanto que esta madre, que además había amamantado, quisiera jugar a las muñecas con mi hija. Puede parecer una tontería, pero para mí darle de comer es algo muy íntimo que desde luego no quiero que haga un extraño.
Estas son las cosas más llamativas que me han pasado. Es una sensación de tener que mantenerte muy firme para preservar tu espacio y sobre todo el de tu bebé. Soy consciente de que probablemente en ningún caso ha habido mala intención y por eso precisamente ahora soy mucho más respetuosa con los bebés. Jamas toco a un recién nacido que no conozco, ni cojo en brazos a un bebé "conocido" sin permiso solo por el hecho de que me resulte muy tierno tenerlo en brazos (digo esto porque es distinta la situación en la que un bebé se "escapa" gateando y hay que atajarlo de alguna manera :P).
Y vosotras ¿os habéis visto en situaciones así?

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