Revista Opinión

La izquierda pierde la batalla de la comunicación

Publicado el 12 febrero 2011 por Manuhermon @manuhermon
Y lo que es peor, no quiere darse cuenta de ello. ‘Hacemos las cosas bien pero las comunicamos mal, no sabemos explicarlas, no nos entienden’, frases que pretenden socorridas, escuchadas a militantes responsables del PSOE (e IU) a cualquier nivel sea Gobierno de la Nación o Ayuntamientos. Al escucharlas ya sabemos que no hablamos de lo mismo, porque comunicar mal en política es hacer las cosas mal, porque hacer las cosas mal es comunicar mal. Si no producen liderazgo social, si no son entendidos por la sociedad como sus representantes, significa que se está trabajando mal y nunca que se está haciendo bien pero explicando mal.
Un error de comunicación significa que no se conecta con la sociedad y ello podría suponer que se están malgastando esfuerzos porque se esté corriendo mucho pero en dirección equivocada, como pollo sin cabeza. Pensar que por hacer cosas se está actuando correctamente confiado en que benefician a la gente, podría llevar a perder apoyos, porque sin comunicarse con la ciudadanía, que en el caso de izquierdas es fundamental, ésta podría sentirse apartada de los partidos y candidatos, y ello supone perder una importante batalla.
El concepto de comunicación puede ser abordado desde diferentes aspectos, por ejemplo en relación a los medios de prensa, de los que la izquierda dispone de menos potencia por razones evidentes de representación de intereses, pero esto ha ocurrido siempre, lo que supondría poca variación con el pasado. Evidentemente, hoy, hablar de comunicación resulta imposible sin considerar internet, en donde las posibilidades podrían igualarse, dada su gratuidad, pero sea internet o cualquier modelo de relación, todo dependerá de cómo considerar la importancia de la comunicación en el trabajo colectivo.
El problema que presento se refiere a la comunicación entendida como relación entre líderes y militantes, entre militantes y votantes, entre partidos y sociedad, tiene que ver con la poca permeabilidad de los partidos con la sociedad. Este es el terreno en el que presento la discusión, porque muchos detectamos que se está produciendo un retroceso evidente desde hace unos años y pronunciándose en los últimos. Las nuevas hornadas de militantes posteriores a los de la Transición, (más profesionalizadas que las anteriores), y que ocuparon los aparatos de partidos y sindicatos no parecen tener el mismo espíritu de participación y movilización, cuyo objetivo fundamental era incorporar a todo el mundo a las tareas. ‘Sumar todo lo que se mueva’.

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