Revista Cocina

La lechonera de satélite, su gran engaño y sus goteras

Por Aaron Gelabert

Por alguna razón curiosa, dentro del mundo gastronómico y de la restauración, existen dueños, socios, chefs o maîtres de negocios que viven engañados dentro de un capciosísimo espejismo porque compraron la idea que alguien les vendió o a ellos mismos se les ocurrió un día de inspiración escoffieresca.

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS

Y así, hallamos por ahí a uno de ellos que cree que hace las hamburguesas más sabrosas del planeta; a otro, que está seguro de que su comida italiana es la mejor de Guanajuato, y a otro -como en este caso- que expresa que si de algo está seguro -porque es tan bueno,

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS
que lo puede garantizar a toda prueba- es de su lechón… Tan delicioso y exquisito, que se lo garantizo, mi jefe, por algo es el platillo de la casa, digo, por algo nos llamamos La Lechonera.

En una alucinación de fe ciega provocada por el hambre del día en que fuimos a comer ahí, y emocionado por el potencial sabor porcino, me dejé pedir un chuletón de cerdo, además de una porción de lechón “con piel crocante”. Oh! decepción… Para empezar, ya me había parecido sospechoso el nombre de “chuletón” aplicado al cerdo. Había yo comido varios chuletones de res y chuletones de ternera que, como los de Ávila, no hay, ni mejores ni comparables, en este ancho mundo. Dicho y hecho, lo que me sirvieron fue

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS
una miserable chuletita de cerdo sobre un montón de puré de papa y acompañada de lo que en su menú aparece como chutney de manzana, pero en realidad no es más que una sección de manzana cortada en espiral y semienmielada. Cualquier mequetrefe hindú aspirante a cocinero en Mumbai se reiría de lo que en La Lechonera presentan como chutney.

Pero el verdadero drama vino después. Esperaba yo una porción decente de lechón, en forma, pero me llevaron un prismita rectangular de aglomerado de pedacitos de lechón con una tapita por encima hecha de piel del mismo, cocinada aparte para que medio crujiera. El resultado: Patético, tanto en presentación como en sabor. Si hubiera yo

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS
estado en un restaurante francés, por lo menos el tamaño habría sido compensado por un magnífico sabor, y la originalidad de la presentación habría sido complementada cocinando la carne de lechón en un áspic interesante. Aquí, sin embargo, como lo digo: Poco, mal hecho y feo. Y para acabarla de amolar, con un tufillo de viejo al fondo del sabor del lechón… Viejo un lechón? Sí. Perfectamente posible en este restaurante engañabobos de Satélite.

Complementaron la mala experiencia unos mediocres tacos de frijol negro dizque dorados

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS
al carbón, un guacamole insípido y poco fresco y unas costillas BBQ apestosillas.

Respecto a los precios, no es que sean estratosféricos… bueno, considerando el valor real de lo que te sirven, SÍ, resultan estratosféricos, pero sobre todo, injustos. Típico ejemplo de restaurante engañabobos. Dos taquitos con tortilla del 12 y con un poquito de lechón reseco y frío… $90 pesos!!!!!

En resumen, lástima de construcción -con techo abierto y todo- y de espacio en una de las zonas comerciales y restauranteras más caras de Satélite…

Nuestra entrada al restaurante resultaría premonitoria, si hubiésemos tenido el talento para entender la señal que Dios nos envió al escoger mesa para sentarnos: Al lado de la que nos pareció bien, una jerga y una cubeta para recolectar agua de goteras en el techo! Hágame usted el favor...Tratando de ser ocurrente y quitarle peso al pésimo detalle, y yo mismo entendiéndolo como un olvido del limpiapisos, le dije a la mesera que nos acompañó a sentarnos: “Mire, ya deberían arreglar sus goteras”, ahí, ella se agachó para quitar la cubeta y la jerga, diciendo “ja, ja… no, no hay goteras, es que no quitaron esto de aquí…”, pero comenzó a reírse y a sacudirse el cabello cuando sintió que efectivamente le estaba cayendo agua filtrada desde el techo!

Calificación final de Police Gourmet (del 1 al 10): 3

NOTA.- Mi hija y yo tenemos criterios diferentes respecto a muchas cosas, de manera que

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS
no asumo responsabilidad alguna respecto a lo que ella escriba.

COMENTARIOS DE MI HIJA, LA MENOR (es adolescente): 

La Lechonera más bien debió haber sido criadero de cerditos pues como restaurante no dió una… Presumieron desde los talones hasta la punta de la cabeza que sus platillos eran lo mejor y que en ellos encontraríamos el mejor cerdo que habíamos comido nunca! A nosotros nos impresionó que nos hubieran dicho eso, pues realmente tendrían que haber contratado al mejor chef del mundo para que nosotros lográramos probar esos platillos que tanto nos prometieron y que nunca llegaron. En cambio, recibimos cerdo insalubre, seco, desabrido y no muy diferente al que cualquier lugar de carnitas baratas en México, te daría. Su manera de emplatar no ayudó precisamente al sabor de los platillos.

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS

Parecía que el jefe de meseros trataba de distraernos para que no notásemos cuánto tardaban los platillos (que no valieron la pena) en salir; y no sólo eso, sino que cuando llevó el platillo que más queríamos probar que era lechón con piel crujiente, lo dejó, se paró a dos metros de nosotros y se nos quedó viendo cómo comíamos y para qué, para acercarse después de medio minuto a decirme que me recomendaba que lo probara con su “salsita”?!? (Ya de por sí, desde que llegamos había sido bastante payaso diciéndome a cada rato que en un momento me llevaba mi bebida; luego, le pedí un tenedor y me lo quiso dar personalmente en la mano, a lo que le respondí que lo pusiera en la mesa como dictan las reglas de la hostelería; por todo eso me cayó muy mal aparte de su manera tan fantoche de estarnos diciendo a cada rato que enseguida llegaban los demás platillos… pero la gota que derramó el vaso no fue en ese momento, sino cuando me dijo que me recomendaba que lo probara con su salsita… Me enojé tanto que hasta le respondí: “Gracias, ya sabré yo como me lo como!!!“. Quedé más resentida todavía con el mesero pues por haberme yo exaltado, por su culpa, hasta mi papá me regañó; el trabajo de cualquier mesero no es enfadar diciendo al comensal a cada rato lo que a él le parezca mejor, sino entregar los platillos y dejar a la gente comer en paz!!!). Después entendí que lo que él pretendía lograr era que no probásemos el cerdo sin la salsa, pues notaríamos que estaba muy seco. Por otra parte, cuando probamos la “salsa”, nos dimos cuenta de que ésa, tampoco sabía a nada, parecía un poco de agua mezclada con manteca de cerdo…

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS

Aparte de eso, yo comí La sopa de tortilla más sin gracia ni sabor, de todas las que he comido en mi vida. En vez de tortilla frita cortada en tiras, tenía tortilla cortada en juliana! que al minuto ya se habían remojado en el caldo color crema de tomate y sabor crema de tomate en el cual las sumergieron… El chicharrón, rancio y de plástico, los chiles quemados, y la “crema” era leche medio espesa.

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS

Todo eso aparte de que se tardaron una hora en llevarme el “Pepito de Costilla BBQ” que ordené. No se ofendan, o mejor dicho, sí, oféndanse, porque yo me sentí realmente muy mal cuando me comí ese Pepito de “costilla BBQ“. No es justo querer pasarse de listos y cobrar un dineral para que los demás paguen el plato. Lo que La Lechonera cree que son unas costillas BBQ o más bien saben que no son pero quieren hacer creer a la gente que son, es un poco de carne de unas costillas secas, sin sabor, sin sal, y con un trastecito de “salsa BBQ” barata, comprada en algún lado y puesta a modo de humectador, pues el Pepito no me pasaba por la garganta…

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS

Los dueños de La Lechonera deberían hacer que su personal deje de presumir sus lechones, y deberían empezar por enseñarle a criar a los cerditos y luego mandarlo a aprender a cocinar cerdo, y luego, a emplatarlo, y luego, después de un tiempo

LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS
de buena práctica… si aprende bien, abrir un pequeño lugar donde no se compliquen tanto. Sólo hagan un buen cerdito, que los pobres lechones no merecen morir para acabar siendo tan poca cosa y tan mal preparada!!!!

Sí, oféndanse todo lo que quieran, y si leen este artículo, mejor, espero que nunca puedan digerirlo, como yo no pude digerir su comida seca y desabrida, que se les quede marcado para toda la vida, que sueñen con lechones vengadores y que les den pesadillas en la noche por el resto de sus vidas, pues por lo menos nosotros nos sentiremos un poco mejor al saber que nuestro dinero no valió la pena gastarlo en esa comida, pero ya que lo gastamos, por lo menos sirvió de algo!!!

Y si se lo preguntan, no, no tengo ni tendré remordimiento!!!

Calificación (del 1 al 10): 2


LA LECHONERA DE SATÉLITE, SU GRAN ENGAÑO Y SUS GOTERAS

Volver a la Portada de Logo Paperblog