Qué gran época para el cine iraní. Una mezcla de cine americano de thriller de acción y un toque más independiente que sabe manejar tensión y coreografías, eso y mucho más es "La ley de Teheran". La segunda película del iraní Saeed Roustayi se estrena en cines españoles el 24 de junio y sirve para reforzar su posición dentro del gran cine internacional. Después de un recorrido de cuatro años por festivales —en los que se sirvió de premios como el de la Crítica y Mejor película en el Festival de Reims 2021—, La ley de Teherán consigue ser un éxito en las taquillas iraníes y llama mucho la atención en el mercado internacional, dándole luz verde en el festival de Cannes para su siguiente trabajo.
La película se centra en un grave problema dentro de la historia política de Irán, cuando la justicia interpreta de igual manera ser pillado con unos gramos de droga o serlo con cientos de kilos: castigado con pena de muerte. Los narcotraficantes se aprovechan de la situación para sacar partido, dando lugar a un país con una de las tasas de toxicómanos más grande del mundo (unos 6 millones y medio, como sugiere el título en original: Metri Shesh Va Nim (Just 6’5)). 
En esta cinta, el policía Samad Majidi (Payman Maadi) sigue la pista del cabeza narcotraficante Nasser Khakhad (Navid Mohammadzadeh) a través del testimonio de narcotraficantes más pequeños, pero la guerra no termina cuando consigue atraparlo y la situación se complica para los personajes a través de un proceso judicial sorprendente. Qué pedazo de inicio se marca Roustayi, qué delicia de persecución, redada y juegos de cámara. Empieza tan bien que da miedo verla demasiado atentamente, por si se rompe. Pero no lo hace. Sorprende esta apuesta por el thriller para llevar a cabo una crítica social y de justicia y sorprende más por lo bien que funciona. La acción es trepidante en casi todo momento, salvo por pequeños diálogos o secuencias más calmadas, aunque poco importa porque sabe aprovechar lo que tiene.
Los personajes resultan verosímiles y profundos, llenos de contrastes y dilemas internos, y se ven agraciados por un guion estupendo y un gran trabajo por parte del reparto. No tienen nada que envidiar Payman Maadi o Navid Mohammadzadeh a las grandes estrellas de Hollywood.Para qué mentir: el planteamiento de La ley de Teherán, por interesante que sea, resulta muy arriesgado. Procesos burocráticos, casos penales, denuncias sociales… todo el cóctel podía dar nacimiento a un resultado soporífero y más adecuado para un documental social. Pero no, el equipo de esta película, empezando por el guion, sabe defender el terreno dramático/narrativo para crear una película digna de las expectativas del espectador (y más allá, si se trata de alguien que solo consume el cine de occidente por prejuicios). Es el tratamiento del guion, la producción de altísimo nivel y el resto de departamentos los que consiguen hacer que La ley de Teherán destaque en sí misma.
El villano no es tan detestable al final y se juega con la empatía y la profundidad para darle un mayor interés al personaje, que llega incluso a opacar a los policías en más de una ocasión. El equipo de antinarcóticos no se queda atrás, pues entre discusiones, violencia y decisiones cuestionables, roban el papel de bueno-no tan bueno que más me gusta. La trama también se formula de manera rebuscada (que no ilógica) para hacer reflexionar al espectador en todo momento. Hay una escena en la que el equipo de policías al fin encuentra a Nasser en su casa, pero el narcotraficante está inconsciente en su jacuzzi tras haber intentado suicidarse. Los policías rápido llaman a una ambulancia para salvarle la vida, siendo plenamente conscientes de que el sistema judicial sentenciará con casi toda seguridad una pena de muerte para el hombre después de un proceso duro. Las cuestiones ético-morales ayudan a entrar en el juego, pero si no se abandona es porque el campo está bien construido.La música escogida para la banda sonora y su planificación, así como el diseño de sonido, resultan ideales en muchos momentos. No puedo dejar de pensar en la escena en la que un niño hace acrobacias torpes con su cuerpo, calmándonos con sus movimientos y la melodía, mientras se desarrolla una de las escenas más tristes de la historia. Otros se hubieran centrado en los lloros o en la agresividad policial, quizás en los primerísimos primeros planos del personaje en cuestión, pero el equipo de La ley de Teherán va más allá, apostando por el contraste de contexto melodramático e imagen apaciguadora. Esto es pura planificación, es montaje desde el guion, es colocar al mismo nivel narrativo a todos los equipos del rodaje para sacarle el mayor jugo posible a la cinta que vemos en pantalla.
El ritmo trepidante que crea Saeed Roustayi es muy trabajado en el nivel de montaje, ajustando cada secuencia al tono adecuado y consiguiendo que 135 minutos parezcan 90.En definitiva, La ley de Teherán puede no ser la apuesta más evidente para visitar las salas de cine españolas el próximo 24 de junio, pero quien lo haga se va a llevar la excitación de un thriller policíaco algo diferente, de ritmo vertiginoso y a la vez reflexivo. A este guionista/director le queda mucho recorrido por delante. Una de las mejores opciones de este mes.
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- ##check## Lo bueno
- Un guion sólido y sin fisuras.
El uso óptimo de la tensión dramática (destacaría la escena en la que acuden a una casa para hacer una redada).
Visualmente atrapante. - ##times## Lo malo
- Pequeños momentos pueden saturar al espectador fanático de la acción pura.
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- Ambientación 8.5
- El diseño de los sets, la fotografía y todo el departamento de arte hacen que la ambientación de esta película sea única. Al fin y al cabo, hay que tener en cuenta, se trata de una producción muy “diferente” en cuanto a localización de lo que está acostumbrada a ver occidente, y saben trabajarlo para dar lo mejor de sí. El uso de contrastes entre moderno y clásico, ya solo en las casas o en la cárcel también llama mucho la atención.
- Desarrollo de Personajes 9.0
- Cómo me interesan los personajes de esta película. Empezando por Samad, que asegura a su esposa que se encargará solo de trabajos de oficina, pero que aprovecha la mínima ocasión para salir a la acción y atrapar a Nasser, convirtiéndose probablemente en comisario al hacerlo. Los dos tienen muchos problemas morales y ninguna solución a sus problemas parece fácil o adecuada. Verlos interactuar es fantástico, pero por sí mismos nunca dejan de brillar. Quizás la evolución no sea tan marcada como espera el espectador, pero los personajes son tan redondos y la acción los acompaña tan bien que poco importa eso.
- Argumento / Guion 9.5
- Era tan complicada la apuesta de esta película, que me cuesta no ponerle un diez. No lo pongo, quizás, por pequeños detalles que creo que podrían dar más de sí y por la poca representación femenina que hay. Por lo demás, el guion está muy trabajado y Saeed Roustayi le da vida de una manera muy íntima para lo grande que es.
- Banda Sonora 8.5
- El diseño de sonido está muy cuidado y la música muy bien escogida. Destaco de nuevo esa pequeña escena con el niño haciendo acrobacias en un momento muy duro. El trabajo de Peyman Yazdanian, compositor y pianista iraní, será recordado en esta película por su acierto (y eso que no soy mucho de música compuesta solo por teclas y hay bastante de esto).
- Entretenimiento 9.0
- Empieza con una persecución impresionante que resulta en un final todavía más espectacular. Y de ahí no baja casi nunca, aunque hay que reconocer que ciertas escenas sobre problemas burocráticos pueden llegar a desconectar con algún espectador durante breves momentos.
- Montaje / Innovación técnica 8.0
- Sigue patrones de montaje que ya existen; no es que inventen la rueda. Pero el montaje es uno de los principales componentes que crean el ritmo tan acelerado y excitante que encontramos en la película. Además, hay ciertos planos interesantes gracias a la gran producción que hay detrás.
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- Puntuación Total 9 / 10
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