Revista Coaching

La ley del vórtice

Por Maje


Las crisis encuentran salidas inesperadas y superadoras

LEY DEL VORTICE:
Las crisis encuentran salidas inesperadas y superadoras

Los momentos de caos e incertidumbre son oportunidades para mejorar nuestras vidas. Ser creativo implica abandonar las estructuras comúnmente conocidas para alcanzar una reorganización. Claudio Fabián Guevara

“Soltar todo y largarse, qué maravilla”. Silvio Rodríguez
¿Has experimentado cómo, casi por arte de magia, las crisis encuentran salidas inesperadas y superadoras?
El abandono de una pareja, el súbito desempleo, la pérdida del hogar o cualquier otra experiencia traumática pueden ser detonantes de un periodo de turbulencias donde todas las certidumbres que nos proporcionan seguridad se desintegran. El pánico gana nuestros corazones. Las estructuras se desploman, el caos nos envuelve.
Sin embargo, al cabo de un tiempo surge un nuevo modelo, una nueva forma se corporiza. La tormenta fue la oportunidad para un proceso de limpieza y crecimiento:

  • “Me echaron del trabajo, y ante la desesperación de no hallar empleo, comencé mi propio negocio. Hoy me va tan bien que agradezco que me hayan despedido”.
  • “Mi marido me abandonó sola con los chicos. Sufrí mucho, pero recuperé una relación maravillosa con mis hijos, que había descuidado en mi afán por retener a un hombre”.

Obsesionados por el control y cegados por la aparente seguridad de los órdenes cerrados, a menudo los humanos perdemos de vista las posibilidades que nos brindan la ambigüedad, el riesgo y el desorden propio de los momentos de crisis.
Krishnamurti sostuvo que en los momentos de gran incertidumbre, se produce una profunda apreciación creativa de la vida, y que esos momentos existen cada día. A cada momento tenemos la oportunidad de morir psicológicamente, abandonar hábitos mecánicos, prejuicios y creencias, y volver a nacer con una nueva percepción del mundo.
En el marco de la Teoría del Caos, la Ley del Vórtice nos habla de la creatividad de la naturaleza como un fenómeno de autoorganización. Es el mágico proceso por el cual el caos alumbra una forma, y surge orden del desorden.
Los vórtices son habituales en la naturaleza. Son el centro de los torbellinos, el punto alrededor del cual gira materia en un equilibrio dinámico. Son vórtices la mancha roja de Júpiter, el ojo de un huracán y el centro del remolino en un arroyo. Surgen de una zona caótica donde hay áreas moviéndose a diferentes velocidades, circuitos de retroalimentación y fuerzas contrapuestas. De esa turbulencia caótica surgen formas autoorganizadas, sistemas que se regulan a sí mismos.
Cada vórtice tiene una forma definida, pero está compuesto en realidad por el material que lo atraviesa. Es un sistema abierto de increíble complejidad.
Todos somos creativos
Somos parte de un mundo donde la materia se autoorganiza. El caos es la creatividad de la naturaleza. Muchas de las formas que vemos a diario son ejemplos de autoorganización: desde una bandada de pájaros hasta las formas que asume el agua al hervir en una olla.
Igual que los vórtices, nosotros estamos compuestos por los materiales que nos atraviesan y fluyen a través de nosotros. Somos lo que comemos, lo que respiramos y lo que experimentamos cada día. Nuestros cuerpos están invadidos por sistemas abiertos que permiten una respuesta creativa constante a los cambios ambientales. Por ejemplo, “nuestro cerebro se reorganiza al cambiar su sutil capacidad de conexión con cada acto de percepción”.
La Ley del Vórtice nos invita a pensar en los momentos de caos e incertidumbre como oportunidades creativas para mejorar nuestras vidas. Nuestros pensamientos están diseñados para mantenernos, esencialmente, en el lugar que conocemos, y así la sociedad se mantiene estable. Ciertos anclajes son necesarios, pero pueden ser terriblemente constrictivos si pensamos que son todo lo que la vida tiene para nosotros. Ir más allá de estas “zonas de confort” nos permite crecer y desarrollarnos.
Ser creativo implica darle la bienvenida a las catástrofes que nos hacen abandonar las estructuras comúnmente conocidas para alcanzar una reorganización creativa. Así como la psicoterapia invita al paciente a hacer asociaciones libres para entrar en contacto con el material caótico del subconsciente, explorar la incertidumbre implicar permitir que nuestras convicciones y construcciones mentales desaparezcan o se transformen.
Cuando le damos la bienvenida al desorden y la ambiguedad, experimentamos lo que los artistas de todos los tiempos viven en sus momentos creativos, y vemos cómo del caos surge algo nuevo.
Al contrario de que comúnmente se piensa, todos podemos ser creativos, no sólo los poetas y los locos. El psiquiatra David Sheiberg sostiene que los trastornos mentales, que se aparecen ante el ciudadano común como un rasgo caótico, son todo lo contrario: la mente se vuelve cerrada y rígida, impidiendo respuestas abiertas y creativas.
En busca de la verdad
Explorar la incertidumbre es ir en busca de la verdad. Krishnamurti descubrió a la verdad del siguiente modo: “La verdad no es un punto fijo. No es estática, no puede medirse con palabras. No es un concepto, una idea que pueda adquirirse. Cada uno debe hallarla a partir de las condiciones de su propia y única vida”.
Captar la verdad fue el deseo del pintor Paul Cezanne. Se afanó por plasmar en sus lienzos la verdad de lo que veía delante de sus ojos. Pero su técnica incluía mover ligeramente la cabeza ante su motivo, y de esa manera cambiar totalmente la escena. Cada cambio de perspectiva, por ligero que fuera, ponía en duda lo pintado anteriormente. Las pinturas de Cezanne son, en consecuencia, series de puntos de bifurcación de visión, lo que se ha dado en llamar “la duda de Cezanne”.

Las crisis encuentran salidas inesperadas y superadoras
Cuadro de Paul Cezanne
Cada momento de nuestras vidas es un punto de bifurcación. Tomamos por una calle, o por otra. Escogemos una entre diferentes opciones. Decimos que sí o que no a distintas ofertas, a menudo a partir de fórmulas fijas, infinitamente repetidas y que nos conducen por caminos rígidos y rutinarios.
La Ley del Vórtice nos anima a entrar en contacto con un movimiento de la verdad que cuestiona constantemente lo que vemos y pensamos sobre el mundo, que cambia la perspectiva de visión, abandona hábitos mecánicos, explora la incertidumbre y sacrifica lo que es familiar.
“La verdad y el caos están unidos. Vivir con dudas creativas significa entrar en el caos para describir que la verdad no puede medirse con palabras”.
Fuente: El Nuevo Cronista


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