Revista Opinión

La “Libertad de expresión” según quien, como, donde y cuando

Publicado el 01 abril 2017 por Alberto Garcia @ensurincon

el villano arrinconado, humor, chistes, reir, satira, Charlie Hebdo, libertad expresión


París, 11 de enero del 2015, todos eran: Je suis Charlie («Yo soy Charlie»)  en alusión al nombre del semanario satírico atacado.


Paris 2015, casi dos millones de personas se concentran en la capital de Francia. Todo son muestras de apoyo a la redacción del semanario satírico "Charlie Hebdo" (*), en cuyo ataque perdieron la vida doce personas.
En la manifestación, donde se encontraban los principales lideres políticos europeos entre ellos Mariano Rajoy, fue un grito por la libertad y la paz, una condena al terrorismo y un canto… a la libertad de expresión.
Es de agradecer la presencia de nuestro presidente como muestra de solidaridad y en defensa de determinados valores… entre ellos la libertad de expresión.
España 2017, comienzan los juicios y condenas de cárcel a particulares por comentarios, burlas y chistes difamatorios vertidos en la red social de Twitter, al ser interpretados como incitación al odio o apología del terrorismo. Rajoy no se manifiesta… por la libertad de expresión de estos particulares tan poco acertados.
Hay veces que la critica, el humor, la sátira, el cinismo, la difamación, la burla e incluso la apología de determinadas cosas, es menos arriesgado hacerlo con el paraguas protector de una empresa: en una revista o periódico, dentro de un programa televisión o en la ondas de una emisora de radio. Ejercerlo como particular, en la redes sociales o en otros medios, en bastante más arriesgado y al parecer punible.
Juzgar y condenar a un medio de comunicación por delitos similares, puede acarrear a un Gobierno efectos catastróficos… a un particular no, incluso puede ser ejemplarizante para el resto de la ciudadanía. Puede parecer perverso, y lo es.
(*) Este semanario satírico francés se fundó en 1992 y en principio tomó su nombre de una publicación satírica francesa de los setenta, llamada “Hara-kiri” (curiosamente “Hara-kiri” tuvo una edición española con ese mismo nombre y con el ilustrativo subtítulo de “Humor bestia y sangriento”. Eran tiempos donde el humor – también en España– se mezclaba con el sexo, la política y la religión de una manera obscena, irreverente y escandalosa… sin escandalizar a nadie). Una publicación totalmente incorrecta en todos los aspectos, si fuera publicada hoy.
El semanario, ya con su nombre actual, cobró relevancia internacional cuando se involucró en la controversia sobre las caricaturas de Mahoma en 2006. “Charlie Hebdo” republicó las caricaturas aparecidas en el periódico danés “Jyllands-Posten hacia febrero de 2006.
Fue el medio que publicó el manifiesto de doce intelectuales como Salman Rushdie o Bernard-Henri Lévy a favor de la libertad de expresión y en contra de la autocensura (1 de marzo) y fue demandado por autoridades islámicas francesas, acusándole de un delito de "injurias públicas contra un grupo de personas en razón de su religión". El juicio contra el director del semanario, Philippe Val, comenzó en febrero de 2007 y fue considerado una piedra de toque respecto a la libertad de expresión.
En la noche del 1 al 2 de noviembre de 2011, “Charlie Hebdo” fue atacado por presuntos islamistas radicales con un cóctel Molotov. Una semana más tarde, el periódico satírico publicó en portada una viñeta en la que un musulmán y un dibujante de Charlie Hebdo se besaban en la boca, con la leyenda «El amor es más fuerte que el odio». Lo peor estaba por llegar.
En la mañana del 7 de enero de 2015, dos hombres vestidos de negro y enmascarados portando fusiles automáticos, irrumpieron en la sede de “Charlie Hebdo” en París. Mataron a doce personas e hirieron de gravedad a otras cuatro. La rama yemení de Al Quaeda reivindicó el ataque «como venganza por el honor» del profeta Mahoma, fundador del islam El 11 de enero del mismo año, unos dos millones de personas, entre ellas más de 40 líderes mundiales participaron en París en una marcha por la unidad nacional, y 3,7 millones de personas se unieron a las manifestaciones en toda Francia. La frase: Je suis Charlie («Yo soy Charlie») fue un lema común de apoyo a las manifestaciones y en los medios sociales. Se condenaba de esta manera el terrorismo, se defendía la libertad, se reclamaba la paz y se ensalzaba… la libertad de expresión.

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