Revista Opinión

la libertad, las opciones y el futuro

Publicado el 25 enero 2020 por Carlosgu82

comencemos de esta manera:

«las mujeres siempre han estado oprimidas en el pasado. tan solo hacían las labores del hogar y la crianza de la prole», típico discurso feminista actual.

falso. como es de sobras sabido, las opciones en el pasado para cualquier persona de clase media y baja, eran muy limitadas. aquello de estudiar y hacer carrera universitaria, era solo cosa de la burguesía y las clases altas en general. a niveles sociales más bajos, las opciones disponibles consistían principalmente en labrar el campo de sol a sol, trabajar en una mina, quizás en talleres (artesanales en su mayoría) y fábricas en tiempos más recientes, o bien ponerse el delantal y estar en el hogar. ante esas expectativas, huelga decir que la gran mayoría de féminas optaban por la última opción. de hecho, cuando esas opciones se reducían todavía más, generalmente en guerras, eran las mujeres quienes iban a fábricas, o bien en atender la agricultura y ganadería, mientras los hombre acudían al conflicto. míticas son las escenas de mujeres en fábricas de obuses durante la primera guerra mundial, preparando los proyectiles de los cañones mientras sus hombres estaban en las trincheras, algo también se vio en mayoritariamente en EE.UU durante la segunda gran guerra, donde surgió la legendaria imagen de «Rosie, la remachadora».

«pero se ha luchado por la libertad de las personas a lo largo de la historia en general, la liberación de las mujeres en particular». otra falacia más. todo un burdo teatro para enmascarar que en realidad, todo viene de desajustes tecnológicos y sociales, provocados a partir de la segunda revolución industrial, con fecha fijada a primeros del siglo XIX, momento donde ¡oh sorpresa, qué «casualidad»! surge el feminismo de primera ola. es cuanto menos curioso ver, que aunque en menor número, hubo reinas en el pasado, de mujeres gobernantes con poder en sus manos para cambiar las cosas para sí mismas y el resto de féminas, pero sin embargo no lo hicieron, principalmente debido a que no sufrieron esos desajustes en sus tiempos. nacieron y murieron en unos tiempos donde se seguía yendo con un cubo a la plaza del pueblo a buscar agua, o de viajar a caballo de una parte a otra. no vivieron esa revolución tecnológica dada en los dos últimos siglos, no tenían una basta cantidad de opciones disponibles, tal como se vive en la actualidad.

«¿pero y la liberación sexual de las mujeres? ¿esa opresión de la mujer subyugada al hombre? de no ser más que un instrumento para la reproducción humana», se preguntarán quizás llegado a este punto. no hubo ninguna opresión ahí, más todavía cuando es de sobras sabido que las mujeres acostumbran a tener «la sartén cogida por el mango» (que son quienes tienen la toma de decisiones), en cuanto a cuestiones hogareñas se refiere. esa supuesta liberación viene dada cuando en la década de 1950 se automatizó la fabricación del profiláctico, para su distribución mundial en la década siguiente, unos años ’60 donde ¡oh sorpresa de nuevo, qué casualidad»! surgió el feminismo de segunda ola y posterior auge. el evitar embarazos no deseados, sumado a los avances médicos en cuanto al tratamiento de las ETS, permitió no solo a las mujeres, también a los hombres, el poder «soltarse el pelo». aparte es de sentido común (el menos común de nuestros sentidos). suponiendo la hipotética situación, a modo de prueba y durante un año entero, donde las autoridades dijesen: «se retiran TODOS los anticonceptivos y antibióticos del mercado». ante ese panorama, se reduciría las opciones de tal manera, que ante la expectativa de contraer el papiloma humano (VPH), la herpes o incluso el sida (VIH), amén a los embarazos no deseados, que aumentarían desproporcionalmente, con o sin el resto de libertades, toda persona de buen seguro se volvería a «recoger el pelo». desaparecería el poliamor e infidelidades como tanto abunda hoy día, haciendo que toda persona se volviese santa y pura.

todo depende del número de opciones disponibles para cada persona. ahí radicará su libertad, en su libre albedrio y toma de decisiones personal, siendo directamente proporcional lo uno con lo otro. cuando el abánico de opciones sea amplio, mayor será la libertad disponible y viceversa. en la actualidad, el número de opciones disponibles es descomunal, estas se están reduciendo sobremanera, principalmente a que la tecnología, donde cada vez está reemplazando más y más al ser humano. algunas ideologías impuestas también limitan el número de opciones (libertades), como fue el caso en España de las azafatas de la Formula uno. llegado a ese punto, con las opciones individuales cada vez más escasas, tan solo se pueden augurar dos caminos en un futuro próximo:

bien sea volviendo a la vieja usanza donde, si bien habrá hombres también, las mujeres regresarían en un alto porcentaje al tema del hogar, por un lado promovido con el constante bombardeo actual de los movimientos pro-vida y el «terror» de la baja natalidad, de la falta en población de reemplazo, además de por otro incrementado por el cada vez mayor reducido número de opciones para las féminas (por ejemplo, cajeras de supermercado, trabajo mayoritariamente ejercido por mujeres, será un empleo que desaparecerá en breves años). la natalidad se estabilizará.

o bien, el camino más probable y donde apuesta aquí el autor:

la sociedad aceptará y asumirá estos cambios, la legendaria capacidad de adaptación del ser humano saldrá a la luz de nuevo, para adaptarse a todo esto, siendo la población global cada vez menor, mientras las máquinas y la tecnología en general nos reemplazan, de mientras ñla natalidad irá a cada vez más a la baja, yendo por la senda de la poligamia, quedando la monogamia como algo secundario y para personas «conformistas», no muy dadas al éxito en el mercado de citas.

cual quiera que sea el futuro, no hay nada seguro hoy día. este todavía está por ver…


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