Revista Cine

La librería del señor Livingstone. Mónica Gutiérrez.

Publicado el 13 marzo 2018 por Meg @CazaEstrellas

"Todos los seres humanos necesitan alguna vez creer en la bondad de sus destinos".
La librería del señor Livingstone. Mónica Gutiérrez.
A estas alturas de la película, Mónica Gutiérrez requiere poca presentación. Hace ya unos años que su faceta de autora irrumpió en nuestras vidas  con sus novelas "feelgood",  unos títulos que siempre tienen buena acogida y que  garantizan horas de entretenimiento con muy buenas sensaciones y final feliz. Por eso, cuando supe de la existencia de "La librería del señor Livingstone", no dudé en hacerme con él y reservarlo para el momento adecuado. Y así sucedió: su turno llegó tras un par de lecturas muy intensas. 
Viajamos a Londres. Por un lado, conocemos a Edward Livingstone, un tipo algo arisco, gruñón y misántropo que, paradójicamente, ostenta la propiedad de una librería que tiene todo el encanto del que él, a priori, carece: se trata de Moonlight books, un lugar mágico en el que, además de libros, pueden contemplarse la luna y las estrellas al disponer de un enorme techo de cristal. El librero disfruta de los libros ilustrados como los de Benjamin Lacombe (quién lo iba a decir), de los clásicos y no tan clásicos, de las ediciones únicas. Es un hombre que entiende mejor los libros que a los humanos.
 Por otro lado,  conocemos a Agnes Martí, una apasionada arqueóloga que ha dejado su ciudad natal (Barcelona) para ir a Londres en busca de una oportunidad laboral que no llega. Por eso, cuando el destino pone a su alcance la oportunidad de ser aprendiz de librera en Moonlight books con el peculiar señor Livingstone, aceptará el reto, cambiando su vida de forma inesperada y descubriendo, entre otras cosas, que lo que la define va mucho más allá de su título universitario.
A partir de aquí  conoceremos a los secundarios entrañables: un escritor novel, una lectora/vecina algo obsesiva,  una editora muy especial, un niño entrañable lector voraz al que su madre abogada no le dedica todo el tiempo que debería...
Estamos ante un libro divertido, irónico, tierno, romántico. Mónica rinde homenaje a los libros en general y a sus gustos literarios  en particular mediante citas, guiños constantes, el nombre de los personajes etc. Pero no solo es un homenaje a la literatura, sino también a otras pasiones y debilidades de la autora:  la Historia y lo british. También conoceremos aquello que no le agrada tanto (la abogacía o Henry James, por ejemplo).
Me ha gustado reencontrame con la autora en esta historia amable que reivindica la atención a las pequeñas cosas que nos ofrece el destino y  en las que muchas veces no reparamos, porque a menudo el hallazgo de la felicidad tiene lugar en momentos o situaciones inesperadas.

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