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La llave - Junichirō Tanizaki

Publicado el 08 julio 2014 por Rusta @RustaDevoradora

La llave - Junichirō TanizakiEdición: Siruela, 2014 (trad. Keiko Takahashi y Jordi Fibla)Páginas: 120ISBN: 9788415937494Precio: 16,95 €
La llave - Junichirō TanizakiLos escritores orientales siempre han tenido una habilidad singular para hablar del deseo sexual sin el lastre que la moral cristiana supone para la libre expresión de este tema. Junichirō Tanizaki(Tokio, 1886-Yugawara, 1965) —uno de los autores nipones más importantes del siglo XX, junto con Yasunari Kawabata, Kōbō Abe, Ōgai Mori y Natsume Sōseki, entre otros— lo plantea en una de sus últimas obras, La llave (1956), una historia controvertida sobre la búsqueda de placer por parte de un matrimonio de mediana edad en los años cincuenta. La novela, que causó una gran polémica cuando se publicó, se sirve, además, de las mentiras, los celos y las infidelidades, unos ingredientes que ponen de relieve el riesgo que conllevan estas prácticas.La originalidad formal del libro reside en la narración a modo de fragmentos de diario de los dos cónyuges, que cuentan su particular visión de sus relaciones sexuales. El marido, de quien no se desvela el nombre, es un hombre cincuentón que empieza a padecer problemas de salud. Su esposa Ikuko, diez años más joven, siente un ardor apasionado, pero lo contiene porque ha recibido una educación rígida y tradicional. Esto es lo que su marido quiere combatir, por eso relata sus fantasías por escrito. Sin embargo, ninguno reconoce leer el diario del otro, aunque los dos sospechan que su pareja ha leído el suyo y, de hecho, se producen cambios en sus encuentros íntimos. Tanizaki plantea un juego ambigüedad y secretos, de una sutileza exquisita, en el que invita a leer entre líneas para desentrañar lo que de verdad ocurre entre ambos.La llave - Junichirō Tanizaki
Pero el matrimonio no está solo: la hija, una chica aparentemente acomplejada por tener una madre más atractiva que ella, y su pretendiente, el apuesto Kimura, completan el cuadro. Las cenas del grupo actúan como un preámbulo de los placeres nocturnos del matrimonio; y en esto Kimura ocupa un papel fundamental, porque el marido tiene celos de él. La actitud de la hija, que cada vez se aleja más de la familia, refuerza los motivos para creer que podría haber algo entre Ikuko y Kimura. Ellos dos, junto con el marido, conforman un triángulo un tanto atípico por la presencia de la hija, que a ratos parece un mero testigo de los hechos, pero su rol, como era de esperar en un narrador de la talla de Tanizaki, tiene un significado que no se comprende del todo hasta el final.La llave - Junichirō TanizakiBajo este despliegue de erotismo, no obstante, el autor hace también un agudo retrato psicológico de los personajes, que aprovecha la confusión generada por sus diarios para dejar entrever el lado perverso de la naturaleza humana. El hombre que, a pesar de sus achaques, se empeña en estimular el voyeurismo, el fetichismo y otros placeres en sus relaciones con Ikuko; la esposa tradicional, recatada, pero a la vez sigilosa, inteligente, calculadora. De Kimura y la hija también se trazan perfiles interesantes; sin embargo, es necesario señalar que solo se les conoce a través de los diarios del matrimonio, no por ellos mismos, y esto forma parte del juego, porque la mirada individual, cuando se presenta de forma tan subjetiva como en unos apuntes personales, no siempre logra captar con exactitud la personalidad del otro.

La llave - Junichirō Tanizaki

Junichirō Tanizaki

La relación de Ikuko y su marido se desvela tan íntima como distante, por las confesiones vertidas en los diarios y por las dudas que generan; y tan sensual como oscura, porque lo que comienza como una aventura excitante pronto adquiere un trasfondo lóbrego, inseparable de ese juego erótico. La llave destila perspicacia e ironía, pasión y perversión, con un entramado que aprovecha los recursos de la confusión (¿Es Ikuko tan correcta como dice ser? ¿Qué representa la hija en este embrollo?) para proponer una lectura estimulante que aporta una visión atrevida sobre las crisis matrimoniales y el placer sexual. En una palabra: brutal.Gracias a Jorge por la recomendación.Las imágenes corresponden a una adaptación de la novela al cine: Kagi (1959), dirigida por Kon Ichikawa.

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