Revista Cultura y Ocio

La lluvia antes de caer. Jonathan Coe

Publicado el 07 marzo 2011 por Carmina
La lluvia antes de caer. Jonathan Coe
Esta es una de las obras que yo elegí tras ver las reseñas de Isi y de Bookworm, había cosas que me atraían y cosas que me repelían de ella, sin embargo puse la balanza y ganó la parte positiva, así que me enfrenté en ella como lo hubiera hecho con un lienzo en blanco, buscando llenarlo de sensaciones, borrando los prejuicios que hubiera podido contraer al leer reseñas en la red. Pocas veces me enfrentó a una lectura sin saber nada de ella, sin embargo esta es una de las que me hubiera gustado encarar de esta forma, sin nada que entorpeciera su lectura.
Jonathan Coe es un escritor magistral, que sabe manejar la estructura de la narración, con una gran riqueza de vocabulario y de matices, y que lo despliega en esta obra que tardó mucho tiempo en escribir... porque una cosa es tener una idea genial, los ingredientes perfectos para una buena novela y otra muy distinta saber plasmar esas bases en papel, para que el resultado sea algo perfecto. Mientras llegaba la inspiración para escribirla, mientras este autor que se encontraba en pañales maduraba, se dedicó a escribir novelas de humor, y por lo visto el género se le dio tan bien como este retrato social.
La narradora de esta historia, de mujeres aunque yo no diría que para mujeres, es Rosamond una mujer rebelde, muy peculiar, que a lo largo de su vida se ha encontrado con muchas dificultades, con amores, desamores, problemas buscados y otros encontrados a medio camino. No es fácil ser lesbiana en la Inglaterra de los años cuarenta, ser una niña y darte cuenta de que no eres como las demás, que los chicos no te interesan ni lo más mínimo, más bien tu misma eres un chicazo, sin nada de gracia ni garbo.
Esta mujer valiente, que se achica ante pocas cosas, ante la inminencia de su muerte busca redimir un poco a su familia, y se propone la empresa de contarle a Imogen una chica ciega que ha sido apartada de su familia, la historia de esta, porqué las cosas sucedieron de la forma que sucedieron y porqué ella piensa que es el último eslabón de la historia familiar , que viene a redimir a las mujeres de su familia.
Dije antes que es una historia de mujeres, en la que los hombres poco menos que son floreros y no por la condición lesbica de su narradora, si no porque estos más bien son los causantes de las desgracias que se van sucediendo, bien por acción o por omisión. La idea es brillante mediante la selección de 20 fotografías Rosamond le va contando a esta niña ciega la historia de toda una generación de mujeres, que no es más que su propia historia, Ivi, Beatrix, Thea, y la propia Imogen, mujeres al menos la tres primeras marcadas por la falta de cariño desde la más tierna infancia, mujeres que no supieron romper el circulo vicioso y que cada una de ellas era más incapaz que la anterior de querer, como si tuvieran atrofiado ese sentimiento de la maternidad hacia su descendencia femenina. La estructura es muy parecida en todos los capítulos, un descripción de la fotografía una veces pormenorizada, otras más somera y las sensaciones que desencadenan en Rosamond, acompañada de una pequeña historia para ir contando a la niña, ahora ya mujer quienes fueron su bisabuela, su abuela y su madre, y también contándonos su historia puesto que se entrecruza. Aprovecha las fotografías Cohen para hacer un retrato de la cambiante Inglaterra, en los años cuarenta con la amenaza de la guerra y la evacuación de muchos niños hacia la zona campestre, en los años cincuenta y esos cambios que no dejan todavía explotar la revolución, los sesenta vacaciones en la playa, los constantes cambios, la convivencia entre lo nuevo y lo viejo, la rebeldía juvenil, los setenta, música, caravanas, vida bohemia.... todo ello paso a paso, de la mano de una mujer que sabe que no le queda mucho tiempo de vida y graba unas cintas para una niña que hace mucho que dejó de ver. Aunque apunta el tema lésbico lo hace con una elegancia que no se encuentra en las publicaciones actuales en las que tratan la temática, Rosamond no lo pregonaba a los cuatro vientos, pero tampoco lo escondía, amó y fue amada, sufrió de desamor y rehizo su vida, todo con mucha normalidad, era una mujer reservada, sin embargo le abre su alma a una persona que le fue arrebatada muy pronto. Sin embargo esta no es la única trama, aunque si la principal. Al principio de la novela sabemos que Rosamond ha muerto, todo parece indicar que de muerte natural, ¿Pero será así?, su sobrina Gill es la albacea, y se tiene que enfrentar a una casa fría e inhóspita, más ahora que la tía y no esta, sus recuerdos también se desencadenan, con unas descripciones preciosas de las sensaciones que tiene al llegar esa tarde al pueblo. Al entrar en casa se encuentra con las pocas pertenencias de la anciana que les ha legado a ella y a su hermano, pero también unas cintas y un encargo, encontrar a Imogen y entregárselas. La tarea pronto se revela infructuosa y ante la impotencia de encontrar a la destinataria son Gill y sus hijas quienes escuchan las cintas. La cadencia de la voz de la mujer enferma las atrapa, la gravedad de lo que se cuenta en ellas las envuelve, a pesar de todo no cejan de buscar a Imogen... "El pueblo, cuyas casas Gill recordaba de su infancia pintadas en colores muy vivos, eran de un gris deslavado. Y el cielo tan azul de aquellos recuerdos, milagrosamente conservados entre miles de transparencias, se reducía ahora a una hoja en blanco que no te decía nada. Contra aquel fondo monocolor, grupos de sicómoros oscuros y coníferas verdosas se mecían con la brisa, y aquel murmullo de sus hojas era el único sonido que quebraba el rumor constante del tráfico lejano"· El secreto de donde esta Imogen lo desvela su propia madre Thea, una niña marcada por el desamor tanto en la familia como fuera de ella, una mujer que no supo hacer las cosas bien porque se metió en un mundo bohemio, absurdo, dominado por la música y las drogas, una mujer que recapacita y cuando quiere hacer las cosas bien se da cuenta de que ya es demasiado tarde, y es ella quien termina de contarnos la historia que Rosamond no puede porque la desconoce... Pasado y presente se entremezclan de una forma magistral, conocemos detalles de la vida de Gill y de sus hijas, no todo es oro lo que reluce, así que también traza un ligero retrato de la sociedad actual, Thea aparece en los recuerdos de Rosamond, pero también toma voz en la novela para acabar de encajar las piezas que faltaban en el tablero, sabemos detalles que la propia Rosamond ignoraba. El titulo del libro viene resumido en un pequeño párrafo donde una niña despierta y excepcional, una niña todavía no contaminada por el desamor hace una reflexión preciosa, creo que este será uno de los párrafos más destacados del libro, pero es que merece la pena y mucho, y a riesgo de repetirme no puedo resistir la tentación de compartirlo con vosotros, aunque como es largo lo iré acotando. "No me importa que llueva en verano. Hasta me gusta. Es mi lluvia favorita. "¿Tu lluvia favorita?" dijo Thea. Recuerdo que frunció el ceño sopesando aquellas palabras, y di luego exclamó: "Pues la mía es la lluvia antes de caer" (...) Pero cielo la lluvia antes de caer, en realidad no es lluvia. Y Thea me dijo ¿y entonces que es? (...) Humedad en las nubes. (...) Ya sé que no existe, dijo. Por eso es mi favorita. Porque no hace falta que algo sea de verdad para hacerte feliz ¿no?." Tengo que reconocer que a veces me impacientaba con ciertas descripciones, que en un principio me parecían absurdas y que después eran pieza indispensable en ese grandioso mecano que Coe ha construido, y que entiendo que no le fuera fácil de escribir, ni de encontrar el tono, ni mucho menos la forma, pero que como todo llega en esta vida, al final ha creado una obra intimista, que retrata a toda una generación de mujeres, y el tiempo en el que vivieron. Fueron mujeres rebeldes, que se forjaron a si mismas que fueron incapaces de dar amor a los suyos y lo desperdiciaban a mano llenas con gente que les terminaban haciendo daño... Una obra para leer y disfrutar, para tomar a pequeños sorbos, para reflexionar y sobre todo para recomendar.

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