Revista Insólito

La mano de dios

Publicado el 13 julio 2013 por Monpalentina @FFroi
La mano de dios Froilán De Lózar
Publicista
La pelusa, según el diccionario de sinónimos, es vello, bozo, pelusilla, lanugo, pelillo, hebra. El "Pelusa" fue un futbolista que el Barcelona compró en 1982 por 1200 millones y que luego le ayudaría a ganar una Copa de Liga. La pelusa es también sinónimo de envidia y celos, como los que debieron sentir sus cuatro hermanas cuando su madre Tota exclamó: ¡¡Este es un macho!! 
Diego Armando Maradona, "El Pelusa", fue el futbolista que le ayudó a ganar al Nápoles dos títulos de Liga,. una copa de la UEFA y una supercopa italiana y fue, nadie puede negarlo, el más genial de la década de los ochenta.

 Cuando hace unas semanas anunciaba su retirada definitiva del fútbol, mientras buscaba su historia en los archivos, dos cosas me habían quedado claras: la oscura etapa de la droga y su dominio de la pelota. El calvario de Diego comenzó en Barcelona y debió matarle un poco la compañía de Claudio D'amato, traficante encarcelado en Francia y una de las personas en torno a la que se abrió el restaurante "Corrientes 348". En 1984 colabora en una campaña antidroga de la Generalitat y tres años más tarde, ya jugando en el Nápoles, su nombre aparece vinculado a la familia Giuliano, relacionada con los ambientes mafiosos de aquella localidad. La gran final en el mundial de México, 1986, donde el macho de Tota vuelve a revivir futbolísticamente y con cuyo triunfo se curan de las heridas que Inglaterra les infringió en la guerra de las Malvinas, hace que vuelva un poco a la sombra la parte más oscura de este pibe. El 8 de Noviembre de 1989, el obispado le impide celebrar la boda en la Catedral de Buenos Aires, pero eso no quita para que "el viejo boludo" -como él mismo se definió en 1986- le tome a Claudia por esposa y se gaste 200 millones de pesetas (buena parte de ellos en cocaína) para más de un millar de invitados.

La mano de dios  La prensa italiana tituló después de un control antidoping: "¡Diego, pipí con droga!" y Maradona, presionado por todas partes, vuelve a Argentina haciendo gala de su pasaporte diplomático y de su título de Embajador de la UNICEF, otorgado el 11 de mayo de 1980 por el presidente argentino Carlos Menem. A este hombre de oro, que en un breve espacio de tiempo compró quince televisores, un Rolls Royce, dos Ferraris, dos Mercedes, un BMW y una Renault Espace; que llevó hasta los extremos la ostentación de su poder, que organizó orgías propias de los emperadores; a este hombre resulta que le catapultó un sobrecito de sustancia. Y del dominio de sus pies, que despertó los más enfervorecidos comentarios, incluso de grandes escritores, queda un montón de barro cuando un día apareció ante los ojos de sus propios paisanos en un estado catatónico, con la mirada perdida y el pensamiento en quién sabe qué lejanos paraísos. El poeta palestino Mahamud Darwish le dejó escrito una máxima que resumo:

"... Y ¡goooool! Maradona se santigua. Besa el suelo. Se alza. Le rodean. Se libera y pasa como un sonido".  El periódico Deia recordaba hace unos días aquel 24 de septiembre, cuando Andoni Goikoetxea lesionó al argentino en el "Camp Nou", ahora que el pibe sse retira. Cuando nació, su madre supo que iba a ser futbolista. El mejor. Nadie le habló del riesgo que implicaba vivir a una velocidad sin límite. "Cuando me retire, será otra cosa. Para entonces quiero vivir, dar todo a mis nenas, ir al fútbol, al boxeo... ¡Sabré ser Maradona!".
@Crónicas Fin de Siglo. @Froilán de Lózar para Diario Palentino



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