Revista Comunicación

La máquina de picar carne y otras miserias del periodismo

Publicado el 15 octubre 2010 por Felipe @azulmanchego
MAL QUE NOS pese, los medios de comunicación nos hemos convertido en eso, en una trituradora, una máquina implacable que trabaja sin descanso y que nunca repara en el posible daño causado a las personas objeto de una información. No somos jueces, pero juzgamos; no somos policías, pero detenemos, aunque no seamos nosotros los que llevemos los grilletes. Somos tan dados a crear animales mediáticos como a derribarlos cuando, de tanto manosearlos, nos hemos hartado de ellos.
Viene todo esto a cuento, aunque no sólo, de la muerte de Antonio Puerta. Su abogado, Fernando Pamos, ha dicho que el agresor de Jesús Neira era "un animal acorralado" que no pudo reponerse de su adicción a las drogas tras verse "involucrado en una guerra de medios". "Una orgía acusatoria en la que todo ha valido" y que como estrambote final nos deja la miserable actuación de la residente del piso, cerca de Capitán Haya, en el que murió Puerta y a la que le faltó tiempo para buscarse un representante con el fin de comercializar su "exclusiva". Si los que gobiernan los medios fueran conscientes de que este camino nos aleja de los destinatarios de nuestra información, otro gallo nos cantaría.
El monstruo del periodismo espectáculo nunca se cansa, nunca tiene suficiente, es insaciable, siempre quiere más y ahí estamos nosotros, solícitos, para dar de comer a la bestia.

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