Revista Cultura y Ocio

La metáfora del cerco

Publicado el 15 febrero 2017 por María Bertoni
La metáfora del cercoCerco o Cercos todavía no tiene fecha de estreno en las salas argentinas.

Aunque les dieron prioridad a otras candidatas al Oscar, nuestros distribuidores y exhibidores seguro acordaron para 2017 el estreno comercial de Fences, que compite en las categorías Mejor Película, Mejor Guión Adaptado, Mejor Actor Protagónico, Mejor Actriz Secundaria. Acaso pensaron en el interés que eventualmente despiertan el debut de Denzel Washington como director y la oportunidad de reencuentro con la siempre acertada Viola Davis. La fecha de desembarco local estará más o menos cerca del domingo 26 de febrero, según la performance alcanzada en la entrega de las estatuillas doradas.

La revista Variety fue uno de los medios estadounidenses que a mediados de 2016 anunciaron el entonces proyecto de adaptar la obra de teatro homónima. En este breve informe, el periodista Dave McNary contó que Washington y Davis protagonizaron la pieza original de August Wilson en 2010, y que aquel trabajo le valió un premio Tony a cada uno.

Según el presidente de Paramount Pictures, Brad Grey, Washington declaró “durante años” su amor por Fences. De ahí la decisión de convocarlo a dirigir -y de paso protagonizar- la versión cinematográfica.

Fences está ambientada en los Estados Unidos de la década del ’50. La mayor parte de la acción transcurre en la casa de un recolector de basura y jugador de baseball frustrado. La construcción de la cerca mencionada en el título avanza a la par de las fluctuaciones que el protagonista experimenta en su relación con su esposa e hijos, y mientras intenta repasar su pasado, digerir su presente y mantener a raya a la Muerte.

Algunos espectadores encontrarán en la metáfora del cerco una alusión a la actualidad norteamericana. Concretamente a la obsesión del Presidente Donald Trump por el muro erigido en la frontera con México.

Atención al dato sensible para el público en general y para más de un miembro del honorable jurado de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas con sede en Los Ángeles: el mismo August Wilson escribió la adaptación que terminó en 2005, poco antes de morir.

Quizás al dramaturgo nacido en Pittsburgh le costó versionar su obra; quizás Washington temió traicionar la esencia de la pieza original. Barajamos estas dos hipótesis quienes identificamos un solo recurso cinematográfico al servicio del proyecto de adaptación (el uso de diversos tipos de plano) y además padecimos los monólogos verborrágicos que el protagonista vocifera en distintos tramos del film, sobre todo al principio.


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