Revista Coaching

La “midorexia”

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

LA “MIDOREXIA”

Dicen que los 40 son ahora... los nuevos joviales 20, los 50... los dinámicos 30, los 60... los interesantes 40 y los 70... los atractivos 50. Veinte años ganados a unas contemporáneas vidas cuyo carácter no tanto debería ser biológico (que lo es) como cabal, algo todavía por demostrar. Y esto, ¿para bien o para mal…?

Para bien porque afrontar la segunda parte de nuestra biografía con posibilidades y aspiraciones de desarrollo personal es la mejor terapia para retrasar la vejez y vivir más. Para mal porque, muy a pesar de la publicidad, no siempre seguir el modelo juvenil es lo que corresponde con una etapa vivencial que debería mirar más hacia la constructiva serenidad que a la atropellada búsqueda adolescente de una nueva identidad personal.

La “Midorexia”, esa obsesión por disfrazar la última mitad de la vida, parece que invade la actualidad de muchos de los maduros y maduras que intentan falsificar su carnet de identidad. Personas a las que la sociedad actual les ha regalado una peligrosa (por lo a veces ridícula) segunda oportunidad con patente para desvariar. Individuos que aprovechan una supuesta vitalidad juvenil conseguida por el bisturí y las nuevas costumbres de cuidado personal para replicar los gustos de sus hijos en la moda, la música, las películas y hasta en la pareja sentimental. Todo por un imposible continuar siendo “jóvenes” a la manera de los jóvenes, instalados en una ajena mocedad de Instagram pero sin Photoshop mental.

Además, la Midorexia no es algo que solo afecta a quien se encuentra en esa edad pues sus gustos en forma de consumos han generado lo que hoy se llama “la economía de la longevidad”, cuyos ávidos intereses comerciales están tejiendo tantas redes de sugestión comunicacional que casi con seguridad a todos los maduros nos lleguen a atrapar.

Por el momento, a menos de un par de meses para cumplir los 56, mi reciente consecución de un récord mundial (Marathon-15%) parece que me abre de par en par las puertas del reino de una Midorexia personal de manual, aunque proclamo que no las traspasaré pues no deseo revivir mi insustancial juventud y por ello hace años ya me vacuné de esta enfermedad…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro


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