Revista América Latina

La Mina

Publicado el 02 septiembre 2010 por Zeuxis
La Mina
Exclusiva: primera entrevista documental sobre la tragedia de los mineros atrapados.

Noticiero Profecía - Y cuéntenos. Cuál fue el mejor Reality show que se vivió en aquella época.
Michel de San José - Hubo muchos, la verdad cada dictador buscaba mantener la sociedad hipnotizada bajo el furor enfermizo de una propuesta consumible y chatarra que homogenizara el pensamiento colectivo hacia situaciones humanas recurrentes.
N. P.: - ¿Cómo es eso?, explíquenos un poco sobre este aspecto con más detalle, por favor.
M.S.J.: - Sí, por supuesto, verá, En el mundo que me tocó sobrevivir había muchos desequilibrios y necesidades, todos los países por más que se vistieran de gala, sufrían espasmos intestinos que oscilaban entre la guerra de poder económico y territorial tranzado por el control político. Espero se comprenda mi lenguaje poético, debo disculparme, de antemano y advertir que soy miembro de una sociedad trágica, y que como bien recordará usted, el lenguaje natural de las sociedades trágicas, es la poesía.
N. P.: - No hay problema, a pesar de ser un idioma en desuso, tenemos un traductor simultáneo perteneciente a la vieja guardia e invitado hoy a nuestro programa. Siga, qué consecuencias traía consigo dicha trilogía.
M.S.J.: - Ah!, sí, pues que todo se convertía en un ciclo: la economía había que controlarla por medio de la ley pero esta debía legitimarse a través de un tipo de violencia que permitiera a cada país mantener su soberanía. Éramos, muy cortos de vista en cuestión de gestión axiológica y moral. No habíamos logrado concebir un gobierno mundial, ni tampoco referencias a territorios culturales abastecedores. La verdad, todos queríamos joder de alguna manera al vecino. La cuestión era sencilla, nuestros dirigentes se hacían ancianos en sus tronos reformulando la guerra y consumiendo todos los recursos de sus naciones. No obstante, era necesario mantener cierta ilusión de seguridad y tranquilidad al interior de cada cultura. ¿Me hago entender?
N. P.: - Claro, ja, ja, ja, siga.
M.S.J.: - La gente moría de hambre, no había empleos, quienes se percataban de los desequilibrios, comenzaban más guerras en lugar de aportar soluciones y en consecuencia el mundo parecía convertirse en un vertiginoso desastre.
Pero los consejeros de cada gobierno encontraron una forma para mantener a la sociedad pasmada.
Se basaron en la ley de ilusión de satisfacción de deseos. Así fue como nacieron los realitys que luego se reprodujeron por el mundo entero como shows; a decir verdad, eran plataformas de distracción.
Uno de los más grandes realitys ocurrió después del otoño del Patriarca.
Meses después de que don Seba subiera al poder, algunos intelectuales comenzaron a señalar el gusano en la manzana. Si el Patriarca había sido un asesino natural, un depredador; don Seba era un carroñero, el más grande.
El primero había matado, desaparecido y torturado para abastecerse de poder y fortuna, Don Seba, tenía también un oscuro secreto que se basaba en el asesinato radical del emprendimiento, el era el único emprendedor, El país ya era suyo antes de ser dirigente.
N. P.: - ¿Afirma usted que a don Seba no le era necesario ser presidente?
M.S.J.: - No, no digo eso, digo que gobernaba sin tener el título, que de alguna forma eso, en su caso, era una gran limitación a pesar de tener casi todo; esa necesidad fue lo que lo apeó a promover el circo que lo llevaría a ganar las elecciones. Pero deje que le explique sobre los realitys.
N. P.: - Por supuesto, prosiga, la noche es suya.
M.S.J.: - Cuando los intelectuales comenzaron a sacarle los trapitos al sol, los consejeros de don Seba, decidieron canalizar la atención de las personas en otra dirección. Fue así como nació La Mina.
N. P.: - Vaaaaya!, fabuloso!, se ve que usted conoció bien toda la situación.
M.S.J.: - Un poco.
N. P.: - Pero, cuéntenos, ¿por qué ese reality show, la Mina, logra consolidarse como el más importante?; si seguimos su teoría, todos los países utilizaron el reality show con las mismas intenciones.
M.S.J.: -Exacto, me ha entendido. A este punto quería llegar. Mire usted, la cuestión está en que me preguntó cual fue el mejor reality. Pues bien, la Mina lo fue todo.
N. P.: - Por qué dice eso?, acaso Gran Hermano no tuvo acogida casi durante más de una década estableciéndose con un porcentaje muy alto de riting. ¿Cómo es posible que un reality, que apenas duró dos meses, sobrepase el formato que le formulo?
M.S.J.: - Verá. Gran Hermano se basaba en la magia de recrear la convivencia humana en espacios unisociables; en un mismo espacio hacia convivir a personas desconocidas que iban demostrando las fases normales del comportamiento humano dentro de las dinámicas de convivencia. Así, las familias eran un espejo de dicha convivencia, llegar a casa constituía llegar a ver un programa que de alguna manera nos hablara de nosotros mismos, era asomarse a un espejo.
La Mina No. La Mina se estableció en la oscuridad, en el subsuelo y su intención era causar solidaridad, empatía por la condición humana, era finalmente, para decirlo con las palabras que merece, creado para crear compasión y, lo más importante sobre todo, ilusión de paternalismo.
Así la imagen oscura de don Seba se iluminó y la sociedad comenzó a quererlo y adorarlo.
Todo sucedió demasiado rápido, nadie de nosotros supo como fue que se clasificaron los perfiles de los mineros. El caso es que a la mitad del mes, el show ya había comenzado.
El primer efecto fue la conmoción. El show nació espontáneamente a partir de una noticia, se sumergió a la sociedad completa en un drama.
Treinta mineros habían quedado atrapados en las entrañas de la tierra, un derrumbe en la boca del socavón los había atrapado sin salida alguna.
¿Empieza usted a ver lo complejo del asunto y porque fue más impactante?
N. P.: - Si, la tragedia une y genera más expectación en los espectadores, todavía más que el esnobismo producido por medios de entretenimiento pero, esto es un arma de doble filo, la tragedia se convierte se convierte también en esnobismo.
M.S.J.: - Usted lo ha dicho. En Gran Hermano todo parece controlado, las cámaras muestran situaciones que no están alteradas por el ambiente natural, la vida de los personajes se modifica es a través del trato y la relación entre los que se relacionan y esto es lo que ocasiona las grandes conglomeraciones de audiencia por observar detalladamente esos cambios del comportamiento humano.
En La Mina, en cambio, los treinta hombres vivían bajo la zozobra y en lugar de mantener una incertidumbre individual por la posible expulsión del programa, en este caso la angustia y desolación ante la probabilidad de morir en cualquier instante era un patrón grupal. La muerte era el agente des-articulador de la fortaleza humana.
Todos fuimos testigos de ese circo beat.
Don Seba fue el primero en dar la primicia sobre el accidente presentando pruebas de vida de las victimas.
El artilugio consistió en mostrar ante las cámaras de televisión mundial una bolsa que contenía una nota de los atrapados, con esta noticia se pudo catapultar el show hacia el extranjero.
N. P.: - Pero claro, yo lo recuerdo: “Estamos bien. Atentamente: El refugio”. Creo que eso era lo que rezaba el mensaje; algunos dicen que fue donado al museo Louvre.
M.S.J.: - La verdad no me importa dónde este dicho pedazo de papel que hizo más mal que bien.
N. P.: - ¿Y por qué dice eso?
M.S.J.: - La muestra de sobrevivencia sólo ayudó a enriquecer la imagen de don Seba como dirigente comprometido y atento a cualquier situación que afectara a los habitantes de su país.
Don Seba comenzó a sonreír y su sonrisa se convirtió en ícono de gestión política.
El show se amplió en una semana. De ser noticia local pasó a ser notica universal.
Nuestro país unió todo tipo de grupos políticos. Tecnología y avances nunca antes vistos comenzaron a invadir el territorio y bajo la máscara del rescate don Seba se proporcionaba nuevos juguetes bélicos, domésticos y productivos.
¿He dicho treinta hombres?, me equivoqué, eran 29 hombres y una mujer.
N. P.: - No me recuerdo haber escuchado sobre una mujer, ¿está seguro?
M.S.J.: - Claro, lo que pasa es que todas las noticias fueron modificadas tras el desastre.
Por eso mismo estoy aquí, para recordarle al mundo que fue lo que sucedió ¿no?.
Al principio el orbe del subsuelo atrapó toda la atención mundial. Redes sociales, movimientos, grupos de activistas y un sin fin de relaciones inimaginables fueron creciendo alrededor de la gran imagen de don Seba que todo los días se comunicaba con los atrapados.
Se hicieron conciertos conferencias y documentales encima y los tours a la mina se incrementaron. El reality se convirtió en un lugar común de la convivencia humana, La Mina, a pesar de no reflejar las problemáticas de encima, comenzó a tomar total control de toda situación que se vivía arriba.
Hasta para ir a cagar era necesario tener en cuenta a La Mina.
N. P.: - ¿En qué sentido lo dice?
M.S.J.: - pues que uno ya no podía cagar tranquilo sin pensar en como lo hacían abajo.
N. P.: - Comprendo!, la gente comenzó a comportarse en función de las necesidades de La Mina.
M.S.J.: - No lo podía haber dicho mejor.

N. P.:
- Y entonces, dígame, ¿por qué duró tan corto tiempo en el aire?
M.S.J.: - La Mina colapso!, la urgencia por salvarlos se convirtió en una larga y planificada red de rescate que fue ocasionando un pesó sobre el techo de la mina.
El día que rescataban a Omaira, la única mujer minera, fue cuando sucedió el horror. La mina colapso por completo en el mismo momento en que don Seba se acercaba a la victima.
A la primera victima que estaba por fin siendo rescatada de la tragedia. Don Seba estaba aproximándose a la chica para infundirle seguridad y fortaleza, para calmarla con palabras de aliento, la cámara estaba justo en ese encuadre cuando el derrumbe se llevó hacia el fondo todo.
Todo lo que se había debajo de la mujer se abatió hacia su propia base matando a todos los mineros y aprisionando a Omaira en un abrazo mortal que la mantenía con medio cuerpo asomando hacia el exterior. Fue espantoso, la chica quedó atrapada entre los escombros exhibiendo medio cuerpo. Era espeluznante ver aquella escena.
Era como si la tierra de pronto le hubiese dado por cultivar humanos y Omaira fuese la primera criatura en brotar de la tierra.
A pesar del accidente y la humillación mundial, las misiones de rescate aumentaron. No importaba lo que había sucedido con la mina, esta vez la situación se basaba en salvar a Omaira.
Después de meses de fama y encabezar los principales estudios de rating mundial, donde los mineros contaban sus vida en el cuarto de emergencia: una entradita poco iluminada al fondo de la misma cueva sellada; la tragedia que tanto se había sospechado ocurrió, La Mina se convirtió en tumba, aunque, quizás ya lo era desde antes.
El show era como una especie de comunicación folclórica, con todas las de la ley, entre los vivos y los muertos.
Por eso intentar salvar la vida de Omaira era casi más importante ahora, que aquellos dos meses de gozo y sufrimiento que los espectadores habíamos experimentado. Salvarla era en cierto sentido expiarnos de algo que, veíamos como sociedad, habíamos causado, éramos culpables y necesitábamos respirar, salir de nuestra propia mina. Ahora se trataba de salvar un ser en representación de toda la humanidad: el único vestigio de algo que había comenzado como terminó.
N. P.: - Una tragedia!!!
M.S.J.: - Exacto, un drama. Lo más espantoso no fue ver morir a Omaira ante las miles de cámaras, sino saber que su cuerpo no había podido ser rescatado a pesar de los titánicos intentos. Parecía como si las 60 manos de las victimas enterradas se hubiesen aferrado por debajo de la tierra a las piernas indefensas de la chica.
N. P.: - Espere, se equivoca, luego no me dijo que habían sido 29 los hombres, eso nos da un total de 58 brazos
M.S.J.: - No. Fueron 60. La Mina también se tragó a don Seba.

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