Revista Sociedad

La “mordida” en Tránsito, un sistema que perdura

Publicado el 30 octubre 2013 por Jamedina @medinaloera

   Escribí este reportaje en 1991 cuando la actual Secretaría de Movilidad Jalisco se llamaba Departamento de Tránsito y cuando debido a la inflación los salarios y las “mordidas” tenían tres ceros más. Desde entonces ha aumentado también la estructura burocrática. Lo que no ha cambiado es el sistema de corrupción, que se mantuvo durante los 18 años de gobiernos panistas, y ahora hay riesgo de que empeore con la llamada “Ley Antiborrachos”, aunque ciertamente se prepara un blindaje interesante. La corrupción –está demostrado- no es problema de partidos, sino de sistemas y de personas.

   Javier Medina Loera.

Fachada de Tránsito.

   Fachada del Departamento de Tránsito.

   El sistema de corrupción en el Departamento de Tránsito del Estado de Jalisco es piramidal, es decir, se desarrolla en cadena desde jefes hasta agentes de crucero y personal administrativo, alimentándose con el magnífico servicio de enlace que realizan los gestores, llamados comúnmente “coyotes”, y todo ello reforzado por una sociedad que todavía ofrece más “mordidas” que las que le exigen.

Personal de vigilancia

   La dependencia cuenta con cerca de mil 300 agentes en todo el Estado, de los cuales unos 800 trabajan en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Estos agentes están organizados en compañías al mando de unos 10 comandantes en ejercicio. Cada uno de los cuatro sectores de Guadalajara tiene un comandante y los hay también para Tlaquepaque, Zapopan y el Mercado de Abastos, además de los que dirigen las secciones de motociclistas y patrulleros.

   Contrariamente a lo que se dice, los comandantes no obligan a los agentes a que les entreguen cierta cantidad de dinero por día, semana o mes, sino que simplemente saben agradecer con promociones a las mejores categorías y, por supuesto, a los mejores cruceros, al que “se mocha”, y al que no, tampoco lo corren, pero nunca pasa de ser un pobre agente del último nivel, comisionado siempre a los “peores” cruceros.

    Los cruceros “malos” son los del centro de la ciudad, porque ahí no se puede parar carros por dos razones: la primera es el tráfico y la dificultad para estacionarse, y la segunda y más importantes es que el centro de la ciudad es un escaparate, donde circulan muchos políticos y hasta periodistas que pueden darse cuenta de cualquier transacción económica.

    Por lo contrario, los “buenos” cruceros, a donde van siempre los agentes que han hecho “méritos” suficientes, son por ejemplo los del Periférico y en general todas aquellas zonas que siendo de intenso tráfico, no presentan demasiadas complicaciones por la detención de vehículos o por los mirones indiscretos.

  Una de esas zonas es el Mercado de Abastos, que también tiene su comandante especial al mando de 37 elementos. Aparte de las dádivas de los automovilistas, en este lugar los comerciantes normalmente se cooperan para darle “mordida” al comandante, a fin de que permita ciertas violaciones a las normas de tránsito, como son cargas y descargas en horas y lugares prohibidos. Además, a los agentes les dan sus gratificaciones en especie, con despensas o bolsas de frutas y verduras. El resultado obvio es el desorden vial que siempre ha existido en esa área, ya que ni a los comerciantes ni a los oficiales de Tránsito les interesa aplicar el reglamento. La razón es simple: un camión que llega con fruta “muy pasada”, por ejemplo, no va a esperar la hora de descarga, pues esta operación hay que hacerla rápido, donde sea y como sea.

Tamaño de las “mordidas”

Vigilancia vial.

   El agente de a pie que busca hacer “méritos” con su comandante le entrega por lo general 20 mil pesos diarios, pero si se trata de un agente comisionado en el Periférico, la cuota asciende a 50 mil pesos. Por su parte, los oficiales de motocicletas y de patrullas pagan entre 30 mil y 50 mil pesos diarios.

   Pero a ellos tampoco les va mal: en estos tiempos las “mordidas” oscilan entre cinco mil y 50 mil pesos, aunque algunas, por ejemplo en el caso de choques donde hay fuertes daños, llegan a más de 100 mil pesos. Un fallo a favor por parte del oficial de Tránsito en un accidente donde hubo pérdidas por muchos millones de pesos, no tiene por qué valer menos de 200 mil o 300 mil pesos, pero estos son garbanzos de a libra. En general “se levantan” un promedio de 100 mil pesos diarios.

   Por lo que respecta a las categorías, a quienes mejor les va es a los patrulleros, aunque curiosamente son los motociclistas los que tienen mayor rango dentro de la corporación. Mientras que los patrulleros son simples oficiales, los motociclistas tienen siempre el rango de tenientes, pero ocurre que debido al sistema de “mordidas” un motociclista que hace “méritos”, pronto es “ascendido” a patrullero, y los patrulleros jamás buscan que “los bajen” a la moto; no les conviene.

   Sin embargo, hay agentes que están envueltos en un verdadero círculo vicioso: no dan porque no tienen y no tienen porque no dan, y a éstos siempre los tratan mal sus jefes; los mandan a cruceros del centro de la ciudad, a labores de vigilancia en actos públicos, a las giras de los políticos, a desviar el tráfico en desfiles y competencias deportivas, a cualquier cosa, menos a donde puedan “agarrar” algo.

   Por otra parte, tampoco es cierto lo que comúnmente se cree, de que a los agentes se les exige entreguen determinado número de infracciones al día. No hay necesidad de ello para que la corrupción funcione. Esta idea tiene su origen en que mucha gente, al ir a tramitar cada año su nueva calcomanía, se sorprende porque le presentan infracciones que dicen no haber cometido, pero que por lo general sí se cometieron. Por ejemplo, al pasarse un alto, el infractor escucha el silbato del oficial, pero no le hace caso y huye; sin embargo, éste toma las placas y levanta la infracción, y ésta algún día tiene que pagarse.

Personal administrativo

Pruebas de manejo.

 Pruebas de manejo, una mina de oro.

  En las oficinas administrativas tampoco cantan mal las rancheras. Por ejemplo, en Licencias se cobran cinco mil pesos por cada examen, y son varios: vista, educación vial, manejo y el médico. En total, 20 mil pesos por no hacer los exámenes, pero si se hacen y no se pasan, entonces la cuota es más alta.

  Y para pasar un examen, como es el de manejo, lo más recomendable es ni siquiera intentarlo, porque las pruebas están ideadas para verdaderos ases del volante. Más de 90 por ciento de quienes intentan aprobar este examen, no lo logran, porque simplemente para estacionarse hay que hacerlo en dos movimientos y dentro de un espacio en donde apenas cabe el carro.

   En Libertad de Vehículos se mueve mucho dinero porque son demasiados los requisitos. Exigen tantos trámites y papeles que ante la urgencia de recuperar uno su vehículo, no dejan más remedio que pagar “mordida”.

   Lo curioso ahora es que hasta el personal técnico que difícilmente alguien se imaginaría cómo pudiera agarrar “mordidas”, ya encontró la forma de hacerlo. Aunque parezca increíble, por la Calzada del Federalismo hay una serie de puestos de periódicos y revistas, cuyos dueños sobornan regularmente a los que sincronizan los semáforos, a fin de que les den a los aparatos más tiempo del necesario en el “alto” y los automovilistas puedan comprar sus publicaciones mientras está el “rojo”, ya que de otro modo, por ser una vía rápida, los puesteros no venden.

Los “coyotes”, plaga interminable

   El coyotaje en Tránsito es algo estrechamente ligado al sistema político mexicano. Esto es muy sencillo: las centrales obreras, así como la  FEG, los transportistas de carga y grandes empresas que manejan muchos vehículos tienen gestores de planta en el Departamento, que no sólo se dedican a arreglar los asuntos de las organizaciones que representan, sino que viendo la manera de ganar un poco más, “le entran” a cualquier negocio que caiga, y como ahí caen muchos y a cada rato, el “coyotaje” es un emporio.

   Esto, aparte de los “coyotes” instalados en las afueras de Tránsito y de los gestores de numerosas empresas que por necesidad tienen que hacer relaciones en esas oficinas para poder arreglar cualquier asunto que se ofrezca.

  De hecho, y gracias a su relación con el Ministerio Público y demás funcionarios de Tránsito, estos gestores pueden arreglarlo todo en cuestión de minutos, incluso la expedición de facturas para regularizar cualquier carro, aunque sea robado o “chueco”.

   Está claro que una parte del dinero que recaban, hasta más de 100 mil pesos por un asunto, va a dar a los bolsillos de los funcionarios y empleados de Tránsito que “facilitan” las cosas, quienes obviamente reducen al mínimo los requisitos exigidos al “coyote” y los aumentan al máximo para el ciudadano común.

  Es obvio también que por el origen político de gestores o “coyotes”, es prácticamente imposible erradicarlos, y menos cuando vivimos en un país en que por orden constitucional cada quien puede dedicarse a la actividad que mejor le convenga, siempre que sea lícita, y no existe nada en nuestras leyes que prohíba la gestoría.

Causas y soluciones

Agente vial.

   Desde hace muchos años se ha discutido la manera de resolver el problema de corrupción en el Departamento de Tránsito, pero nunca se han logrado buenos resultados. Entre los factores que lo generan figuran los bajos sueldos:

  El personal de esta dependencia, igual que el de todas las demás oficinas burocráticas, está mal pagado, tan mal que los agentes de crucero ganan 380 mil pesos mensuales, mientras que hay personal administrativo que percibe 280 mil pesos al mes, y hay agentes fuera de la zona metropolitana que apenas obtienen 140 mil pesos mensuales, ni siquiera el salario mínimo. Con estos sueldos, simple y sencillamente los mandan a robar.

   Una alternativa de solución es fijar un porcentaje de comisión a los agentes por las infracciones que levanten, pero se teme que por ganar más comisiones y por falta de criterio los oficiales se excedan en sus funciones, y entonces se generaría otro problema: el abuso de autoridad.

  El hecho es que en este momento (1991), con todo y lo redituable que parecen, existen cerca de 200 plazas vacantes en el Departamento de Tránsito. El jefe de la dependencia, general Francisco Javier Velarde Quintero, afirma que en sólo dos meses ha despedido a cerca de 100 elementos por corruptos. Lo cierto es que desde hace muchos años hay plazas vacantes en Tránsito, debido a los bajos sueldos y a la mala fama que tiene el personal. Nadie quiere que sus hijos digan en la escuela que su papá trabaja en Tránsito.

   La corrupción en Tránsito y en todas las demás dependencias burocráticas de Jalisco y de México se apoya en la estructura administrativa, pero fundamentalmente en el sistema educativo. Mientras haya una sociedad que alimente la corrupción, ésta se mantendrá. En el caso de Tránsito está demostrado que es más la gente que ofrece “mordidas” que la que pide…

   Artículo relacionado: Guadalajara, paraíso de carteristas.


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