Revista Sociedad

La muerte de Hugo Chávez se esperaba en Cuba

Publicado el 19 marzo 2013 por Jediloy @jediloy
Crónica escrita en La Habana
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CHÁVEZ DE CUBA
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•••La historia dirá si el gobierno venezolano manejó adecuadamente la agonía del difunto presidente•••
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Muchos cubanos leyeron entre líneas los partes médicos sobre la enfermedad de Chávez y constataron que el paciente se complicaba gradualmente.
A pesar de que en algunos informes oficiales el gobierno venezolano habló de “mejorías” del enfermo, noticias de ese tipo podían confundir momentáneamente, pero al final las personas comentaban que, desafortunadamente, la enfermedad de Chávez era muy seria.
Algunos cubanos que gustan apelar a la mordacidad en los momentos más solemnes, hacían “chistes” de muy mal gusto al invitar a sus interlocutores a prepararse para los apagones.
Aludían así, de una forma grotesca, a la posibilidad de que vuelvan en Cuba los cortes de electricidad ante la desaparición física de Chávez y la supuesta victoria de la oposición derechista, furibundamente anticubana, y el corte del suministro de petróleo asociado.
Esto solo puede servir de anécdota porque no es nada edificante chotear a costa de un enfermo o de las vicisitudes probables de millones de compatriotas. Pero así son algunos cubanos de insolentes.
Se ríen hasta de si mismo y se vanaglorian. Por lo tanto no fue una sorpresa en Cuba la muerte de Chávez, aunque dejó su estela de conmoción.
Nadie puede negar la amistad sincera de Chávez con Cuba, la ayuda que ha dado a este país en materia energética y su amistad con Fidel y más tarde con Raúl.
La espontaneidad de Chávez, su carisma innegable, su afán integracionista en América Latina y su valentía al pararse delante de Estados Unidos a decir algunas verdades, son propias de la mejor etapa de Fidel Castro.
Ahora bien, todas esas consideraciones mayoritariamente positivas hacia Chávez estaban acompañadas también de críticas por su excesiva verborrea, a veces gratuitamente antiestadounidense.
No se escuchó a nadie cuestionar el tratamiento médico a Chávez en Cuba. Se evaluó como algo normal dada la amistad existente.
Muchos calificaron de valiente su alegato del ocho de diciembre cuando se despidió oficialmente de la vida. Admitió ya tener dolores y que iba a una operación quirúrgica muy difícil. No soltó una lágrima aunque estuvo a punto de hacerlo. Sólo por lo que hizo esa noche.
La historia dirá si el gobierno venezolano manejó adecuadamente los últimos tres meses de lo que sin dudas llegó a ser una agonía del paciente.
En Cuba, en cambio, se bifurcan los criterios. Algunos dicen que Chávez debió renunciar ante la imposibilidad física de regresar al Palacio de Miraflores y así se hubiera evitado la algarabía de una derecha que apela a métodos deleznables, inhumanos y demasiado pro estadounidenses. El país cayó en postración.
Otros, en cambio, dicen que se esperaba por un milagro. Y otros aducen que afloró ese viejo hábito de los latinoamericanos de mitificar a personajes públicos.
Estados Unidos, el figurín de Capriles y la gran prensa que todo lo puede, han tratado de desvirtuar el costado humano que tuvo Chávez y sus resultados en un país corrompido en la etapa en que se alternaban los políticos tradicionales.
Washington, Capriles y la gran prensa minimizan que Chávez convocó a más elecciones que cualquier otro gobierno en América Latina y el hecho de que siempre ganó aunque fuera por un margen más estrecho.
Si nos guiamos por la gran prensa, ha muerto el Diablo, pues bien muerto está.
Con numerosos defectos porque no fue un buen administrador de recursos y pecó de excesos, Chávez sí tiene un papel jugado en América Latina.
Es una región que según Washington debe seguir bajo la sombra de la OEA o quién sabe si bajo las doctrinas de
seguridad nacional de Pinochet o Stroessner.
Obama no ha cambiado la mirada de la Casa Blanca hacia América Latina. Parecería que sólo ve allí a Chávez y a Cuba. Y se indigesta. Ni habla del resto. Prefiere a Uribe en Colombia a Chávez en Venezuela. No importa que Uribe haya
violado derechos humanos y protegiera a los paramilitares de derecha.
Santos debe ser marxista ---según esa visión torcida de EEUU— por dialogar con Chávez.
Sin embargo, gracias a Chávez, Correa, Cristina, Nestor Kirchner, Lula, Evo, Dilma, Tabaré, Mujica y Cuba, hoy existen CELAC, MERCOSUR mirando hacia dentro, y UNASUR.
Está por ver si los herederos de Chávez podrán mantener la vitalidad interna y externa del difunto gobernante. ¿Habrá apertura en Venezuela?
Venezuela no es una dictadura. Que Chávez suplantaba a algunos de sus colaboradores, es cierto, porque su personalidad era avasalladora. Otro defecto en un estadista. Pero no
era un tirano.
Según los términos de la democracia representativa, Venezuela es democrática. Hay libre rejuego de partidos y prensa privada beligerante. Hay capital extranjero y propiedad privada. Venezuela No tiene que abrirse. Parece un estereotipo propio de los mentirosos y panfletarios de derecha del ABC de Madrid.
Los cubanos que regresan de Venezuela cuentan que allí nadie habla de dictadura o de socialismo como se entiende en la isla. Los pobres identifican al socialismo con Chávez por sus medidas populares.
Sí es posible que pierda ímpetu el chavismo al quedar su líder en el camino por leyes de la naturaleza. Pudieran surgir desavenencias entre sus seguidores imposibles de dirimir con el Presidente muerto.
En cuanto a Cuba: si el payaso de Capriles ganara pediría a la OEA que desembarcaran las cañoneras estadounidenses en La Habana. Si gana Maduro. las relaciones continuarían pero no al mismo nivel.
Occidente ya ha votado por Capriles, presentado como un gran demócrata.
Ni siquiera porque un ser humano decente –con unos cuantos defectos-
ha perdido la batalla ante el cáncer, se ha abierto una tregua en los ataques contra él.
La etapa de Chávez ha quedado atrás con más aciertos que fiascos a pesar de que la gran prensa lo ha demonizado.
La muerte de Hugo Chávez se esperaba en Cuba

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