Revista Vino
Twitter no tiene memoria y rastrear entre el sonido de los pájaros información útil se hace muy complicado. Su limitación de caracteres da para lo que da.
Facebook: estamos igual, con el agravante, en mi caso, de que no me gusta escribir contenidos ad hoc para él porque no consigo todavía entender para qué sirve, más allá de la comunicación que permite a quienes quieren hacerla sólo con él. No tiene limitación de espacio y la gente aprovecha el detalle. Uno se pierde en él.
Instagram: un medio bonito para cuatro locos amantes de la comunicación visual más que de la textual. No tiene limitación de caracteres tampoco, pero la gente no lo usa para escribir.
Blogs: siguen siendo el único medio visible para los navegadores. La información sobre vinos y experiencias que publicas en él, está siempre a disposición del lector interesado. Tampoco tiene limitación de caracteres, pero cada vez lo lee menos gente. Así es.
Una amiga me dice: escribes demasiado y la gente no tiene, no tenemos, tanto tiempo para leer. Es triste pero cierto. Lleva razón. Pero yo nunca me fijo una cantidad de caracteres o X espacio para escribir un post cuando empiezo. Empiezo como empiezo y nunca sé cómo acabo.
Quería que éste fuera breve. No lo será... Quería explicar en él, y darle una mínima ligazón, al contenido de cuatro tuits que publiqué hace poco (para eso sirve un blog: para darle el contenido que quieras. Incluso, por ejemplo, ampliar información de twitter!) y que la gente no entiende por una sencilla razón. Mientras publico el /1 y el /2 se cuelan, entre ellos, otros 28 tuits. Por otra: quien lee el tuit /2 no tiene por qué fijarse en que lleva ese número y en que, quizá, siga un /3 y un /4.
Un desastre, vamos.
Y todo esto viene a cuento de que quería explicar que Plinio el Viejo, como observador atentísimo de la naturaleza que era, tenía un sentido estético del cosmos. Amaba la belleza del Universo que estaba a su alcance visual e intentaba explicarlo a partir de las teorías que conocía de primera mano.
Una de las cosas que le fascinó (y dedicó un capítulo de su Historia Natural a describir el fenómeno) fue lo que se conocía como "armonía de las esferas", "la música del universo", aquella música que, supuestamente, el sol, los planetas y sus satélites producen cuando se mueven entre sus espacios.
Todo esto me venía a la cabeza porque (primer tuit):
"Hoy he leído un trabajo muy hermoso que habla de la armonía en el cosmos y de la música que produce el movimiento de los planetas en él. /1"
Teorías sobre el porqué de esta música y cómo suena había no pocas en la Antigüedad anterior a Plinio, sobre todo de inspiración platónica y pitagórica. De aquí el segundo tuit:
"Explica la información que Plinio el Viejo ofrece en su Historia Natural sobre esa sobrenatural, maravillosa armonía, música que los /2"
La importancia de Plinio es que, en Roma, es el primero en plantearse la cuestión (algo antes que él, Cicerón en el Somnium Scipionis había expuesto otra teoría también) y todos los que van a escribir sobre el tema, lo harán siguiendo su huella. Lo bonito del trabajo que leo es que muestra con claridad que no se trata, aquí, de que Plinio el Viejo mezcle teorías o que se equivoque en sus planteamientos descriptivos. Lo bonito del trabajo es que describe a la perfección la admiración del científico por la belleza del cosmos; entiende y nos hace entender cuál es la Cosmogonía de Plinio ("el sol, que rige no sólo las estaciones y las tierras, sino los propios astros e incluso el cielo, el sol que es el alma, la mente, que da vida y regula el universo entero, el que todo lo ve y todo lo oye, es decir, Dios") y concluye de una forma perfecta presentando la única idea posible derivada de su estudio. Por más que Plinio se admire ante las teorías de la música que producen los astros con su movimiento, ¡Plinio es un científico! Y en esa condición, no puede más que afirmar (tercer y cuarto tuits) que:
"humanos no somos capaces de percibir. Termina: nobis qui intus agimus iuxta diebus noctibusque tacitus labitur mundus. Cuánto nos perdemos/3"
"Para quienes andamos en él, el mundo se desliza en silencio por los días y sus noches". Plin., NH, 2,6. No comprendió, qué bien describió./4"
Por mucho que digan, por muy bellas que sean todas las teorías que calculan qué diferencia tonal y, por lo tanto, qué música global produce la distancia entre los cuerpos que se mueven por el universo, humamos somos, incapaces de percibir físicamente esa música. Y en esa condición, no podemos hacer otra cosa que constatar, casi con pena, que el mundo se desliza silencioso por sus días y sus noches. No podemos oír la música del universo con el sentido físico del oído. Aunque...Plinio (a mí me lo parece) deja una puerta abierta: hay otro tipo de percepciones, que permiten captar otro tipo de bellezas. Me pareció muy hermoso el conjunto. Por eso escribí los cuatro tuits.
Y por eso imaginé: ¿qué vino tomarías, ahora mismo, para sentir en tu interior esa belleza? ¿Qué vino, por su equilibrio interno, por el silencio que genera entre quienes lo beben, podría producir una sensación parecida a la belleza incomprensible que describe Plinio? Todos los que hayáis llegado hasta aquí en la lectura: muchas gracias, ¡en primer lugar! En segundo lugar: seguro que cada uno de vosotros tiene una o varias respuestas: ¿en qué botella de vino podéis escuchar la música del universo?
La mía, la última, porque tenía la suerte de guardar una que me habían regalado, fue clara: Turó d'en Mota 2001. Un vino excepcional en una añada excepcional. Un vino que te hace comprender una tierra, una fruta, una manera de sentir y trabajar las cosas. Un vino que contiene en sí mismo una cosmogonía propia: el movimiento de sus elementos irradia serenidad, equilibrio, placer, frescura, amabilidad, paz, belleza. Un vino que se desliza en silencio entre quienes lo beben y transmite todo en pocas palabras. Turó d'en Mota 2001 le ha dado, hoy, sentido estético a mi mundo del vino.
El trabajo, el artículo del que hablo se titula "Plinio, nat., II 20 (84): De sideribus musica". Se publicará en la Revista de Estudios Latinos y no sé quién es su autor.