Revista Música

La música va en muchas direcciones, la labor del composit...

Por L
La música va en muchas direcciones, la labor del compositor es ser el receptáculo de estos flujos y redirigirlo hacia donde quiera, domarlo o incentivarle furia, acláralo o oscurecerlo, lo que el quiera o mas que eso, lo que las canciones piden. Es decir un disco bebe mucho de cuando o donde es forjado y de la naturaleza cambiante de su forjador. Muchas de estas las piezas se ven enaltecidas por un sinnúmero de adornos y parafernalia que las vuelven grandes, otras tantas y esta es la ocasión, menos es mas, y la grandeza desoladora se cobija en la sencillez y la desnudez mas expuesta…
De la rabiosa intimidad
Chris Cornell- Euphoria Morning

Mas que la furia matutina que alude el titulo, se traduce en una pena/rabia crepuscular, un cantar muy intimo, tal vez anexado demasiado al sentir de su autor, un sentirse sincero consigo mismo y andar por donde quiera, aun cuando no sea por donde se espera,La música va en muchas direcciones, la labor del composit... declaraciones de valores conformes y por ende muy personales. Renunciando, a casi toda la electrificación y retomando el origen mas desprovisto del rock, Cornell, se apoya más que nunca en su guitarra de palo y ese instrumento sobrehumano que es su voz, para regalar una agrupación de canciones, irremediablemente sentida , se derrocha una crudeza notable, sea esta para un buen sentir o para mal.
Al tener una clara naturaleza de ritual privado, la escucha del debut solista de la cabeza de Soundgarden, se disfruta mas en una habitación solo, como era al principio un escucha entregado y su reproductor como el confesionario taciturno, de hecho no me cabe ninguna duda que es propicio para una introspección profunda y a la vez una seguidilla de catarsis, de esas aluciones demasiado universales para que no hayan sido hechas con ese fin.
Lo anterior no quiere decir que la fuerza interpretativa despoje absolutamente la posición mas rockera y de banda, de hecho para mi siempre ha sido la interpretación lo que dota al genero, de su esencia no las formas ni la instrumentación, aunque claro es un elemento intrínseco (en este caso a cargo de miembros de una banda llamada Eleven) mas las variaciones sientan de maravillas y se deja caer mucha potencia, aun cuando hayan merodeos mas pobres (que son pocos y casi inexistentes), se mantienen cohesionados por ese aura omnipresente de brío.
También hay momentos de euforia mas convencional como Can’t change me y Follow my way, donde pareciese llover sobre mojado en una incesante pero recatada versión rocker, es decir dejar que la ira silente te posea, pero con una dosificación precisa. O cuando Preaching the end of the World, arde como el mismísimo fuego del averno, en un tiempo delatado por su pausa fúnebre y a la vez una medula espinal tan notoria y combustible, que pareciese estallar invisiblemente.
Esos son síntomas de estar persiguiendo el concepto de fondo, aunando todos los preceptos que se quieren exponer y aplicarlos, sin exagerar lo pomposo y grandilocuente que se pondría después este icono de los 90’s, nadie en su sano juicio podría olvidar o sacar de sus oídos ese gélido e insulso escarceo innecesario que tomo en su tercer trabajo solista, llamado Scream, que es basura pura y dura, asi de categórico, solo un album para fortalecer un ego que de por si, se prevé gigante. En cambio acá se nota todo mas expuesto mas oscuro y crudo, pero con un peso compositivo notable. Para solidificar estas categorizaciones Moon child, sigue esa línea, sonando estelar y algo etérea, mas no por ello pierde una pizca de esa consistencia tan vespertina y herida que las caracteriza. Disappearing one, con orquestaciones de cuerdas al inicio, ensalza la solemnidad, mas una tan escalofriante, que se refracta en magulladuras.
Punto aparte es Wave Goodbye, un adiós para su amigo Jeff Buckley, donde por los 3:43 de duración del tema revive por segundos en una especie de Réquiem la voz de su camarada, como un sentido pésame, ya sabemos que el antes también a modo de homenaje ya había hecho unas cuantas obras para recordar a los caídos, Temple of the dog es un caso mas que notable. LA muerte parece saborear con ahínco las vidas de los mas jóvenes rockeros sea por drogas o por desventuras como en el caso de Jeff.
Tanto When i’m down como Sweet euphoria, representan esa privación mas descubierta, donde todo se hila en una descampada pero a la vez repleta atmósfera muy cargada de alarmas. Flutter girl, gira más en la banalidad pero ni siquiera siendo asi ablanda algo el peso, siendo finalmente Steel rain quien da una intranquila despedida a un autoanalisis tormentoso.
En definitiva un disco para tener un fuerte debate con los demonios internos, sea como se sea este album llegara, ya saben depende de lo que veas en tu propio espejo.
Un fragmento de cuando Cornell aun era honesto con su público.
· Tracklist
· Can’t change me
· Flutter girl
· Preaching the end of the World
· Follow my way
· When I’m down
· Mission
· Wave goodbye
· Moon child
· Sweet euphoria
· Disappearing one
· Pillow of your bones
· Steel rain

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