Revista Ebusiness

La neuro-revolución

Por Motivia @universomotivia

La sociedad humana ha atravesado 3 revoluciones que han sido decisivas para avanzar:

  • La Revolución Agrícola que hace 10.000 años favoreció los asentamientos humanos capaces de labrar la tierra, producir alimentos y crear ciudades.
  • La Revolución Industrial, que hace 250 años nos trajo la máquina de vapor, la producción de mercancías y la extensión de los mercados.
  • La Revolución de la Información, con la aparición del microchip que ha dado lugar a una sociedad de la información con un nivel de intercambio de conocimiento e información nunca antes conocido.

Pero es la cuarta revolución, la revolución neurocientífica nacida de la “década del cerebro” la que va a suponer un cambio social subjetivo. Las modernas técnicas de observación por neuroimágenes del cerebro humano en acción, están ofreciendo datos asombrosos sobre los procesos de conciencia y decisión de los individuos.

Las neurociencias están totalmente focalizadas en conocer cómo se pasa de las descargas neuronales a la consciencia, es decir, cómo pasamos de lo objetivo a lo subjetivo. Esta conciencia subjetiva es la base de nuestra percepción del entorno y de nosotros mismos. Y tiene una especial importancia para identificar contenidos verdaderos y falsos de la memoria e incluso el contenido de los pensamientos.

La neurociencia moderna les da la razón a los antiguos pensadores griegos, y nos dice que la realidad que percibimos (los colores, olores, gustos o sonidos) y que conforman el contenido de nuestros pensamientos y nuestra memoria, no son más que creaciones de nuestro cerebro. Son las “proyecciones” que hacemos basadas en creencias y juicios de valor que consideramos inalterables.

Pero nuestras creencias y juicios de valor no son inalterables. Son perfectamente “deconstruíbles”. Al igual que Ferrán Adriá “deconstruye” una tradicional tortilla de patatas, nosotros podemos crear un plan de de acción que “deconstruya” aquellas creencias y juicios de valor “tóxicos” que nos impiden proyectar nuestro yo emprendedor.

No nos vemos como emprendedores porque no nos proyectamos a nosotros mismos como emprendedores.

En Motivia alentamos los procesos de deconstrucción subjetivos, aquellos que permiten aprovechar la plasticidad del cerebro en nuestro beneficio, buscando una proyección responsable y activa de nuestra actividad profesional.

Porque emprender es decidir cómo y de qué queremos vivir. Es tener el coraje de completar un proceso deconstructivo arriesgado…pero apasionante.


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