Revista Tendencias

La nieve

Publicado el 17 febrero 2022 por Claudia_paperblog

Mi primera vez esquiando sin ti me recuerda a la última. Esa última semana en la que estabas raro. Yo te quería besar antes de bajar una pendiente y tú te apartabas, te pedía que me abrazases, pero no lo hacías. Seguramente no te acordarás.

Al final del día, cuando ya iban a cerrar las pistas, tú y yo esperábamos a mis hermanos apoyados en un poste. Te pedí una foto, un selfie de los dos, y parece que sonríes de verdad, pero en realidad creo que no querías hacerte esa foto. Nuestra última foto. Eso pienso, pero de repente me acuerdo de la que nos hiciste en Edimburgo, en aquel edificio en ruinas, aquella abadía. Yo te pedí una foto de espaldas y tú me acercaste a ti y nos hiciste un selfie. Ahí sonríes apretando los labios, no muestras los dientes, era una sonrisa muy triste.

Lo que sí recuerdo de esa penúltima foto que nos hicimos es que una fotógrafa nos estaba tomando fotos con su cámara mientras hablábamos. Yo te miraba mucho, me reía, a veces de manera forzada, porque quería sentir que todo iba bien, pero algo se rompió, tú te rompiste.

Fue de golpe, como te dije. Para R. también fue de golpe. Me confesó que tuvo depresión. Le pregunté por el motivo, si es que lo había. Y me dijo que no sabía, pero que recuerda el momento exacto en que lo percibió. Me dijo que era un día normal, estaba bien, se sentía bien. Se metió en la ducha y, al salir, lo notó. No era él, no estaba bien, se sentía fuera de lugar. Llamó a sus padres y se lo contó en ese mismo instante, sobrecogido, sin entender nada. Solo se lo explicó a sus padres y a su hermano y sus amigos no lo supieron hasta mucho después, 3 años más tarde, cuando ya se notaba recuperado. Me lo explicó a mí por si eso me podía ayudar y se lo agradezco. Y valoro mucho más que sea una persona tan alegre.

Este día en la nieve me recuerda mucho a ti, sobre todo en los trayectos en coche, cuando tengo más tiempo para pensar. Luego, cuando estoy en las pistas no me acuerdo de ti. Me resulta hasta extraño.

Llevo en la chaqueta el cacao que compramos en Australia. Aún lo tengo, sí. Sabe a vainilla. Tú siempre llevabas el tuyo en el bolsillo de tu chaqueta de cuero y, como yo siempre me olvidaba en casa el mío, me lo ofrecías. Me cuidabas mucho y siempre estabas pensando en mí.

El día anterior, mientras colocamos los esquís en el coche, mi padre te nombra y se me hace muy raro. No había oído tu nombre pronunciado por él desde hacía mucho tiempo.

Me dijiste que eres tú el que no avanza, pero yo tampoco lo hago. Hoy vuelvo a irme a dormir llorando. Me debes un libro, por cierto.

La nieve

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista