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La niña del arrozal. Jose Luis Olaizola

Publicado el 19 octubre 2011 por Carmina
La niña del arrozal. Jose Luis OlaizolaNo conocía a este autor de San Sebastian, ni su extensa carrera literaria y social, ha sido necesario adentrarme en las páginas de este libro para que la persona que lo escribió cobrara para mi realidad. En su haber tiene muchos premios, pero si algo me ha atraído de su trayectoria es el hecho que sea fundador de la ONG Somos Uno, que lucha contra el drama de la prostitución infantil en Tailandia.
Precisamente es la labor que realiza en esta Ong la que me animó a leer el libro que a pesar del titulo gira entorno a esa lacra que azota este país y otros asiáticos, puesto que la pobreza pone en venta algo tan irracional como el cuerpo de una menor.
A pesar de la dureza del tema, Jose Luis Olaizola nos ofrece la visión de que con entereza y mucha valentía es posible huir del destino, siempre que se disponga de coraje, algo de ayuda y se sepa donde acudir.
La niña del arrozal cuenta la historia de Wichi, una niña tailandesa que se siente afortunada porque sus padres a pesar de los problemas siguen juntos y le prodigan su amor. Sin embargo las cosas cambian el día que su padre incapaz de aguantar más la situación se marcha para no volver y la madre comienza una vida cada vez más disoluta que la lleva a la muerte.
Sin padres su tutora legal es su abuela materna, una mujer despiadada que solo piensa en almacenar dinero, conseguirlo de una forma fácil y en abundancia y para ello siempre ha vendido su cuerpo y no le parece nada descabellado que su nieta se dedique a la prostitución de lujo. Porque incluso podrá elegir sus propios clientes y no le faltará de nada, y ella se llevará una buena comisión. La única pega es que Wichi sólo tiene 13 años.
De este futuro la salva in extremis Siri, la criada que su madre tuvo desde que ella era pequeña y que se las ingenió para seguir al servicio de la abuela porque no se fiaba de ella. Cuando se dio cuenta del futuro que le esperaba a la pequeña se la llevó con ella, hacia un día a día incierto, pero sin duda mejor y más decente del que le esperaba.
Encontraron trabajo en un arrozal y durante un tiempo Wichi volvió a ser feliz, sin embargo la sombra de su abuela y de aquel a quien la había vendido la seguían acechando y un buen día Wichi fue devuelta a casa y dio con su cuerpo en un burdel de lujo. De carácter rebelde pudo burlar el destino que le tenían preparado y huir.
La vida le resultó dura pero no cejó en el empeño de librarse del destino que su abuela había requerido para ella. En su largo recorrido encontró personas que le ayudaron, y a las que sin duda ella también ayudó, finalmente dio con la Ong que ayuda a niñas en su misma situación, no todas tuvieron la misma suerte, y a menudo se acordó de ellas, pero al final Dios ayuda a quien se ayuda y ella sin duda luchó con todas sus fuerzas para vencer la suerte que le habían impuesto.
En cuanto a las protagonistas están muy bien perfiladas. Tanto Wichi como Siri están dibujadas con guante blanco, de forma muy fotográfica.También la abuela de Wichi, una señora de nombre impronunciable que me cayó muy mal desde el principio, que al no conseguir que su hija hiciera de la prostitución un oficio, lo intentó con su nieta siendo esta aún una menor.
La familia Pimok se ganó mis simpatías, errores cometemos todos y miedo a la justicia sin duda tiene todo aquel que tiene algo que perder, y el trabajo de toda una vida es mucho sin duda. Pero pasado el primer momento de incertidumbre no duda en poner toda la carne en el asador para ayudar a la pequeña.
La ambientación me ha parecido inmejorable, no conozco el país, pero me he podido hacer una composición general del mismo. De su cultura, su religión, su forma de vida, sus medios de transporte... Una buena guía sin duda de la Tailandia que seguro que ningún turista ve, ni se le ocurre buscar.
Si uno se da una vuelta por internet, quizá lo que más llama la atención de este país es que como reclamo se anuncie la prostitución infantil, como se podrá comprobar con la lectura de este libro, por más que para los adultos sea algo habitual y lo vean con naturalidad, para los niñas es un drama, muchas de ellas se dejan morir y otras son drogadas para que cumplan con sus deberes. Debería haber más Ongs que se dedicaran a erradicar una costumbre tan arraigada como inhumana por cuanto atenta contra los derechos de los niños.
Supongo que no será lo ultimo que leeré de este autor, su prosa sencilla me ha ganado como lectora, su forma de encarar un tema tan duro como cierto, me ha entusiasmado, no es necesario recrearse en detalles escabrosos para denunciar la realidad de un país o de una sociedad y él pone los puntos sobre las ies sin necesidad de revolver el estomago del lector.
Si no has leído este libro, te lo recomiendo. Si ya lo has hecho me gustaría intercambiar impresiones.

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