Revista Opinión

La Obediencia en la Iglesia como virtud y como vicio

Por Beatriz
autor: blog Agua Viva
La Obediencia en la Iglesia como virtud:
Es la virtud moral que inclina a la ejecución de las órdenes recibidas de la autoridad divina o humana. 
1. Obediencia a Dios 
- Es premiada en Abraham con la promesa de una numerosa descendencia (Gén. 22, 18; 26, 5; Heb. 11, 8)
- la prefiere Dios a los sacrificios (I. Sam. 15, 22; Ecl. 4, 17)
- constituye el principio esencial de la religión del espíritu (Os. 6, 6; Am. 5, 21-24; Is. 1, 10-20; Mi. 6, 6-8; Jer. 7, 3-26; Mt. 12, 2-7; Mc. 12, 29-34) ya que supone supone la observancia de la ley divina (Ex. 15, 26; Lv. 26, 18; Dt. 11, 13.27; etc.) 
-se debe obedecer a Dios antes que a los hombres. (I Mac 2, 20; II Mac. 7, 30; Hechos 5, 29) 
- la obediencia a Dios será premiada (Dt. 30, 2.20)
- la desobediencia, no infrecuente en el pueblo hebreo (I Sam. 28, 18; Jer. 37, 2; Hechos 7, 39, etc.)  será severamente castigada (Jer. 43, 7). 
Cristo, a quien se predijo la obediencia de los pueblos (Gén. 49, 10) a quien durante su vida terrestre obedecen los elementos y los demonios (Mt. 8, 27; Mc. 1, 27; 4, 40; Lc. 8, 25), pone como condición para salvarse la absoluta obediencia a su palabras (Rom 1, 5; 6, 17; 10, 16; 15, 18; II Cor. 9, 13, etc.)  y por eso él mismo mostró en su obediencia a los decretos del Padre celestial. (Flp. 2, 8; Heb. 5, 8) la causa primera de la redención, en perfecta antítesis con el rebelde Adán (Rom 5, 19).
2) Obediencia a los hombres
En el Antiguo Testamento se pone como deber para con los sacerdotes y los jueces (Dt. 17, 12), y para con los padres (Dt. 21, 18; Prov. 30, 17), y se pondera la de Jacob a sus padres (Gén. 28, 7), la de los egipcios a José (Gén. 41, 40), la de los israelitas a Moisés (Dt. 34, 9; Jos. 1, 17), la de los recabitas a su antepasado Jonadab (Jer. 35, 8-18)
En el Nuevo Testamento se inculca:
- la obediencia de los cristianos a los padres, a los amos (Ef. 6, 1-5; Col. 3, 20.22; I Pe. 2, 13)
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- a la autoridad civil (Tit. 3, 1)
- se estigmatiza la desobediencia de los paganos a sus propios padres (Rom. 1, 30; II Tim. 3, 2)
- se alaba la obediencia de los fieles a la autoridad religiosa (II Cor 2, 9; 7, 15; 10, 6; II Tes. 3, 14, etc.) (*) 
El Nuevo Testamento alaba la obediencia de los fieles a la autoridad religiosa:
"pues para esto os escribo, para conocer vuestra virtud, a ver si sois obedientes en todo" II Cor. 2, 9
"Y su cariño por vosotros se ha acrecentado viendo vuestra obediencia y el temor y temblor con que la recibisteis" II Cor. 7, 15
"prontos a vengar toda desobediencia cuando se completare vuestra obediencia" II Cor. 10, 6
"y si alguno no obedece a este mandato nuestro que por la epístola os damos, a ése señaladle y no os juntéis con él, para que se averguence. Mas no por eso le miréis como enemigo, antes corregidle como a hermano"  II Tes. 3, 14-15
Los que han leído hasta aquí se preguntarán ¿se puede convertir la virtud de la obediencia en vicio?
La respuesta es un rotundo SI.
La Obediencia en la Iglesia como vicio:
Para explicarlo lamentablemente tengo que decir varias perogrulladas.
- Si tu Superior te ordena robar una computadora, y tú obedeces, la virtud se convierte en vicio.
- Si tu Superior te ordena ocultar información al obispo, y tú obedeces, la virtud se convierte en vicio.
- Si tu Superior te ordena ocultar Estatutos a tu obispo, y tú obedeces, la virtud se convierte en vicio.
- Si tu Superior te ordena burlarte de tu compañero, y tú obedeces, la virtud se convierte en vicio.
- Si tu Superior te ordena revisar la correspondencia privada y personal de tu compañero, y tú obedeces, la virtud se convierte en vicio.
Por supuesto, tu Superior es un (aquí cabe cualquier apelativo) menos cristiano.
Voy a decir otra perogrullada: si te ordenan hacer algo que es contrario al evangelio, a los mandamientos ("no robarás, no mentirás, etc.) y moral cristiana, no tienes ninguna obligación de obedecer esa orden por más que venga de un sacerdote, obispo, Superior, formador, director espiritual, etc., al contrario, recházala y si es necesario denuncia el hecho.
La Obediencia en la Iglesia como virtud es buena y necesaria.  Debemos ser obedientes como Jesucristo que fue obediente hasta la muerte, y hasta la muerte en cruz (Fil. 2, 8).  Nuestra caída vino por desobediencia, por obediencia hemos sido redimidos, antítesis de la desobediencia de Adán.  Sin embargo, la Obediencia en la Iglesia NO se trata de OBEDIENCIA CIEGA.  Es una obediencia racional ("examínadlo todo, retengan lo bueno y desechen lo malo" San Pablo 1 Tes. 5, 21).
(*) Diccionario bíblico, Francesco Spadafora, Edit. Litúrgica Española

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