El aumento de peso en el trasplante renal es algo bastante común, sobre todo al principio del injerto. La medicación, sobre todo los corticoides, el cambio de alimentación, de restringida a prácticamente normal, y el buen estado físico que hace que aumente nuestro apetito, son factores importantes a la hora de poder mantener el peso adecuado.
El paciente trasplantado debe tener claro que está en su mano el controlar su alimentación y mejorar su calidad de vida. Es importante saber que el aumento de peso y la hipertensión arterial, además de perjudicar a nuestro riñón, son factores elevados de riesgo cardiovascular.
Existe una clara relación entre la obesidad, el aumento de la tensión arterial y la elevación del colesterol, por lo que es muy importante controlar las grasas con una dieta adecuada.
Los pacientes trasplantados obesos padecen angina de pecho o infarto de miocardio con mayor frecuencia, y la cardiopatía es la principal causa de muerte; además aumenta la posibilidad de la pérdida de injertos funcionantes en estos pacientes.
La administración de corticoides aumentan el apetito y contribuyen a la ganancia de peso después del trasplante, por eso el paciente debe ser consciente de que una buena alimentación mejorará su calidad de vida y la de su trasplante.
Si no se cuida es muy fácil que desarrolle sobrepeso y obesidad. Para evitarlo, hay que seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio de forma regular.
El ejercicio es muy importante, porque además de prevenir la obesidad, fortalece los músculos, huesos y articulaciones, favorece la agilidad y la flexibilidad, mejora el estado de ánimo y disminuye el estrés.
Por eso os animo a que lleveis una vida sana con una dieta equilibrada y ejercicio regular. Ya sé que a veces cuesta, pero vuestro órgano trasplantado y vuestra calidad de vida se verán recompensados.
Ana Hidalgo