Los médicos estadounidenses dicen que sí, que la obesidad es una enfermedad. La Asociación Médica Americana (AMA) lo ha decidido por votación, igual que los socios del Real Madrid eligen a Florentino Pérez presidente. Ahora 78 millones de adultos y 12 de niños son nuevos enfermos para requerir tratamiento, claro.
La FDA, la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos, ha aprobado sólo dos nuevos medicamentos para bajar de peso por prescripción desde 1999. Ahora tendrá una mayor presión para aprobar nuevos fármacos contra la obesidad,(obsérvese como en múltiples foros ya se conoce la obesidad como enfermedad, sin haber esperado a la AMA) lo que redundará en más recetas, más gastos sanitario, más reacciones adversas a los medicamentos, etc.
Yo lo que entiendo es que los problemas de salud y enfermedad son cada vez más plásticos, más maleables. No están claros los límites, no se respetan las fronteras. Todo vale.
Veremos el alcance de la propuesta de la AMA. No hay que extrañarse que además la obesidad sea considera un problema mental o de la inclusión de la glotonería en la “biblia” de la psiquiatría, con la consiguiente “alimentación” a base de psicofármacos a la que será sometido el bueno del gordito o la gordita (porque aunque se justifique la medida con que va destinada a casos extremos de obesidad, la realidad nos indica que a extensión de indicaciones, el sobrediagnóstico y la consecuente sobremedicación están a la orden del día).
Veremos si lo que se receta es una mejor alimentación, ejercicio y demás “terapias” conocidas, no agresivas y eficaces o se apuesta por el remedio “fácil”, los medicamentos supresores del apetito.
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