La óptica en los cómics de Tintín

¿Quiénes de los que estáis ahora aquí leyendo este post no conoce o ha leído las Aventuras de Tintín? ¿Quién no recuerda a Haddock y sus insultos? ¿O al inseparable Milú? Yo por supuesto que sí. Me declaro, de siempre, seguidor de las historietas creadas por el maestro Hergé, hasta el punto de saberme los diálogos y viñetas casi de memoria. Si algo ha perdurado en mi casa desde que tengo uso de razón son los cómics de Tintín, apilados uno tras otro, con su característica tapa amarilla. Es más, prácticamente lo único que conservo de la Comunión son las películas de Tintín, regalo de un tío mío muy querido en la familia y que por desgracia falleció.

Siendo estudiante de óptica y optometría, no era de extrañar que me llamara la atención lo presente que está la óptica, en muchas ocasiones, en las distintas tramas, así como también algunas viñetas que tienen relación con los ojos y la visión. He querido recopilar algunas de ellas y así tener la excusa perfecta para dedicar un hueco en mi blog a este genial personaje.

Antes de empezar, ¿os habéis dado cuenta que en la foto de portada están Tintín y Haddock en Cádiz? ¿Qué habrían ido a hacer allí estos dos…? Se trata de un dibujo que forma parte de una colección que hicieron los dibujantes Iñaki Blanco y Emilio Jiménez recreando algunas ciudades andaluzas, como Cádiz o Sevilla. Es una pena que Hergé nunca llevara a Tintín a España, aunque se nombra en varios ocasiones y aparecen personajes españoles, como el profesor de la Universidad de Salamanca Porfirio Bolero y Calamares, que vaya nombrecito por cierto…

Un paseo bajo el sol por el barrio de Santa Cruz de Sevilla, mi ciudad

Estando por Cádiz… es delito no probar la manzanilla de Sanlúcar

*Más dibujos en los enlaces al final del post

Lo primero de todo será repasar la salud visual y refractiva de los personajes de Tintín. Son muchos, claro, pero entre los más conocidos había varios que necesitaban corrección óptica, como el profesor Tornasol o incluso Haddock, que durante uno de los libros hacía uso de un monóculo a todas horas. En el caso de Tornasol, la vista era lo de menos, pues estaba más sordo que una tapia, aunque lo negara constantemente.

Archibaldo Haddock usaba monóculo

Tornasol ni veía bien ni escuchaba bien

También usaban monóculo el millonario sin escrúpulos Rastapopoulos o el Coronel Sponsz. A finales del s. XIX y años posteriores fue cuando más se usaron y siempre se han asociado a hombres ricos, de clase alta. Desaparecieron en gran parte por el mayor desarrollo de la óptica y la optometría durante el pasado siglo y prácticamente en la época en la que se desarrollan los comics de Tintín ya no eran tan habituales.

Es por este motivo por lo que una buena parte de los personajes que no gozaban de buena visión usaban gafas, como Mitsuhirato, el egiptólogo Filemón Ciclón, el Emir Ben Kalish Ezab, el astrónomo Hipólito Calys, el ingeniero Frank Wolff, el multimillonario Laszlo Carreidas o Mik Ezdanitoff, aquel que aseguraba que hablaba con los extraterrestres por telepatía. El científico en el que se basó Hergé para crear este personaje tenía bastante miopía, a juzgar por sus gafas. Aparte de los anteriores, había aún más.

Filemón Ciclón, probablemente el tío más loco de todos los álbumes

Laszlo Carreidas, el multimillonario que nunca se reía

Roberto Rastapopoulos

Mohammed Ben Kalish Ezab

El científico ruso Mik Ezdanitoff

Los que no usaban gafas pero que no me extrañaría nada que las necesitaran eran los míticos Hernández y Fernández. Eran un desastre, constantemente sufrían caídas, accidentes de coche y despistes varios, por culpa de no mirar por donde iban, como se reprochaban mutuamente.

¿Sería por algún problema de visión? ¿Por qué a nadie se le ocurrió llevar a la óptica a este par de fenómenos?

Lo típico…

Me parece a mí que los inseparables no andaban muy bien
de la vista, entre otras cosas

Si hablamos de otras condiciones oculares, no deja de ser curioso el caso de Piotr Pst, piloto de aviones tuerto. Como durante un tiempo desempeñó el cargo de piloto militar, quizá perdiera el ojo en alguna misión. Sea como fuere, no es muy apropiada esta condición para llevar aparatos como los que manejaba en las historietas, de hecho lo tendría complicado para optar a una licencia de piloto en la vida real.

El piloto estonio Pst con su característico parche en el ojo derecho

El siguiente personaje al que nos vamos a referir es “Rayo Bendito”, que era un monje budista del Tíbet. Este personaje me encanta. Su principal característica era que levitaba mientras tenía visiones premonitorias, que como ya sabréis fueron vitales para encontrar a Tchang, el amigo chino de Tintín. Por el contrario, su visión estaba muy deteriorada, la edad le debió pasar factura a sus ojos y no veía un pimiento.

El “padre volador” como lo llamaba Haddock

El próximo párrafo está dedicado a una de las tramas que más me gusta y en la que, precisamente, una de las claves es la miopía. Hablamos del álbum “El Cetro de Ottokar”, en el que aparecen los hermanos Halambique, gemelos idénticos salvo por un pequeño detalle: uno usaba gafas y el otro no. Este hecho genera una gran incertidumbre en la historia y pone sobre aviso a Tintín, como vemos en esta viñeta:

¿Un miope que ve un rebaño de ovejas desde kilómetros de altura?
Un poco raro…

Néstor y Alfredo Halambique
Caprichos de la genética… ¿o el abuso de la visión próxima del profesor?

El siguiente bloque incluye viñetas que hacen alusión, de un modo u otro, a la profesión de óptico-optometrista. El Capitán Haddock es el protagonista en todas… ¡no podía ser de otra manera! En la primera de ellas se puede ver como Tintín examina el ojo del Capitán porque se le había metido algún insecto o arena cuando iban a toda prisa al aeropuerto.

Haddock era otro de los que se llevaba todo tipo de golpes pero, a diferencia de Hernández y Fernández, no solía ser por culpa suya. Tenía mala suerte, todo le pasaba a él se lamentaba muchas veces. En uno de tantos percances que tuvo se le acabó cayendo encima un enorme cartel de una óptica.

Hubo también cierta ocasión que un comerciante, un tanto particular, le adivinó las intenciones al Capitán sólo mirándole a los ojos. Su cara de incredulidad es genial. No es para menos. ¿Qué le vería en los ojos? Como no fuera la borrachera…

Eso sí, lo que no se le puede reprochar, ni a Tintín ni a Haddock, es su concienciación sobre el peligro de los rayos ultravioleta en la montaña. Durante la ruta por las altas montañas de Nepal, no les faltaron las gafas de sol a ninguno.

Haddock con gafas de sol y una botella de whisky, para variar…

Y para terminar esta parte, una referencia a los oculistas:

La última parte del post va a tratar sobre instrumentos ópticos que usaron los protagonistas en sus aventuras. Eran muchos, y muy bien reproducidos. Es admirable lo meticuloso que fue Hergé, lo que se documentaba para cada viñeta. Ciencia y él iban de la mano, aunque no dudó en meter pseudociencias y demás creencias sobrenaturales. También fue un visionario de su época, por ejemplo con el viaje a la Luna, en el año 1954. ¡Se anticipó 15 años!

El instrumento óptico que más aparece en los cómics son las lupas. Hergé recurría bastante a este instrumento para quemar cosas, ya que estas lentes tienen la propiedad de concentrar los rayos en un solo punto (punto focal).

Las lupas sirven para todo

¿A quién si no le iba a pasar?

Los Incas consideraban al Sol como un Dios, por ello no dudaron en usarlo para prender fuego a los que los traicionaban, usando una enorme lupa

Instrumentos para amplificar la imagen, como telescopios y prismáticos, eran también muy habituales, a los que hay que sumar los enormes instrumentos ópticos que llevaron a la Luna. El creador de Tintín incluso nos muestra un catalejo usado por el antepasado de Haddock, el Caballero Francisco de Hadoque, en el siglo XVII. Estuvo muy acertado puesto que el catalejo se inventó entre los siglos XVI y XVII y era habitual que lo usaran los marinos.

Catalejo del siglo XVII

Telescopio astronómico

Tampoco podían faltar los espejos. Precisamente se salvaron de un naufragio al usar uno de ellos para desviar la luz del sol hacia un barco cercano. Muy buenas también son las viñetas en las que Haddock se asusta por mirarse en un espejo cóncavo y en otro convexo. Como curiosidad, este tipo de espejos, los que tienen una ligera concavidad, son los que usan algunas tiendas de ropa para que la gente se vea más delgada.

Y por último el heliógrafo. Quizá no os suene este instrumento óptico. Yo siempre me pregunté si este cacharro era real, y no supe para que servía hasta hace poco. Sí que existió, de hecho fue bastante utilizado durante el siglo XX, especialmente por los ejércitos durante las contiendas, tanto en agua como en tierra. España fue uno de los países que usó este sistema de comunicación.

Enviando un mensaje mediante heliografía

Los ejércitos de diferentes países usaban heliógrafos para comunicarse

Era como un “telégrafo solar”, que permitía mandar mensajes a largas distancias empleando generalmente el código Morse. Para ello, un ingenioso sistema de espejos móviles permitía enviar destellos de luz hacia otro receptor, de forma que era una forma barata y efectiva de comunicación. En días con buena visibilidad, se podía ver el reflejo desde 48 km de distancia a ojo desnudo, y más aún en el caso de usar prismáticos o similares.

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¡Hasta la próxima, mil millones de rayos y centellas!