Revista Salud y Bienestar

La optometría en la Sanidad Pública [Entrevista]

Por Opticaporlacara @opticaporlacara

Sigo proponiendo entrevistas a compañeros y amigos y esta vez hablamos con Loreto Mendiluce Martín, óptico-optometrista de Pamplona (Navarra). Loreto trabaja en las consultas externas del Centro de Especialidades Príncipe de Viana de Pamplona, que pertenece al Servicio Navarro de Salud (Osasunbidea). Forma parte de la Sanidad Pública de nuestro país desde el año 2010, algo que por desgracia para el colectivo y para la sociedad es algo poco frecuente y es también presidenta de la Asociación Española de Optometristas Unidos (Aeoptometristas). Loreto estudió la carrera en la Complutense de Madrid, acabando en el año 1989. Compañera de fatigas y, por tanto, asidua por unos años del tan odiado y a la vez querido barrio de San Blas, aunque intuyo con seguridad que ella pasó mas fatigas que yo en aquella época convulsa de inseguridad y drogas a finales de los 80 en el barrio.

En esta entrevista, como viene siendo habitual, pretendo que conozcamos más tanto de la parte personal como de la parte profesional, en este caso interesándome especialmente por la figura del óptico-optometrista en la Sanidad Pública, ayudando así a quien pueda estar interesado. Antes de empezar le doy las gracias a Loreto porque aparte de la entrevista sé también que es lectora habitual de mi blog.

 ¿Por qué decidiste en su día estudiar óptica y optometría? ¿Era la primera de tus opciones?

— Desde los 14 años trabajaba en verano en la óptica de mi cuñado para sacarme unos dinerillos para mis gastos. Cuando llegó el momento de elegir una carrera yo no lo tenía nada claro. Entre mis padres y mi hermana me convencieron para estudiar óptica y cómo no me desagradó la idea, acepté. Fue mi primera opción e incluso hice el previo de Farmacia (por si no me cogían en Madrid) para hacer el primer curso y convalidarlo al año siguiente con el primer curso de óptica.

 Madrid a finales de los 80 no debía ser aburrido precisamente, además para la mayoría de los que venimos de fuera suele marcar un antes y un después. ¿Cómo fueron tus años universitarios?

— Desde luego que el irme fuera de mi casa marcó un antes y después en mi vida. Yo venía de Pamplona que ha sido siempre una ciudad muy tradicional (excepto en San Fermín) y el cambio en mi caso fue brutal. Eran los años de Mecano, Alaska y Hombres G. Por fin éramos europeos, el presidente era Felipe Gonzalez y el paro estaba como ahora, descontrolado. Allí viví el estreno de nuevos canales de televisión, solo existía la 1 y la 2.

Los dos primeros años estuve en una residencia de monjas en la calle Arturo Soria y no tuve mucha opción de juerga fuera de esas paredes, pero el tercer año me fui a vivir a un piso con una compañera y me lo pasé mucho mejor, hasta me eche un noviete optometrista jaja. Las mayores juergas solían empezar en el bar de la Escuela donde los precios de los pacharanes eran bastante asequibles y las timbas de cartas habituales en alguna que otra clase vacía. Pensar que fumábamos en las clases y en los exámenes éstas parecían fumaderos de opio. Ese último año fue muy divertido y conocí a gente con la que aún mantengo relación.

Respecto a los estudios, el primer año quería dejar la carrera y mis padres me pusieron la condición de aprobar el primer año para poder hacerlo. Lo aprobé a trancas y barrancas y decidí continuar. Aún siguen allí profesores como Enrique González que nos aguantaban bastante ya que creo que fuimos una generación de estudiantes poco “brillantes” pero resultones. La óptica física era la asignatura más temida en el último año y entonces no existía la clínica que ahora tenéis.

 Ya que has estudiado en una de las épocas más conflictivas de San Blas es inevitable preguntarte por ello. Ahora ya es un barrio prácticamente nuevo, y bastante decente, nada que ver con lo que era hace unas décadas. ¿Qué recuerdas de tu paso por allí? ¿Alguna anécdota en especial que te marcara?

— Nada más llegar allí ya nos metían el miedo en el cuerpo, nos hablaban de atracos y asaltos continuamente. Teníamos que ir en grupo al metro, nunca sola si eras chica. Para serte sincera, yo no tuve nunca miedo ni me sentí amenazada pero si hubo algún caso aislado de atraco, aunque de todas maneras poco podían sacar de estudiantes “pelaos”.

Por otra parte siempre hubo una leyenda negra en la Escuela que decía que había sido una cárcel de mujeres en su tiempo, con sus galerías y celdas… Eso le impregnaba al ambiente una sensación de correccional para estudiantes díscolos.

*En el blog desmentimos que la Escuela de Óptica fuera en el pasado una cárcel de mujeres. Pulsa aquí para leer la historia completa de la Escuela de Óptica de la Complutense de Madrid y el barrio de San Blas desde los años 70

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Estudiantes universitarios en la Escuela de Óptica, San Blas, finales de los 80

«Se tendrían que realizar campañas de difusión a nivel nacional sobre nuestra profesión y competencias»

 El tema de las oposiciones a la Sanidad Pública es bastante desconocido entre el propio colectivo, en parte supongo que por las pocas plazas que oferta nuestro sistema sanitario en la actualidad. ¿Cómo fue en tu caso? ¿Cuál es el proceso a seguir?

— Mi caso es curioso, lo que se dice “las cosas del azar”. Cuando trabajaba en la Clínica Universidad de Navarra (CUN), mis compañeros y yo obtuvimos el Accésit del Premio Nacional del Colegio de Ópticos-Optometristas y nos dieron una placa muy bonita que mi marido se empeñó en colocar en el salón de casa. Ese mismo año celebré el cumpleaños de mi hijo mayor y como eran pequeños vinieron los amiguitos con sus mamás. Una de ellas vio la placa y me comentó que trabajaba en el Servicio Navarro de Salud en Convocatorias y que acababa de salir una plaza a concurso oposición. Entonces decidí presentarme para ver como era eso. Hay que decir que era solo una plaza, imposible de sacar ya que la persona que la ocupaba llevaba muchos años en ella y eso te da el doble de puntos. Pero otra vez la vida me sorprendió y quedé la segunda de la oposición aunque sin plaza, claro. No le di mayor importancia y continué con mi trabajo en la clínica. A los meses recibí una llamada del hospital de Estella ya que se iba a crear una plaza de óptico y como me había quedado la segunda me correspondía a mi decidir si la cogía. Y así lo hice, dejé el trabajo fijo en la CUN y me fui a Estella. Dos años más tarde salió la plaza a oposición con otra en Pamplona y la aprobé pudiendo elegir plaza en Pamplona que es donde trabajo en la actualidad.

Para aquellos que estén interesados en opositar, mi consejo es que pongan “alertas” con las palabras óptico y optometrista en los Boletines Oficiales de las distintas Comunidades Autónomas y en el de España. En caso de que se publiquen serán los primeros en enterarse. Por otro lado, en caso de que sea concurso, es importante realizar el mayor número de cursos homologados oficialmente, publicaciones, presentaciones a congresos, etc..

 Háblanos de tu trabajo diario, tus competencias, lo más habitual en tu día a día, etc.

— Vemos en consulta un total de 20 pacientes, la mayoría derivados por los pediatras y médicos de Atención Primaria. Trabajamos con un oftalmólogo y por ello podemos dilatar y derivarle aquellos pacientes que presentan alguna patología. También los oftalmólogos del Servicio nos remiten pacientes para graduar, adaptación de prismas o test de Hess Lancaster. Dentro de nuestras competencias está el realizar las biometrías, OCT, paquimetrías, adaptación lentes terapéuticas, tonometrías, etc. Lo más habitual es ver présbitas y niños con pérdida visual en lejos.

Desde hace 4 años tenemos una consulta de asesoría de Baja Visión. Son pacientes derivados por los oftalmólogos y les enseñamos algunas ayudas para baja visión intentando asesorarlos sobre ayudas, ópticas especializadas en baja visión, organizaciones, etc. Son solo tres huecos semanales pero es un gran paso su existencia en el circuito público.

 ¿Qué campo de la optometría disfrutas más o se te da mejor en tu práctica clínica diaria?

— La Optometría Clínica Primaria es mi punto fuerte y donde más disfruto. El poder detectar una patología a tiempo y derivarlo al oftalmólogo lo antes posible me encanta. Realizar todas las pruebas posibles es muy entretenido. Por otro lado, la optometría pediátrica también me gusta mucho y me divierto mucho con los niños.

 Antes de las oposiciones, ¿en qué otros sitios trabajaste y cuál te gustaba o se acercaba más a tus preferencias?

—Trabajé durante muchos años en una óptica, 16 para ser exactos. Mi especialidad era la contactología, en concreto, adaptación en casos difíciles: queratoconos, ortoqueratología, trasplantes de córnea… Tras ello me contrataron en la Clínica Universidad de Navarra, enamorándome entonces de la Optometría Primaria. Después de 4 años ya me fui a lo público.

«Estamos a 25 años de la optometría de los Estados Unidos»

 Estoy muy a favor de estrechar las relaciones con los oftalmólogos, algo que ha sido y es habitual en mi blog. ¿Qué relación tienes con ellos? ¿Piensas que es necesaria esta unión? ¿Que deberíamos hacer para mejorarla?

— Por supuesto, somos complementarios. Creo que la mejora de la salud visual de nuestros pacientes pasa por medio de un buen entendimiento oftalmólogo-optometrista. Nos tenemos que “vender” a ellos para que nos necesiten. Somos un gran apoyo en sus consultas y la buena coordinación entre los dos trae consigo una mejora en la calidad de asistencia de los pacientes, reducción de las listas de espera y prevención de problemas visuales.

Mi relación con ellos la calificaría de buena e incluso, en algunos casos, excelente. He topado con magníficos profesionales que me han enseñado mucho y a los que estoy muy agradecida.

Nuestro trabajo bien hecho, nuestra preparación con formación continua y el diálogo entre los distintos colegios profesionales es fundamental para la mejora de las relaciones. Creo que vamos por el buen camino. Las nuevas generaciones de oftalmólogos no conciben su trabajo sin nosotros. Las retinoscopias, refracciones, cálculo de tratamientos laser, biometrías y pruebas especializadas de todo tipo son realizadas por los optometristas. Como he dicho antes, tenemos que crear entre los oftalmólogos “la necesidad de nosotros”, creo que ese es el camino y pasa por una buena formación y especialización por nuestra parte.

 ¿Qué piensas de la optometría en España? ¿Crees que es una profesión reconocida por la sociedad?

— Las Universidades han hecho una apuesta muy grande con las titulaciones. La oferta formativa actual está a años luz de la que existía cuando yo comencé. Es una gozada ver como las nuevas generaciones de profesionales salen tan preparadas de las Universidades y como nuestra profesión ha ido evolucionado en pocos años vertiginosamente.

La percepción de la sociedad del óptico-optometrista está también cambiando pero a un ritmo más lento de lo que todos deseamos. En mi opinión se tendría que cobrar por nuestros servicios profesionales, no regalar nuestro trabajo para que el paciente nos empezara a reconocer como profesionales sanitarios no solo como comerciantes.

Muchas personas no ven en nuestro trabajo, sobre todo en los establecimientos sanitarios óptica, un profesional universitario. El estigma que tenemos entre parte de la sociedad es el de “tendero”, “el de las gafas” y es así mal que nos pese. En los últimos tiempos algo está cambiando pero aún queda mucho recorrido por hacer. Es por ello que considero que se tendría que realizar campañas a nivel nacional de difusión sobre nuestra profesión y competencias. Como anécdota, el trato que recibo por parte de mis pacientes en la consulta es totalmente distinto al que recibía en la óptica. En cuanto alguien me dice que se fía mucho más de mí que del de la óptica yo siempre les aclaro: “yo también soy óptico-optometrista”.

 ¿Te gustaría que la optometría española tendiera a igualarse a la británica o a la estadounidense, es decir, con un perfil marcadamente clínico, aunque fuera en algunos aspectos clave? Si es así, ¿en qué crees que nos deberíamos enfocar?

— Me encantaría. Hace unos años estuve en los Estados Unidos, en la New England College of Optometry de Boston, y pude charlar con profesores y alumnos. La profesión está muy valorada por la sociedad americana. Todo ello pasa por un largo periodo de formación y especialización. Pude ver la presencia de compañeros en clínicas, en Centros de Investigación como el Instituto Schepens, dependiente de la Universidad de Harvard, y en Centros de Atención Primaria. El uso de colirios diagnósticos, tratamiento de glaucoma e incluso cirugía refractiva en algún Estado es una realidad. Un profesor me comentó que estamos a 25 años de USA, es por ello por lo que debemos pegar un acelerón para alcanzarlos. Ese acelerón pasa por la formación mas completa posible y especialización. Por otro lado, deberíamos alcanzar el hito del uso de colirios en consulta, eso marcaría un antes y un después.

«La mejora de la salud visual de los pacientes pasa por una buena relación oftalmólogo-optometrista»

 Para acabar, este es un “blog universitario”, por eso considero que a los estudiantes y los que somos recién graduados nos viene bien escuchar, en estos momentos, algún consejo o experiencias de lo más veteranos. ¿Que nos dirías a las nuevas generaciones?

— Lo primero de todo deciros que tenéis “muy buen gusto”. Habéis elegido una profesión muy bonita con tantos campos de especialización que es casi imposible no encontrar un sitio en ella. Optometría Primaria, Contactología, Ortoqueratología, Terapia Visual, Baja Visión, Investigación, Lentes Intraoculares, Cirugía Refractiva, Docencia…

Sois el futuro, y no os tenéis que desanimar en la búsqueda de vuestro lugar profesional. Con preparación y trabajo se puede conseguir lo que se quiera. Os aseguro que esta profesión da unas satisfacciones increíbles, independientemente del entorno o especialidad donde se trabaje. ¿Cómo os sentiríais si alguien te dijera?: “gracias por conseguir que pueda volver a leer”, “no me imaginaba que se pudiera ver tan bien, los colores, las formas…”, “he aprobado las oposiciones gracias al tratamiento de Orto-k que me has hecho”, “mi hijo ha mejorado la lectura y ahora saca mejores notas” , “ya no tengo dolores de cabeza” , “gracias a ti, mi oftalmólogo me ha puesto tratamiento para la hipertensión ocular a tiempo”, “me siento mucho más seguro desde que me he quitado esas gafas”, “gracias a tu derivación me han podido salvar el ojo”…

Sobran las palabras. Ánimo chicos, a trabajar, y aquí nos tenéis a los “veteranos” para lo que queráis.     

— ¡Gracias Loreto por tu tiempo, por tu dedicación y por tu visión optimista!

Si tenéis alguna pregunta sobre las oposiciones podéis usar los comentarios o enviarme un email directamente.

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