Revista Ciclismo

La Pájara (II). Qué hacemos si nos ‘pilla’.

Por Rafael @merkabici

En el anterior post vimos en qué consistía la pájara y por qué ésta acecha permanentemente a los ciclistas, aficionados o profesionales. Asimismo, comentamos que el mejor remedio es la prevención, sea ésta alimenticia, física o psicológica. Además, explicamos por qué la pájara es un fenómeno fundamentalmente ciclista antes que de otros deportes.

En la entrada de hoy, vamos a ahondar un poco más en las razones por las que nos asalta la pájara y, más importante todavía, en qué hacer si ésta nos pilla en plena competición.

¿Por qué nos suele pillar la pájara desprevenidos en plena faena?

- Descuidos: el deportista olvida alimentarse regularmente durante el entrenamiento o competición. En el Tour de Francia 2003, el alemán Jan Ullrich dejó noqueado al entonces imperial Lance Armstrong en el Col du Tourmalet. Bajando el coloso pirenaico, el alemán olvidó de avituallarse y en el pie de Luz Ardiden, otro puerto mítico, comenzó a flaquear. Perdió un minuto, pero pudo haber ganado su segundo Tour. Y es que los nervios, pensar en la estrategia, obsesionarse con la colocación y otros menesteres pueden hacer que olvidemos ingerir comida y líquidos y, a la postre, arruinarnos el día.

PAJARA

 

- La ruta: en realidad podría ser un descuido más. Suele ocurrar durante la competición y, una vez más, por falta de precisión. Hay que revisar siempre que se pueda el libro de ruta de la etapa, ver dónde sería más conveniente nutrirse durante la prueba, dónde poder atacar, dónde no hacerlo nunca… Puede entrar en juego la fatalidad, como que se produzca un ataque rival inesperado, un corte, un pinchazo, una caída. Pero infortunios aparte, puede ser también que nuestra escasa lectura previa nos aboque a una pájara inevitable.

- Estado de forma: cuando no estamos bien preparados físicamente, el gasto energético es mucho mayor que cuando nos encontramos en forma. Hay veces que creemos estar en forma y no lo estamos. Otras, estamos mejor de lo que estamos. En el primer caso, que es el que nos ocupa, es muy probable que la ingesta energética haya que incrementarla proporcionalmente, puesto que no estamos tan a tope. Y si esto no se tiene en cuenta, podemos dar la bienvenida a la pájara.

 

Hemos analizado por qué nos puede dar la pájara en carrera. Pero, ¿y si nos da? Pues si nos acecha la pájara, hemos elaborado unos sencillos consejos para, cuando menos, pasarla de la mejor manera posible. Quizás no ganemos el Tour, pero sí salvaremos los muebles…

¿Qué hacer si somos presa de una pájara?

Hay que ser fuertes psicológicamente. Reaccionar con sangre fría. Por eso nada mejor que saber en todo momento qué está pasando, por qué está pasando y cuáles son sus consecuencias. Tras lo citado con anterioridad, sabemos que se produce por un déficit calórico, así que el tratamiento ha de ir encaminado a revertir esa situación. La solución no vendrá en cebarnos a rueda de alguien, porque eso provocará una pájara al cuadrado.

pajara 2

La urgencia prioritaria es la recarga energética que necesitamos hacer del organismo. Y el organismo es básico, ya que gracias a él la actividad física continúa, y el cuerpo sigue precisando glucógeno para proseguir con la actividad. Alimentémonos. Bien.

La solución más efectiva contra la pájara sobrevenida es mantener un ritmo sostenido de actividad física (seguir pedaleando en este caso) y comenzar cuanto antes con la ingesta inicial de carbohidratos de absorción rápida. Es decir, subir al trantrán al ritmo que mejor podamos, y entretanto ingerir lo siguiente:: glucosas, azúcares, pastelillos, barras energéticas, bebidas energéticas carbohidratadas y/o isotónicas, para tratar de obtener un rápido efecto euforizante, tan necesario a nivel físico como mental. ¡Hay que alimentarse cuanto antes, y si es con azúcar exprés, mejor que mejor!

A continuación tenemos que seguir aportando, en pequeñas dosis, carbohidratos que nos estabilicen un poco los niveles de azúcar en sangre y evitar que el cuerpo se defienda de ese “subidón” de azúcar, generando picos de insulina. También las grasas nos ayudan en este sentido, tomando frutos secos y similares. Sí, el azúcar tiene también su bajón o post-pájara, así que evitémosla.

He aquí una máxima ciclista que define perfectamente lo que es la pájara:

“Aliméntate regularmente durante la actividad física, porque una cosa está
muy clara: si durante la prueba o entrenamiento llegas a sentir hambre…
ya es demasiado tarde”

 


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