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La película de la discordia - 'Django Desencadenado'

Publicado el 24 enero 2013 por Cinemalights @CinemaLights
Cuatro años después de Malditos Bastardos, Quentin Tarantino vuelve pisando fuerte y en su estilo con Django Desencadenado. Con ya dos Globos de Oro (al mejor guión y mejor actor secundario por Christoph Waltz) y 5 nominaciones a los Oscars (incluyendo mejor película), la película que ha generado cierta controversia deja a un lado el nazismo de la anterior y trata la esclavitud negra en los años previos a la Guerra Civil Americana con soltura y sin tapujos. Puro Tarantino que despliega sus dotes en un subgénero que le entusiasma, el del spaghetti western, y que sigue los pasos de maestros como Sergio Leone. Nosotros, el equipo de Cinema Lights en su conjunto, fuimos a verla el pasado sábado y ésta es nuestra opinión. 
La película de la discordia - 'Django Desencadenado'
Habiendo ganado el Globo de Oro al mejor guión no podíamos esperar menos. Django Desencadenadoes toda una exhibición de perfectos e ingeniosos diálogos, con bastantes toques hilarantes sobre un tema si más no delicado pero al que trata como parodia de la esclavitud negra. Ya el inicio empieza fuerte, con la aparición de un desconcertado Jamie Fox ante las extrañas maneras del personaje de Christoph Waltz, un caza-recompensas con sus propias ideas sobre la esclavitud. Los diálogos se hubiesen quedado en nada si no saliesen de esos maravillosos actores que se meten de lleno en el papel y que interpretan con maestría unos extravagantes personajes. Waltz, Di Caprio, Fox y Samuel L. Jackson conforman un elenco brillante para este tarantiniano spaghetti western, lleno de matanzas sin tapujos, como suele ser. Destacar también la participación de Don Johnson y Jonah Hill en esa divertidísima escena de la emboscada Ku Klux Klan con sacos en la cabeza.

Pero no sólo hay que destacar el guión y la interpretación, porque la película destaca por su conjunto. La fotografía y la ejecución de los planos y escenas son sublimes, como las plantas de algodón manchadas de sangre o la escabechina final en la casa de Calvin Candie. También la música adquiere gran importancia, perfectamente introducida en las escenas y ampliando la fuerza de las mismas. Quizás quitaría algunos minutos de metraje al film, en especial hacia el final con el cameo de Tarantino, pero [PELIGRO SPOILER] la vuelta de Django a la casa con ansias de venganza, la fugaz y sorprendente muerte de la hermana de Candie y la reivindicación final del personaje de Samuel L. Jackson merecen la pena. [/PELIGRO SPOILER] Pueden creer que el ensañamiento y las escenas de matanza son excesivas, pero precisamente el exceso hace la parodia. Así, Django Desencadenado no defrauda después de una excelente Malditos Bastardos y se iguala consiguiendo unos personajes protagonistas y secundarios perfectos y al pelo para sus intérpretes. Si siguen así, espero con ansias la siguiente colaboración de Waltz con Tarantino

Nota: 9
Alejandra Diez
La película de la discordia - 'Django Desencadenado'
Guía para ir a ver un film de Quentin Tarantino: 1) Ser fan del director, de su filmografía y de su muy marcado estilo propio. 2) En caso de no cumplir al 100% el punto anterior, ir preparado para un espectacular piromusical de fuegos artificiales con fuentes de sangre y más sangre -eso sí, de la mejor calidad-. Una vez interiorizados estos dos puntos, no hay nada -bueno, casi nada- que nos impida disfrutar de la nueva sátira del señor Tarantino. Dicen que Ernst Lubitsch se llevó un varapalo de críticas tremendas cuando puso en boca de uno de sus personajes: "lo que hizo ese actor con Shakespeare es lo que ahora estamos haciendo nosotros con Polonia". Corría el año 1941 y la película, una brillante sátira del nacismo, era la obra maestra Ser o no ser. En aquel momento, muchos tacharon al director alemán de no tener tacto y de reírse del Holocausto. Lo que no entendieron esos críticos es que los punzantes diálogos y humor negro de la cinta eran la mejor arma para luchar contra una ideología macabra y sin sentido alguno que tenía como punto de partida la desigualdad entre los individuos. Por supuesto, estamos hablando de dos hechos y momentos distintos, pero parece que los críticos con la visión de Django desencadenado sobre la tradición esclavista de los Estados Unidos se han perdido en el mismo punto que lo hicieron los críticos con Ser o no ser. Ésta quizás sea la única semejanza que haya entre dos realizadores tan alejados en estilo como Ernst Lubitsch y Quentin Tarantino, pero parece lo suficientemente importante como para tenerla en cuenta.
Con forma de spaghetti western, Django Desencadenado nos cuenta la historia de aquel negro entre 10.000 que lucha por sus derechos como persona o, quizás mejor dicho, lucha para acabar con aquellos que no han respectado sus derechos como persona -es lo que tienen los westerns, que esto de la justicia por la mano se lo toman bastante a pecho-. Sólo por el magistral primer cuarto de película, Tarantino ya se merece, aunque no es el único este año, el Oscar a mejor guión original. Aunque hay que decir que Christoph Waltz se lo pone muy pero que muy fácil. El que esperemos se convierta en actor fetiche del director se come la pantalla desde la primera frase que suelta hasta el último instante en que sale. Después  de ese primer tiempo, el ritmo de la cinta decae un poco, haciéndose un poco pesada en según qué momentos, con la excepción de la genial aparición de Leonardo DiCaprio, otra de las joyas del gran elenco del film. Y entre subidas y bajadas, pues, llegamos al rojizo clímax de la película, que de tanta pintura, se acaba haciendo repetitivo. [PELIGRO SPOILER] Casualidad o no, es precisamente en el momento en que deja de salir Waltz que la narración del film baja en picado, y con ella su interés. [/PELIGRO SPOILER]. En definitiva, no tiene el ritmo ni el montaje de Malditos Bastardos, pero Django desencadenado es una muy buena cinta de entretenimiento, brillante sátira y con un reparto inmejorable.

Nota: 8
Maria del Mar Gallardo
La película de la discordia - 'Django Desencadenado'
Quentin Tarantino ya tiene su ansiado (spaguetti) western. Y rindiendo un gran homenaje a los maestros del género, en especial, a Sergio Leone, el director de la magistral trilogía del dólar. Solo ha faltado que este nuevo y excelente trabajo del cineasta estadounidense estuviera rodado en Almería. El guión de Tarantino se sustenta sobre una historia de venganza y lucha entre buenos y malos con la esclavitud como telón de fondo, hecho que se acaba traduciendo en un alegato revolucionario anti-esclavitud con el personaje de Jamie Foxx (con una gran interpretación que ha pasado muy inadvertida). Ni Spike Lee (del que nos ahorraremos un calificativo) ni Elvira Lindo han entendido por dónde iba la cosa... La escena inicial es toda una declaración de intenciones: gamberrismo puro y duro y festival de violencia, con maestría, diálogos ingeniosos e inteligentes e interpretaciones de alto calado.
El desarrollo es un continuo in crescendo hasta el glorioso clímax final (bueno, el pre clímax final), por eso, a veces, el montaje es algo taciturno, nunca resulta larga ni mucho menos aburrida, pero haber pasado por el tijeretazo le hubiera sentado estupendamente. Tarantino crece como director en cada nuevo film, como ya hiciera en Malditos bastardos; algunos lo acusan de perder la espontaniedad de sus primeras obras, otros ensalzamos (con razón) sus nuevas cimas, sus nuevas cartas de amor al séptimo arte y su afán por querer crear grandes productos de entretenimiento manteniendo un sello de autor del cual pocos pueden presumir. Una selección musical excelente, un trabajo de ambientación impecable y un elenco ejemplar (Christoph Waltz y Leonardo DiCaprio están magistrales) componen algunos de los ingredientes más sofisticados de la película más entretenida y divertida de los últimos meses. Mientras algunos siguen empeñados en menospreciar una parte (importante) de la historia del cine, otros disfrutamos con las películas de uno de los directores más importantes de los últimos 30 años.
Nota: 9
Alain Garrido

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