La Rosquilla, así llamaban los ingenieros a la estación espacial. Vista a una distancia de miles de kilómetros recordaba un inmenso dónut anaranjado, flotando en el espacio contra un fondo glaseado de estrellas. Sin duda, Robin Varley era el piloto más rápido de La Rosquilla. ¿Y quién se atrevería a negar que Zinha era la alienígena más inteligente? Pues rapidez e inteligencia es justo lo que van a necesitar para impedir que un virus acabe con todos los seres vivos de la estación en cuestión de horas…
8.50 € 
120 págs. 
mayo de 2012
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