Además del tradicional método de la jeringa
y frasco de insulina, existen otros 2 métodos populares para la administración
de insulina: 1) la pluma de insulina, y 2) la bomba de insulina.
Pluma
de insulina
Este sistema, que ha ido ganando popularidad
en los últimos años, también se le conoce con los nombres de bolígrafo o pen.
Parece una pluma común, que se puede portar en el bolsillo de la camisa o se
puede llevar en el bolso dondequiera que vaya. Pero en vez de cartuchos de
tinta, usa cartuchos de insulina.
Consiste en la pluma, agujas y cartuchos de
insulina. Las agujas son bien finas. Debe usarse una aguja nueva con cada
inyección. Los cartuchos se cambian cuando se agote la insulina.
Vienen de 150 o 300 unidades. Para indicar
la cantidad de insulina que se quiere inyectar, el dispositivo tiene un sistema
de dial que usted va rotando, y por cada unidad de insulina hace un sonido o
“clic”. Además, muestra por una ventanilla en forma digital la cantidad exacta
que se va a inyectar, por lo que es muy útil para las personas que tienen
problemas visuales.
Existen cartuchos con una variedad de
insulinas: rápida, intermedia, combinación rápida-intermedia y de acción
prolongada. Aunque es un poco más cara, vale la pena. Las personas que empiezan
a usarla no quieren volver atrás a la tradicional jeringa y frasco de insulina.
Algo muy importante es cebar, o sea, sacar
el aire del cartucho de insulina antes de cada inyección. Para hacer esto,
agarre el dispositivo verticalmente, con la aguja mirando hacia arriba. Con un
dedo golpee el cartucho para que las burbujas de aire suban. Marque 2 unidades
en el dosificador, y empuje el émbolo hacia arriba. Si no sale insulina, repita
el proceso. Si no ceba el cartucho, se inyectará menos insulina de la que cree.
El cartucho en uso se puede mantener a
temperatura ambiente por 30 días. El resto debe ser refrigerado.
Próximamente: La bomba de insulina
© Juan Luis Fernández
2014