Revista Educación

La poderosa televisión

Por Siempreenmedio @Siempreblog
La poderosa televisión

Llevamos una semana oyendo hablar de las confesiones de Rocío Carrasco a Telecinco en un formato que han llamado documental, aunque no se parezca en nada a lo que debe ser este género. La entrevista combinada con debate fue vista por un total de 3,7 millones de personas de media y casi 5,5 millones de personas estuvieron, al menos durante un minuto, frente al televisor durante el programa, según datos de Barlovento Comunicación.

Tras su emisión se han producido reacciones de todo tipo de personas de todos los ámbitos de la sociedad y, pese a que preferiría hablar de otro asunto, todas estas circunstancias me han generado una serie de reflexiones o, quizás, preguntas que me han removido un poco por dentro.

Es innegable el infinito poder que aún conserva la televisión pese a los cambios de hábitos en su consumo. Bienvenido sea que en este caso haya hecho posible la visibilización de un problema tan grave como es el maltrato, la violencia machista que muchos querrían seguir encerrando entre las cuatro paredes del hogar, pero que es un problema social grave, que nos concierne a todos y todas, de abordaje deficitario aún en algunos aspectos, y de difícil demostración cuando se trata de algo tan sutil y horrible como es el maltrato psicológico.

Sin embargo, me deja mal cuerpo pensar cuántas mujeres sufren diariamente ese infierno y no tienen ese altavoz, incluso, cuando lo tienen, las consecuencias que sufren son tremendas, terribles. La televisión y su poder no está comprometida con los problemas sociales, en general, salvo que les pueda dar audiencia y eso es terrible, porque, como hemos visto, es una fuerte generadora de opinión pública.

La poderosa televisión

A ello, se suma le hecho de que ha sido cooperadora responsable de la situación en la que se ha situado a muchas personas a las que se ha juzgado, vilipendiado y maltratado programa tras programa sólo por el mero hecho de generar espectáculo, y propiciar réplicas y contrarréplicas de los afectados para llenar horas y horas de parrilla televisiva a un coste bajo e ingresos altos.

Esa misma cadena que ha propiciado esa visibilización, que ha hecho posible que muchas mujeres se sientan fuertes para hablar como lo ha hecho Rocío Carrasco, conserva en su parrilla, por ejemplo, y por citar uno, un programa infame, machista, cosificador, que fomenta la normatividad, el maltrato, la falta de respeto al otro, que genera modelos para la juventud absolutamente retrógrados, miserables como es 'La isla de las tentaciones'.

Yo creo que cadenas como Telecinco deberían reflexionar sobre su aporte a esa sociedad que les sigue por millones y cómo podrían usar ese poder de otra manera. Me resulta curioso que se hayan comprometido con Rocío Carrasco, que bienvenido sea, repito, por su efecto positivo, y no con documentales de gran calidad que muestran la misma realidad de violencia sobre la mujer como 'Nebenka', que ha terminado en un canal de pago como Neftlix y que nunca rozará el 'prime time'.


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