Revista España

La postal de la semana: Un actor secundario de lujo

Por Manugme81 @SecretosdeMadri

Vivir a la sombra de una de las construcciones más hermosas de Madrid, el Metrópolis, es toda una zozobra. Exactamente la misma que lleva soportando el Edificio Grassy desde que empezase a ser una realidad hace justo un siglo, en 1916. Relegado a un papel secundario en esta bonita función titulada Gran Vía, cuando pisa las tablas en solitario, como en la postal que vemos hoy, gana fuerza y galones. Se convierte en una elegante proa que marca el camino de miles de vidas, día tras día.

El Edificio Grassy fue uno de los primerísimos en hacerse notar en la entonces llamada Avenida de Conde de Peñalver. Obra del arquitecto Eladio Laredo, en 1916, recibe su nombre por la tienda de relojes que, décadas más tarde, abriría en sus bajos el suizo Alejandro Grassy, concretamente en 1952. Tienda que por cierto, esconde un secreto que todavía se me resiste, y es un museo de reloje s del que quiero dar buena cuenta en breve.

¿Pero hubo vida antes de esa tienda de relojes? Por supuesto que sí, en un principio en su planta baja se instaló el Café Molinero y posteriormente un restaurante. Otro de los secretos que guarda este singular edificio es que en él se construyeron unas de las primeras vivienda de tipo dúplex de todo Madrid. (QuIen las pillara...)

Coronado con su inconfundible templete, en esta fotografía que me hizo llegar Fer Sánchez, vemos al Edificio Grassy en su hábitat natural, haciendo lo que mejor sabe hacer, supervisando ese primer tramo de la Gran Vía, para que nada se desborde ni derrame. Una pendiente que nos obliga a elevar la mirada hacia el cielo de Madrid. Uno de los aspectos que más me llamó la atención de esta foto es como en ella conviven los dos perfiles de esta avenida. En un carril una hilera de coches aguarda su turno en la rampa de salía mientras que el otro se exhibe desierto. Los caprichos del tráfico y los semáforos de Madrid.

Una bonita imagen que nos demuestra que esta bella construcción, cuando le dejan y se lo permitimos, es capaz de eclipsar a cualquiera. Sólo jay que saber mirarla.

La postal de la semana: Un actor secundario de lujo

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