Revista Diario

La princesa prometida

Por Desmadreando @desmadreando

Siempre quise casarme un 21 de abril. Ese era el plan. En 2007. En ese año ese día caía en sábado. Todo iba a ser perfecto.

Después de 7 meses de estudios en Salamanca, encontré trabajo en una agencia de publicidad en Madrid y así convencí a mi padre de seguir mi aventura por este lado del charco. Bueno el trabajo fue un pretexto, pero era la manera de que Semenator y yo siguiésemos juntos.

Semenator no era Conde ni vivía en Salamanca. El estudiaba y vivía en Madrid y era más que conde…¡era el mismísimo príncipe! (El que se llevo la Leti es un doble…¡aunque usted no lo crea!).

Llegó el momento de volver a México por una corta temporada a “titularme” para luego volver a España. Sin embargo, la distancia me jugó una mala pasada y no pude vivir sin Semenator.

Después de meses eternos de lloros (bueno fueron sólo tres) lo convencí para que se animara a probar suerte en México. Y así fue como Semenator llegó a México para hacer unas prácticas por un año mientras yo me titulaba. En resumen se quedo cinco. ¡Oiga es que los mexicanos somos depelos!

A los pocos meses de haber llegado a México, la princesa tuvo un accidente…un pequeño trombo llegó a su pulmón y casi la lleva paelotrolado pero San Pedro estaba jugando golf y me mandaron de regreso. Eso me impedía hacer viajes trasatlánticos durante un año por estar en observación y anticoagulada.

Después de eso, al mes y poco, mientras Semenator disfrutaba de una semana por casa mi padre enfermó. Diagnóstico: cáncer de pancreas.

Ese día recuerdo con desesperación coger el teléfono marcarle entre lágrimas a Semenator y decirle ¿te importa si nos casamos antes? Quiero que mi padre esté conmigo. No lo dudó y me dijo que era domingo y que en ningún sitio encontraría una joyería abierta para comprar un anillo. Nos reímos y volvimos a llorar.

El 19 de septiembre del 2005 Semenator se hincó en el portal de mis padres (a las 3 de la madrugada después de un vuelo de 11 horas de Madrid-México) y me pidió que me casara con él. Yo estaba en chandal pijamesco pero ni eso- ni mis pelos- me impidieron darle el SI.

Llegué al hospital a decirle a mi padre que “me casaba”. Todos sonrieron y siguieron hablando de pruebas. Esto no era importante.

Planear mi boda me enseño a ser Houdini….¡nada como esta alegría para sumergirme y escapar de la realidad!…

Pactamos que el 21 de abril 2007 sería la fecha. Sin embargo, si se tuviera que adelantar pues se adelantaría.

A pesar de contar con mucha suerte, pues el cáncer fue operable y después de quimios y radios las metástasis llegaron. Tocaron a la puerta del hígado y pulmón. Ese día, mi padre cogió el teléfono y desde USA me dijo: -Me preocupa tu boda chaparrita. Sólo eso.

Yo le dije que no se preocupara, pero que tendría que luchar. No me iba a casar en un funeral.

Así que puse manos a la obra. Yo quería casarme en la playa, en Acapulco y sólo tenía un mes para que mi papá empezara el tratamiento más agresivo que le habían ofrecido.

Organizar una boda significa tensión, organizarla en un mes cuando no hay sitios disponibles, cuando todo grupo de música está cogido, cuando todos los vestidos españoles y franceses tardan 10 meses en llegar a México… y cuando tú padre tiene cáncer sólo te queda ¡no dejar de creer!

Y por azares del destino inauguraron un sitio nuevo en Acapulco. Y por designios celestiales hubo un grupo musical. Y pincha /dj. Y ¡HASTA ENCONTRÉ UN VESTIDO NUEVO!

Hago énfasis en esto porque todos los sitios que iba me ofrecían “venderme” el de prueba…esos vestidos con las colas color marrón que se han probado miles de mujeres con la esperanza de recibir el suyo nuevo “a medida”….

Mi hermano mayor un día me cogió del brazo y me dijo: -”DESPIERTA, tú crees que papá va entregarte y a lo mejor no llega a tu boda”… Se me salió la lágrima pero no podía dejar de creer.

Y mi padre llegó. Y me entregó. Recorrí el pasillo hacía la playa en un lindo atardecer. No fue el 21, sino el 22 de abril de 2006 pero fue ¡perfecta!

Hoy hace siete años puedo decirles que mi boda ¡fue la más bonita del mundo!

No pude ir a comprar el ajuar de novia con mi madre pues ella estaba en las quimios de mi padre. No tuve millones de despedidas de soltera pues no contaba con tiempo. No pudieron venir todos los amigos de España porque los billetes estaban como lumbre. No me libré de las miradas ajenas esperando ver un vientra abultado “por las prisas” y sobre todo NO PUDE LLEGAR EN UNICORNIO.

Ríanse ustedes pero le dije a la organizadora que si me podía conseguir un caballo blanco y ponerle un cuerno. Se rió y me dijo que “era una tierna“. No volvió a tocar el tema.

Pero lo que puedo decirles es que la princesa prometida ¡logró su cometido! Hace siete años alguien dijo que “nunca sobreviviremos” pero “la muerte no detiene al amor, lo único que puede hacer es demorarlo” o en mi caso “adelantarlo”.

¡Feliz 7timo Aniversario Semenator! ¡Gracias por hacer de éste día algo inolvidable y el inicio del resto de nuestras vidas! pero quizás jamás te he dicho GRACIAS por haber estado a mi lado contra viento y marea, por siempre apoyarme a lograr lo que me propongo y por CREER que  juntos “podemos todo”…

Y porque amo los post molones de bodas hoy les comparto un día que jamás olvidaré por ser el día ¡MÁS FELIZ DEL RESTO DE MI VIDA!

La princesa prometida

 


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