Revista Opinión

La propiedad privada o el sarpullido

Publicado el 07 junio 2016 por Elturco @jl_montesinos

Publicado en ValenciaOberta.es

La dicotomía siempre viene al caso con estos señores del tripartito. Todo lo que tiene que ver con la libertad de elección, la propiedad privada o con que cada uno se monte su vida como Dios le dé a entender les produce una urticaria neuronal de tal calibre que parece que desemboque en un sarpullido psicosomático del que no puedan dejar de rascarse. No existe recoveco en la ropa interior de nadie que no estén dispuestos a vigilar, monitorizar, regular y por supuesto, cargar con tasas e impuestos.

No es suficiente con someter el sistema educativo a control casi estalinista. No basta con colocar a los niños tapones en las orejas y anteojeras para que no se salgan de la línea. Además se les llena la cabeza con propaganda. Y luego, una vez que están talluditos, y parece que quieran pensar por su cuenta, se les corta de raíz toda posibilidad de hacer las cosas a su modo. Por si acaso.

El botón de muestra, esta vez, es la prohibición por parte del Consell de las prácticas de universitarios de centros privados en hospitales públicos. No diré que el paso siguiente es invalidar las titulaciones de centros privados, para no dar ideas.

Teniendo como tenemos un sistema sanitario obligatoriamente público, pagado por todos, nos guste o no, aquellos que eligen el sarpullido, digo lo privado, además de pagar, deben tragar con ruedas de molino del tamaño de Requena. Así la titulación, sea centro privado o público, debe ser homologada por el Estado. Las residencias para la especialidad, deben ser homologadas por el Estado. Probablemente acabarás trabajando en un hospital estatal, siendo funcionario del Estado. Pero amigo, has elegido el camino del mal, no puedes hacer las prácticas en un hospital del Estado. Tú lo pagas, pero te jodes.

Estos hechos son solo más razones que se suman a la necesidad, cada vez más acuciante, de liberalizar la educación y la sanidad. La primera es una responsabilidad de los padres y por lo tanto una elección que ellos han de tomar. Obligar a los niños a desaprender la mitad de lo que algunos profesores les enseñan cuando llegan a casa es algo cada día más común. Niños fachas malos, niños progres buenos. En lugar de niños, solamente niños. Náusea.

Que por lo menos te atiendan, ya no debiera ser coartada para nada. Las colas, las listas de espera, los médicos quejándose de que no tienen tiempo para atender, el vuelva usted dentro de tres meses para visitar al especialista mientras se cisca de dolor, esa es nuestra sanidad pública y de calidá.

El tripartito te dirá lo contrario, pero hay fórmulas de que todo llegue a todos mucho más baratas y eficientes. Demostrado. Sanidad y educación ofrecidas por el sector privado. Cheque escolar y sanitario, para aquellos que no puedan permitirse pagar de su bolsillo. Brutal bajada de impuestos para que éstos sean los menos. Importante por tanto recordar que sin las necesidades de sus votantes ellos no son necesarios, así que tratarán siempre de hacerse imprescindibles, para que usted necesite de ellos y dar sentido a su cargo.

¿Quieren volver a las cartillas de racionamiento o prefieren comprar en la variedad de tiendas de su municipio? Lo mismo puede decirse de la ropa. Son servicios fundamentales en los que no queremos al Estado más allá del control – pero consultamos páginas web o revistas, que suelen ser privadas hechas por señores privados para elegir un restaurante donde alimentarnos o ver las comparativas de precios entre productos de primera necesidad, curioso, ¿no creen? – y lo mismo debiera ser para sanidad y educación, servicios igualmente fundamentales en los que la administración no debiera ser más que un mero facilitador punto de encuentro. O sea para alojar reuniones de partes en conflicto y resolver, recoger y pagar el cheque sanitario o educativo y facilitar información de las posibilidades de elección, hasta que el sector privado lo haga, más eficientemente, y por tanto mejor.


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