Revista Psicología

La Psicología del amor

Por El Baúl De La Psique @bauldelapsique

El amor es un tema complicado, escurridizo, recurrente (en la música, en la literatura, en el cine…), que todo el mundo conoce y sobre el que cada uno tiene su propia experiencia y opinión personal. El amor, por suerte, está en casi todas partes.

En esta entrada vamos a intentar dar respuesta a una serie de preguntas sobre él como: ¿qué es?, ¿cuántos tipos hay?, ¿es verdad eso que dicen de que es como una droga?, ¿podemos ser adictos a otra persona? o ¿qué elementos influyen en la atracción?

La Psicología del amor
Icónica foto llamada “V-J Day” o “The Kiss”. Un marinero estadounidense besa de forma espontánea a una enfermera en Times Square (NY, 1945).

¿Qué es el amor?

El psicólogo Paul Ekman (1934-) señaló que existen seis emociones primarias: la alegría, la tristeza, la ira, el miedo, el asco y la sorpresa. Más tarde, el también psicólogo Robert Plutchik (1927- 2006), realizó una revisión añadiendo dos más (aceptación y anticipación) y estableciendo pares de emociones.

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De manera que las emociones complejas no serían otra cosa que la combinación de estas emociones primarias o básicas. El amor, que es el que nos ocupa, es la combinación de alegría más aceptación.

En cuanto a su definición, si lo buscamos en la RAE encontraremos distintas definiciones:

  • “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”.
  • “Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”.
  • “Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo”.
  • “Tendencia a la unión sexual”.

Como ya habíamos advertido, es un tema complejo e incluso difícil de definir, aún más de manera única y consensuada.

El amor es como una droga

Como ya hablamos en otra entrada, “la dopamina (junto con la serotonina o la noradrenalina) es un neurotransmisor involucrado en la regulación de (…) las emociones y en (…) la adicción a las drogas. Está implicada directamente con los mecanismos de recompensa del cerebro. La liberación de dopamina produce sentimientos de euforia, felicidad y fuerte autoestima. Es decir, el aumento de dopamina produce sensaciones de placer“. Y esto es lo que hace el amor, liberar dopamina produciendo alegría, provocándonos una percepción muy positiva y aumentando nuestra energía.

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Así que nos encontramos con que el amor usa las mismas vías neuronales que las drogas. De manera que cuando éste se rompe, ocurre lo mismo que cuando se deja de consumir la sustancia en cuestión, se sufre el “síndrome de abstinencia”. En este caso, una ruptura puede desembocar en graves conductas depresivas y obsesivas.

Esto nos lleva a hablar del precio del placer, el cual “nos indica que los encuentros repetidos con acontecimientos agradables pueden pasar factura, ya que la retirada del estímulo puede producir en el individuo un gran sufrimiento“.

La adicción a la otra persona

En nuestra sociedad, a veces se entiende el amor como la entrega total a la otra persona, a veces sin tenernos en cuenta a nosotros mismos. Se entiende que este es el amor real y auténtico, ese de las películas, el que se ha idealizado. Pero ya hablamos también de los peligros del amor romántico. Sin embargo, el amor sano se caracteriza por una relación horizontal, igualitaria, donde dos personas se complementan, dan y reciben y se tienen respeto mutuo existiendo un compromiso y un proyecto común.

Aquí encontramos la diferencia entre el amor adolescente y el amor maduro. La psicóloga Cristina Callao dice lo siguiente en este sentido: “Aunque idealicemos el amor en sus primeras manifestaciones, en realidad el que surge en la madurez es mejor para la salud emocional y afectiva. (…) La principal diferencia entre un vínculo de este tipo y uno adolescente se halla en el nivel de intensidad de nuestras emociones. Los más jóvenes se entregan hasta la saciedad y pierden la perspectiva“.

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Por otro lado, el psicólogo y escritor Walter Riso (1951-), nos explica que cuando existe adicción a la otra persona, nos encontramos con expresiones como: “Si me falta, me mato“, “Es la persona más importante de mi vida” o “Sin él/ella la vida no tiene sentido“. Con esto lo que se está manifestando es el miedo a perder la relación y, lo peor, disfrazado de amor romántico. La persona comienza a sufrir una despersonalización lenta y comienza a ser un anexo de la persona amada. De manera que esto desgasta y enferma, por lo que tenemos que trabajar por un amor maduro, un equilibrio. En este sentido es que nos podemos encontrar con dos tipos de sujetos:

  • Los activos dependientes: los cuales utilizan una impresionante variedad de recursos para conservar a su pareja. Estos individuos suelen ser celosos, hipervigilantes, irritables, obsesivos e incluso, en los casos más graves, atentar contra la vida de la pareja o la suya propia.
  • Los pasivos dependientes: los cuales tienden a ser sumisos, dóciles e intentan siempre ser agradables.

Las diferentes formas de amor y la teoría triangular

Hatfield y Rapson fueron los primeros en dividir el amor en dos tipos:

  • Amor compañero o camaradería: amor con alto grado de apego, compromiso e intimidad, pero desprovisto de pasión. Este el que sentimos por nuestros familiares o amigos.
  • Amor pasional: es el amor que sentimos por la pareja y está muy marcado por la sexualidad y el romanticismo.

Pero el psicólogo Robert J. Sternberg (1949-) con su teoría triangular del amor, una de las teorías psicológicas más conocidas sobre este tema, nos plantea siete tipos diferentes. Sternberg afirma que las emociones no son las únicas implicadas, sino que también son necesarios tres ingredientes más:

  • La confianza: que se refiere a los sentimientos de cercanía, vínculo, deseos de compartir, etc.
  • La pasión: que se refiere al deseo sexual, a la atracción física.
  • Y el compromiso: lo que conlleva estar, de manera mutua, en los buenos y en los malos momentos para llevar a cabo el proyecto común.

De manera que si no hay confianza, pasión o compromiso no hay amor, ya que éstas son las manifestaciones del mismo.

Los siete tipos de amor en función de estos tres componentes son:

  • Cariño:se caracteriza por la intimidad y suele aparecer en las amistades, donde existe un vínculo y una cercanía con la otra persona pero sin que exista pasión ni compromiso.
  • Encaprichamiento: es lo que comúnmente llamamos “amor a primera vista”. En él podemos encontrar pasión, pero no existe ni intimidad ni compromiso.
  • Amor vacío: existe compromiso y respeto mutuo, pero no existe pasión ni intimidad.
  • Amor romántico: aquí hay intimidad y pasión, pero no hay compromiso. Son, por ejemplo, los amores de verano.
  • Amor sociable o de compañía: hay intimidad y compromiso con el otro, pero no pasión. Se encuentra en la familia y en los amigos íntimos, con los cuales se comparte mucho tiempo sin que exista deseo sexual.
  • Amor consumado: esta es la forma completa del amor, en la que tenemos todos los componentes presentes. Representa la relación ideal hacia la que todos quieren ir pero que aparentemente sólo unos pocos alcanzan. Sin embargo, Sternberg señala que mantener un amor consumado puede ser aun más difícil que llegar a él.
  • Amor fatuo o loco: existe compromiso, pero sólo guiado por la pasión.
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La atracción

Aunque sobre la atracción ya hablamos en otra entrada donde nos preguntábamos si es verdad eso de que “los opuestos se atraen“, aquí vamos a hablar de los componentes de la atracción que son:

  • El momento: hay que estar dispuesto a enamorarse, y esto no sucede siempre.
  • El entorno: es más común enamorarse de gente cercana.
  • El misterio: nos atrae más la gente que no conocemos del todo.
  • La personalidad: existe un componente cultural/intelectual/personal.
  • El físico: siendo un factor importante.

Los extraños nos suelen atraer porque el misterio y la novedad nos atraen y, aunque parezca contradictorio, también nos atraen las personas similares a nosotros; por ejemplo en cuanto a aficiones, edad, etc. Volviendo a la teoría triangular del amor, podríamos decir que por lo extraños sentimos más pasión y por las personas cercanas de nuestro entorno y que son más similares a nosotros, sentimos más intimidad. Por supuesto, el factor cultural también influye debido a que, como en cualquier relación humana, las reglas sociales se tienen en cuenta y también porque el factor cultural moldea nuestra percepción de enamoramiento.

Conclusión

Así que como conclusión podemos decir que el amor es una emoción compleja, la cual puede llegar a ser adictiva. Esto se debe a que todo aquello que nos proporciona bienestar nos “engancha”, tiende a repetirse o a ser buscado por la persona. Aún así, tenemos que buscar el equilibrio y construir un amor maduro; es decir, su lado positivo, ya que como todo, el amor en exceso puede acabar haciéndonos daño.

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La autoría de este texto se atribuye a John Lennon desde hace bastante tiempo, pero la realidad es que su procedencia nunca ha estado clara. Click en la imagen para ampliar.

Por otro lado, también podemos concluir que existen muchos tipos de amor, aunque cuando pronunciemos esta palabra tendamos a pensar sólo el amor de pareja. Como decíamos al inicio, por suerte, éste está en casi todas partes: en nuestra familia, en nuestros amigos, en nuestras mascotas… en todo nuestro día a día. Incluso en ese gesto de aquel extraño, el cual puede parecer “insignificante”.

Si queréis seguir indagando sobre la ciencia del amor, aquí puedes ver un capítulo del programa Redes.

Bibliografía relevante

Arias, M.F. (2009) [Power Point]. Psicología de la Motivación y la Emoción. Universidad de Sevilla: Grado en Psicología.

Carral, J.J. (2013). Adicción al otro, el apego afectivo. Recuperado el 4 de noviembre de 2016 de la Clínica Mayuben: http://www.psicologiamayuben.com/wordpress/category/psicologia-del-amor/

Garrido, M. (2013) [Power Point]. Terapia familiar, de parejas y de grupo. Universidad de Sevilla: Grado en Psicología.


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