Revista Arte

La razón de Estado

Por Peterpank @castguer
La razón de Estado

Demasiada transgresión, demasiadas contravenciones, demasiadas mentiras, demasiados crímenes, demasiadas injusticias cometidas ofrecidas al siempre esplendente y voraz altar de la razón de Estado.

El Estado, como principal servidor de la Nación, la Patria, el Reino o la República, y ocupando el lugar de la Providencia para los súbditos hebetados, tiene todo el derecho a transgredir, quebrar o romper todo aquello que a los particulares está vedado por las leyes, convirtiendo los tribunales en bandas de comisarios iletrados si el Poder Judicial osa decirle el más mínimo “pero” a la majestad inmaculada del imponente templo octástilo del Estado ocupado por la ideología de turno.

Todo gobierno del Estado español, único soberano y tutor, puede permitirse constantemente hacer, como excepción, lo contrario de lo que ordena. Rara vez quebranta la ley, pero la hace plegarse suavemente en todos los sentidos. En definitiva, la razón de Estado constituye una invocación hipócrita para la politización de la Administración del Estado en beneficio de los intereses de una facción estatal, del partido político de turno.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog