Revista Comunicación

La Reina Rana

Publicado el 19 mayo 2013 por Mandomando

Como toda noche cuando llego a tiempo, Gerard me pide que le cuente uno de aquellos, esos “de las buenas noches“. Al hacerlo ayer, entre dormido y con ceño fruncido me dijo “hasta aquí“. Y el improvisado cuento quedó así.

La Rana Reina

-¿No era La Reina Rana?
-Puede. Es lo mismo.
-No. No lo es.
-Vale, ¿empiezo por “Había una vez” o voy directo al grano?
-Improvisa lo justo Páa
-Ok

La Reina Rana

Northern Gray Treefrog
Había una vez una Rana que quería cruzar un estanque, desde la orilla en que estaba. Como se sabía inteligente, pensó en formas cómodas de hacerlo. “Una balsa de hojas sería adecuado, pero una balsa con ramas aguantará mejor” se dijo. Y se puso a la tarea. Poco tardó en cansarse: era un trabajo largo y necesitaría ayuda.

En eso paso otra rana cerca de la costa.

“Oye rana, ¿me ayudas a construir una balsa de ramas?”-se le oyó decir
“Claro, pero tendría que dejar mis tareas y no puedo”-se oyó responder
“Te nombraría …”-titubueó la Rana “Rana Princesa ya que soy una Reina Rana” (-Páa, ¡que te sigues haciendo lío! Decídete -Shh, ¡duerme!)
“Oh, siendo así ¡acepto!”-dijo la ahora Princesa “pero necesitaremos nuestros tronos”-acotó

Mientras asentía, la ahora Rana Reina vió un Sapo que brincaba cerca y lo llamó.
“Hey sapo, ¿me ayudas a construir una balsa de ramas?”-se le oyó decir
“…y un par de tronos, no lo olvidéis Majestad”-sumó la Princesa
“…y un par de tronos.”-repitió aquella
“Claro, pero tendría que dejar mis tareas y no puedo”-se oyó responder
“Pues, te nombraría Conde”-apostilló la Reina
“Oh, siendo así ¡acepto!“-dijo el ahora Conde “pero necesitaría quien me acompañara en mis tareas”-acotó

Una vez mas, mientras la Reina asentía alcanzó a ver otra Rana que saltaba por allí.
“Hola Ranita, ¿me ayudas a construir una balsa de ramas?”-se le oyó decir
“…y un par de tronos, no lo olvidéis Majestad”-sumó la Princesa
“…y un par de tronos.”-repitió aquella
“…y encontrar a quien me acompañe en mis tareas, no lo olvidéis Majestad”-sumó el Conde
“…y encontrar a quien le acompañe en sus tareas al Conde”-repitió aquella
“Claro, pero tendría que dejar mis tareas y no puedo”-se oyó responder
“Pues, te nombraría Condesa”-apostilló la Reina
“Oh, siendo así ¡acepto!”-dijo la Condesa “pero necesitaría vestirme para tal fin”-acotó

Y otra vez, mientras la Reina asentía, alcanzó a ver otro Sapo a pocos mosquitos de ahí.
“Hola Sapito, ¿me ayudas a construir una balsa de ramas?”-se le oyó decir
“…y un par de tronos, no lo olvidéis Majestad”-sumó la Princesa
“…y un par de tronos.”-repitió aquella
“…y encontrar a quien me acompañe en mis tareas, no lo olvidéis Majestad”-sumó el Conde
“…y encontrar a quien le acompañe en sus tareas al Conde”-repitió aquella
“…y confeccionarme un vestido apropiado, no lo olvidéis Majestad”-sumó la Condesa
“…¡y a mí!”-sumó la Princesa
“…siendo así ¡y a mí también!”-sumó el Conde
“…y vestir a la Corte”-terció aquella
“Claro, pero tendría que dejar mis tareas y no puedo”-se oyó responder
“Pues, te nombraría Sastre Real”-apostilló la Reina
“Oh, siendo así ¡acepto!”-dijo el Sastre pidiendo alguna cosa mas.

Pasaron los años. El Castillo creció, el Reino se amplió.
Mientras miles de ranas iban preocupadas y eficientes de un lado al otro, la Reina Rana miró por la ventana que daba al estanque, esa orilla que aún quería alcanzar.

“Páa, déjalo aquí” se oyó decir.

Y como no discuto con aquellos que están dormidos o con el ceño fruncido, el improvisado cuento quedó así.


Tags: Cuentos, Gestión del tiempo

Volver a la Portada de Logo Paperblog