Revista Comunicación

la salsa de un premio nobel

Publicado el 11 septiembre 2017 por Libretachatarra
infobae
Un día cálido del verano de 1925, Luis Federico Leloir, por entonces un joven científico argentino en formación, almorzaba con sus amigos y compañeros en el exclusivo comedor del Mar del Plata Golf Club. Como siempre, los mariscos acompañados de las tradicionales salsas y los mismos aderezos.
Como todo buen inventor, con el aburrimiento de enemigo y la curiosidad e inquietud a flor de piel, Luis Federico le pidió al mozo si podía facilitarle algunos suministros de la cocina. Entre risas y después de un poco de experimentación, el grupo comprobó con asombro que al mezclar iguales cantidades de mayonesa y ketchup, junto con algunas gotas de coñac y salsa Tabasco, se obtenía como resultado un acompañamiento ideal para las gambas. Así fue que surgió la salsa golf que, bautizada en honor al sitio que la vio nacer, tendría un futuro asegurado en la mesa de los argentinos, aunque todavía Leloir y sus colegas no lo supieran.
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La popularidad de la salsa golf creció lentamente al principio, hasta los años 60 y 70, cuando las grandes marcas internacionales productoras de aderezos se inclinaron hacia la creación de variedades regionales en toda América del Sur. En la década de 1980, no había cóctel que estuviera completo sin un plato de palmitos o una cazuela con salsa de golf. En estos días, aunque no sea el aderezo “de moda”, la salsa de golf sigue estando fácilmente disponible en los supermercados y los locales de comida rápida o “callejera” en toda la Argentina.
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Si bien Leloir nunca dijo mucho sobre el condimento de su autoría, sí se lamentó de no haberlo capitalizado para poder financiar más investigación. Dijo algo así como: “Si hubiera patentado esa salsa, tendríamos mucho más dinero para investigar en este momento”.
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“Salsa golf: la curiosa historia del invento gastronómico de un Premio Nobel argentino”
(infobae, 05.09.17)

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