La sangría de las participaciones preferentes

En el 2009 llegaba una oleada de emisiones de participaciones preferentes. Los bancos y cajas de ahorro necesitaban capital y estos instrumentos eran ideales en el sentido que no suponen una ampliación de capital pero en cambio sí que les computa como mayor capital.

Por qué les computaba como capital?
Porque a los tenedores de estos títulos sólo se les paga si la entidad obtiene beneficios, por lo tanto no es un acreedor más como podría ser un cliente que tenga un depósito, sino que es un acreedor con un pie en el accionariado.
3 años después…
Los que tenían un pie en el accionariado han acabado metiendo también el segundo. Aunque la mayoría de ellos se han convertido en accionistas a la fuerza ya que era la única vía para poder recuperar su dinero.
Otros han visto como aquellos cupones de altísima rentabilidad se han quedado en agua de borrajas ya que la entidad emisora ha entrado en pérdidas y por lo tanto no van a cobrar ni un euro.

Los últimos en anunciar que no van a pagar intereses a los tenedores de las participaciones preferentes han sido Unnim y NovaCaixaGalicia después de anunciarlo CatalunyaCaixa, Banco de Valencia y Banco CAM.

Por si fuese poco, la desconfianza en la economía y en las entidades nacionales ha hecho que nadie quiera invertir en la banca con lo que, no sólo las cotizaciones de la banca se ha desplomado, si no que nadie quiere comprar las participaciones preferentes, ni siquiera el propio banco está interesado en recomprarle al cliente el mismo título que años antes le vendió prometiéndole el cielo.

Los primos hermanos de las participaciones preferentes son los bonos convertibles “gracias” a los que los clientes han perdido un total de 2.000 millones de euros por la bajada de las cotizaciones de las acciones que antes comentábamos. A estos nuevos accionistas sólo les queda esperar a que las cotizaciones se recuperen, pero no será de un día para otro.

El próximo día que os ofrezcan una rentabilidad del 7% cuando un depósito te da un 3% desconfía y no te dejes engatusar, lo saben hasta en Villa-abajo: nadie da duros a cuatro pesetas