Revista Cultura y Ocio

La Selva Esmeralda

Por Igork
John Boorman firmó una de sus mejores películas con esta La Selva Esmeralda (The Emerald Forest, 1985), un film de aventuras y mucho más. El cineasta británico retrató una epopeya tan entretenida como profunda, por su mensaje a la vez humanista y ecologista. ¿Qué es el hombre?, y, ¿qué hace el hombre con su entorno? películas aventurasSe habla de clásico de defensa de la vida indígena y de crítica a la desforestación del Amazonas, que 26 años después sigue vigente. Por encima de todo, La Selva Esmeralda es una obra cinematográfica amena, bella, entretenida y épica. Ahí está su final trepidante.
El argumento es simple. ¿Para qué, a veces, guiones tan enrevesados? El ingeniero encargado de construir una gran presa en el Amazonas pierde a su hijo en la selva y lo busca durante 10 años. Ha sido secuestrado por la enigmática tribu de los invisibles. El chico, el buen salvaje, mientras tanto vive feliz y asimilado en la selva. Es un guerrero más en su tribu, donde se ha casado y ha encontrado el equilibrio del hombre y la naturaleza. ¿Para qué volver, para pagar facturas? Yo, desde luego, no saldría de la espesa fronda para nada, y lanzaría mi telefonino en alguna catarata, ¡qué se lleve la civilización y sus condenas bien lejos! Para los indios de la película, somos los termitas. Si la veis, inevitablemente pensaréis en Avatar (James Cameron), que se inspiró, en parte, en la obra de Boorman.
La Selva Esmeralda
No sólo por la belleza del paisaje vale la pena ver la película. Se retrata las costumbres de una tribu mágica que quizás jamás existió, pero sí hay referencias antropológicas y míticas. Así, en la ceremonia del paso a la edad adulta, el chamán provoca un viaje místico en el joven a través de un potente alucinógeno. Es el mito de la transformación, tan presente en muchas religiones y mitologías, como la nórdica. Cada persona tiene un animal y unas habilidades que lo representan. ¿Les suena esto a los amantes de las novelas fantásticas? Sí, al igual que los magos (muy nórdicos, también) de Terramar, los guerreros invisibles pueden transformarse, aunque solo en viajes místicos.Vi la película hará demasiado. Su recuerdo es fresco, en lugar de arenoso y manchado como la mayoría de obras que he leído o visionado. Eso sí, no es una obra redonda, y tiene esas tonterías de “basado en hechos reales”, y el protagonista es el hijo del director, (¡vaya cásting!), aunque haga un trabajo soberbio. Y por cierto, nunca supe más de él.
Recordar que en la filmografía de Boorman está la bienhallada Excálibur, de la que hablé, también hace un rato. Los links están en la pestaña de "Libros y Cine".

Abstenerse: si crees que “Amazonas” es un after junto a una gasolinera del Baix Llobregat.
Recomendable: vaya, hombre, ¿tienes algún plan mejor esta noche que no sea ver una de las grandes películas de Boorman? Si la respuesta es afirmativa, considérate un tipo con suerte o un condenado a las galeras del Barça-Madrid.
Puntuación: 7,33 (con su permiso, madame...)

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