Revista Cultura y Ocio

'La señorita Dashwood', de Elizabeth Taylor

Publicado el 10 febrero 2013 por Carm9n @Carmenyamigos
'La señorita Dashwood', de Elizabeth Taylor
¡Hola, amig@s!
No ponemos, si os parece, con la primera reseña  de esta Semana Queridas institutrices, la de La señorita Dashwood, de Elizabeth Taylor.  
Seguro que pronto comprenderéis la irresistible atracción que sentí por esta novela nada más verla en el catálogo de la editorial Ático de los libros. Y es que la protagonista se apellida Dashwood, claro homenaje a las hermanas de Sentido y sensibilidad, de Jane Austen; su nombre de pila es Cassandra, como la hermana de esta misma autora; y es institutriz al igual que  la admirada Jane Eyre de Charlotte Brontë. Y esto solo así a primera vista. Porque una vez que comienzas a leer la novela, son evidentes las reminiscencias de Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, y de Daphne de Maurirer y su Rebeca, novela publicada cinco años antes de Palladian, título original de La señorita Dashwood.
Y, sin embargo, con todas esas influencias evidentes detrás, La señorita Dashwood es un libro totalmente diferente y alejado, muy alejado desde luego, de la simple historia de una institutriz que se enamora del padre de su pupila. Sí, el argumento podríamos resumirlo así pero estaríamos dejando de lado la verdadera esencia de la novela. Pero vamos por partes...
Cassandra Daswood acaba de quedar sola tras el fallecimiento reciente de su padre. Es una muchacha de apenas dieciocho años, tímida, que ha conocido la vida a través de los libros y de su padre, pero con escasas experiencias personales. Así comienza la novela y así se nos presenta a nuestra protagonista.  
"Cassandra, gracias a todas las novelas que había leído, estaba segura de experimentar las emociones adecuadas mientras estaba de pie en su dormitorio."

'La señorita Dashwood', de Elizabeth Taylor

Elizabeth Taylor (1912-1975)

Afortunadamente su antigua directora de colegio le ha encontrado trabajo como institutriz de Sophie, hija del viudo Marion Vanbrigh, en Cropthorne Manor.
"¡Así que institutriz!- repitió la mujer, sonriendo de manera reconfortante.
Antes de eso, la palabra no le había parecido anticuada a Cassandra. Ahora, por primera vez, miró desde el exterior a todo lo que implicaba. Empezaba su camino sin nada que hiciera pensar que valía para dicha profesión, excepto el hecho de que recordaba bien lo que le había enseñado su profesora en el colegio y, además, que daba muestras de una apropiada predisposición a enamorarse, cuanto más desesperadamente mejor, de su empleador."
En esta primerra parte de presentación de Cassandra hasta su llegada a Cropthorne Manor la novela destila un humor irónico y una ingenuidad que nos hace presagiar una comedia ligera. Todo cambia, sin embargo, al llegar a la mansión y entrar en contacto con sus habitantes. Allí conocerá a Sophie, una niña de unos 10 años muy protegida que quiere se escritora, que echa de menos a su madre- a la que no ha llegado a conocer ya que Violet falleció al dar a luz a Sophie- y de la que se ha creado una imagen tan idílica como falsa. Allí está Marion Vanbrugh, estudioso del latín y el griego, con constantes migrañas, y para quien la difunta Violet es "una barrera indiscutible entre él y la vida".  
'La señorita Dashwood', de Elizabeth Taylor
Pero también viven allí, aunque temporalmente, la tía Tiny, ineficaz ama de llaves, la embarazada Margaret, hija de Tiny y prima de Marion, con su perpetuo mal humor y su manía de enjuiciar cualquier comportamiento ajeno. Y está Tom, hermano de Margaret. Tom, que se pasa el día en el pub del pueblo bebiendo whisky o durmiendo, o quizá con sus dibujos. Tom, un médico fracasado que bebe conscientemente para destruirse. Tom, el verdadero protagonista de la historia, sin objetivos en una vida...
"tan vacía que la bebida había podido ocupar y poseer el espacio central."
A partir de la llegada a Cropthorne Manor, Tom se erige como verdadero hilo conductor de la historia. Una historia con giros inesperados y otros no tanto, que mantiene al lector intrigado y en la que la autora desarrolla con maestría los caracteres de los personajes y sus complejas relaciones en una atmósfera, como la gran mansión, de deterioro, esplendor ya pasado, de tristeza, de abandono, de falta de vida. La llegada de Cassandra pone un poco de luz a sus vidas. Y, aunque no es Cassandra precisamente la alegría de la huerta, es con ella en escena cuando se producen esos toques de humor metaliterarios que aligeran y sacan un sonrisa. Finalmente, ciertos acontecimientos desencadenarán un final... ¿feliz? Ya me diréis, si os animáis a leer la novela cómo lo percibís vosotr@s.
Para terminar, tan solo añadir que os recomiendo el libro, para mí ha sido todo un hallazgo. Eso sí, no vayáis con ideas preconcebidas, ni penséis en una novela ligera y meliflua. Aquí las aguas son más profundas.
¡Gracias por vuestros comentarios! Nos leemos... 

'La señorita Dashwood', de Elizabeth Taylor

Marcapáginas 183



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