Revista Cultura y Ocio

La señorita Mackenzie. Anthony Trollope

Publicado el 06 mayo 2015 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
La descripción pormenorizada de los usos y costumbres sociales y sus hipocresías

La señorita Mackenzie. Anthony Trollope

El verdadero reflejo de la vida

Editorial d´Epoca, que está asumiendo con incuestionable éxito la misión de rescatar grandes autores decimonónicos ignorados u olvidados en España, ha iniciado una empresa especialmente reseñable: una colección dedicada a Anthony Trollope.
Trollope (1815-1882) es uno de los dos grandes maestro de la novela victoriana. El otro es Charles Dickens, con lo cual, al compararlos en cuanto a calidad y profusión de obra, ya se dice mucho de la grandeza de Trollope pero no se exagera nada. Este autor gozó de gran éxito y prestigio en su época y a partir de mediados del siglo XX, y pasó a convertirse en un autor de culto en el mundo anglosajón, reverenciado por los más diversos escritores, desde Henry James a P.D. James o Sue Grafton. De su obra dijo Henry James “Confiamos en las novelas para no perder la práctica de las grandes indignaciones y los grandes gestos”; es decir que James consideraba que en Trollope se encontraba el verdadero reflejo de la vida en la literatura. Sin embargo, nunca, al contrario que el mucho más sentimental Dickens, ha sido este autor muy conocido en España; por eso tiene tanto mérito y era tan necesario el rescate que ha emprendido la editorial d´Epoca de su obra. 
la pérdida de fortuna por causa de oscuros testamentos
Trollope, aunque de familia de caballeros, era hijo de un abogado al que unos litigios testamentarios privaron de su fortuna. La pérdida de fortuna por causa de oscuros testamentos será un tema recurrente en la obra de Trollope; al igual que la importancia fundamental del dinero en cuanto a definir la situación social de las personas y las relaciones entre ellas.
Pero probablemente el progenitor que más influiría en Anthony fue su madre. Frances Trollope fue una mujer extraordinaria para su época. En 1827, ante la mala situación de la economía familiar, Frances marchó a Estados Unidos con dos intenciones: integrarse en una comunidad utópica, llamada Nashoba, con el propósito de educar a los negros emancipados e introducir a su hijo mayor Thomas Adolphus en el mundo comercial norteamericano (la familia regentó un bazar en Cincinnati a orillas del río Ohio). Ambas empresas fracasaron y la familia (Anthony, el menor de tres hermanos, había quedado sólo en Inglaterra) volvió en 1831 a Gran Bretaña, donde Frances decidió sacar adelante a su familia escribiendo novelas de crítica social. Hay que resaltar que, tras su experiencia en Norteamérica, Frances escribió un libro ”Usos y costumbres de los americanos” en el que vertió sus opiniones sobre esa sociedad; este libro, publicado en España en el 2001, es verdaderamente interesante y curioso de leer. Que el hijo mayor de Frances se convirtiera en un importante crítico de arte, el segundo en un reputado arqueólogo y el tercero en uno de los principales escritores de la literatura universal, dice mucho también de aquella mujer.
Mientras su familia emprendía la aventura americana, Anthony Trollope continuó en Gran Bretaña, donde a pesar de las deudas familiares, recibió una buena educación académica. En esos años de soledad y pobreza se inició como escritor.
En 1834 la familia, siempre en pos de mejor panorama económico, se trasladó a Bélgica. Ese mismo año Anthony empezó a trabajar como oficinista en la General Post Office, donde llegaría a ocupar puestos de gran responsabilidad hasta su retiro en 1864 (fue el inventor del buzón de correos) y para la cual realizó numerosos viajes tanto por Gran Bretaña (lo que le permitió conocer en profundidad el mundo rural británico y sus relaciones sociales) como por el extranjero.
Entrando ya a comentar la novela con la que d´Epoca inicia su “Biblioteca Trollpe” La señorita MacKenzie, escrita en 1864, vemos que en ella se encuentran la característica fundamental de este autor: un estudio crítico, pero sin acritud, de los seres humanos y de las costumbres sociales. En ella aparecen ya los temas que serán una constante en su obra: la religión (y es evidente la influencia de su madre en el desprecio con el que puede llegar a tratar a los clérigos); las relaciones entre los diferentes estamentos sociales; el poder del dinero para determinar la situación de cada persona en el entramado social, la descripción pormenorizada de los usos y costumbres sociales y sus hipocresías (y su descripción puede ser muy irónica y divertida, como en la cena “a la rusa que se detalla en un capítulo, o el bazar benéfico en favor de los negros norteamericanos al que dedica otro).
Pero hijo de una mujer fabulosa, en La señorita Mackenzie, el mayor logro de Anthony Trollope es la creación del personaje femenino central, uno de los más interesantes de la literatura decimonónica, así como la magnífica descripción de su evolución hacia la autoestima y la dignidad personal, una vez que consigue, a través de una herencia, las condiciones necesarias para esa introspección ética y personal. Trollope, que confesaba que escribía para ganar dinero y que había padecido las consecuencias de su falta en su infancia y juventud, tenía una actitud sincera y realista sobre la importancia que el dinero tiene para facilitar la independencia personal.
En la señorita McKenzie hay ecos de los personajes femeninos de Jane Austen (escritora profundamente admirada por el autor); pero el personaje de Trollope es totalmente original en sus virtudes y defectos, en sus dificultades y vacilaciones para adecuarse a la sociedad que le rodea y a sus parámetros de respetabilidad. Se trata de una mujer de carne y hueso, muy lejos de la heroína romántica al uso en aquellos años. Una mujer capaz de sentir verdadero amor pero que podría haber dicho como Elizabeth (la protagonista de El primo Henry, obra posterior de Trollope): “Los hombres y las mujeres ya no mueren por amor”. Toda una declaración de principios.
Y el resto de los personajes, John Ball, el Sr. Maguire, el señor Rubb conforman. Igualmente, un cuadro magnifico de caracteres, en los que muchas veces nos encontraremos con que las apariencias no se ajustan a la realidad… Lo que dará lugar a una trama con una buena dosis de intriga e interés; aderezada incluso por un delito (incruento pero no por eso menos despreciable) como es el de utilizar la prensa para intentar acabar con una reputación en aras de los intereses más miserables (¿no podría ser este un argumento de absoluta actualidad?). En definitiva, un libro magnífico y una verdadera fortuna el disponer de él en nuestra lengua, así como de la promesa de llegar a disfrutar de otras obras del grande, grandísimo, Anthony Trollope.
d´Epoca, 2014Compra en Casa del Libro
José María Sánchez Pardo

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