Revista Diario

¿La sobreprotección es un maltrato?

Por Sandra @sandraferrerv
¿La sobreprotección es un maltrato?A menudo el miedo a que les pase algo a mis pequeños es motivo de angustia por mi parte. Cuando acontece un cambio en nuestra vida (una salida especial, la compra de una bici), en vez de pensar en todo el bien que les puede hacer, lo primero que me viene a la cabeza es un sinfín de cosas horribles que les pueden sobrevenir. Intento con empeño que no se me note ese miedo porque entiendo que flaco favor les hago.
Hace tiempo cayó en mis manos una revista de estas de padres y madres y leí este titular: La sobreprotección ¿Una forma de maltrato infantil? Me chocó mucho. Evidentemente creía que la sobreprotección no era demasiado buena pero no hasta llegar a ser una suerte de maltrato. Pero empecé a buscar más información sobre la sobreprotección infantil y a reflexionar sobre casos cercanos y he de aceptar que sí que puede llegar a ser un tipo de maltrato.
No soporto verles llorarLos niños están diseñados para enternecer, cautivar, encandilar. Desde la sonrisa social de un bebé, hasta el llanto desconsolado de un niño, son herramientas de defensa y supervivencia de los más pequeños.
Cuando alguna vez tengo que reñir a mis hijos y, evidentemente, terminan llorando, siempre tengo a alguien al lado que me suelta lindezas del tipo ¿no te dan pena?. Por supuesto. Ver llorar a mis hijos es la peor de las torturas, pero a veces es necesario que superen sus propias derrotas y frustraciones.
El límite entre acompañarles y sustituirlesDesde que los niños empiezan a tener uso de razón y despiertan a un mundo lleno de trabas a sus deseos se ven abocados a un sinfín de frustraciones que, lejos de evitárselas, creo que hay que dejar que las sufran para poder darles después herramientas para poderlas superar.
Ayer mismo mi pequeña foquita se enrabiaba consigo misma porque no conseguía encajar una pieza en su pelota de formas. Con sólo 15 meses ya se está dando cuenta de sus límites e incapacidades. Me di cuenta de que si yo le ponía la pieza, perdía interés. Extrapolándolo a cualquier situación de la vida, los niños han de entender que los padres no están ahí para solucionar todos sus problemas, sino para enseñarles cómo superarlos por ellos mismos.
En este mundo de prisas, es más fácil vestir a un niño que esperar media hora a que consiga meter un camal en su piernecita. Pero es necesario que lo hagan, y aplaudirles cuando lo consigan. Cuando un niño consigue disfrutar de sus propios logros se siente feliz. Sino, les estamos privando de esa satisfacción.
Transmisores del miedoIntento acordarme a menudo de una imagen que vi hace mucho tiempo en un reportaje de televisión. Me impactó mucho porque lo primero que vi fue una serpiente enorme paseando tranquilamente alrededor de unos bebés preciosos. Imagen que por supuesto llamó mi antención. Formaba parte de un experimento en el que se quería demostrar que eran precisamente los padres y no los peligros en sí, los que transmitían miedo a sus pequeños. Los bebés que veían a sus madres detrás de un cristal riendo y aplaudiendo, les importaba tres pitos aquel horrible animal. Por el contrario, aquellos que veían en su madre una cara de espanto sin fin (una de esas sería yo), no paraban de berrear.
Sin llegar a un escenario tan exagerado (a mí me dan pampurrias cualquier tipo de insecto, así que no quiero ni pensar estar ante una serpiente), sí que es verdad que las madres estamos constantemente sufriendo por los incontables peligros que puedan acechar a nuestros hijos. Pero mientras no pretendar subir a una torre de alta tensión, hemos de dejar que se caigan de la bici, que tropiecen doscientas veces o que lloren de rabia porque no consiguen encajar una pieza en su puzzle. Sólo así conseguiran superarse y conocer la alegría que supone dicha superación.
A más protección más debilidad de carácterMuchos estudios demuestran que una actitud sobreprotectora de los padres, lejos de dar paz y sosiego a los niños, les provocan inseguridad, desconfianza e incluso actitudes conflictivas en etapas difíciles como la adolescencia.
Una persona que nunca se haya encontrado ante una adversidad no podrá entender el mundo en el que vivimos. De modo paulatino, han de ir aprendiendo a superar pequeños obstáculos de pequeños, para luego, en la edad adulta, soportar todos los problemas que nos pueda deparar la vida.
En mi entorno cercano he visto como hijos de padres sobreprotectores han sido incapaces de superar ninguna adversidad porque les ha sido todo dado en bandeja. Muchos han terminado viviendo con los padres a los cuarenta-y-tantos; otros simplemente han desarrollado conductas asociales.
A vecer duele quererEsta reflexión la hago para darme cuenta de que a veces es necesario ver a nuestros hijos sufrir dificultades, a su medida, por supuesto, para que crezcan como personas. Hemos de darles pistas para que encuentren la salida del laberinto, pero no sacarlos en brazos.
Todos querríamos que nuestros hijos no padecieran ninguna frustación, pena ni desconsuelo pero todo forma parte de la vida, incluso lo malo, y aunque nos duela, hemos de ayudarles, acompañarles, para que el día de mañana se puedan valer por sí mismos.
 Entradas relacionadas
  • Reafirmando mis teorias
  • Potenciando su autoestima

Volver a la Portada de Logo Paperblog