Revista Opinión

La socialdemocracia esta acabada

Publicado el 15 junio 2016 por Elturco @jl_montesinos

Publicado en HeraldPost.es

Según tuitea José Carlos Díez, Julio Anguita ha dicho que “la socialdemocracia ha devenido en imposible”. Y no le falta razón al mamporrero del pacto entre IU y podemos. Ninguna.

Anguita "la socialdemocracia ha devenido en imposible"#Comunistas pic.twitter.com/eWfs41cBDu

— José Carlos Díez (@josecdiez) June 8, 2016

Siendo como ha sido el régimen de funcionamiento transnacional predominante después de la Segunda Guerra Mundial, conviviendo antaño con el comunismo – que ya cayó en la mayor parte de los lugares donde estuvo, y que envía devastadoras imágenes y noticias desde allá donde sigue – ahora  nos queda pues discernir como afrontamos lo que se nos venga en estas próximas décadas.

Los austriacos ya vienen demostrando hace décadas que esto no se sostiene a medio plazo, y que hay que buscar muy distintas soluciones. Algunos países ideologías aparte, aparcaron ya los unicornios hace años y desmontan de forma muy nórdica y ordenada el embuste de camas o sillones de saldo y estanterías incapaces de sostener nada que son el equivalente en muebles al Estado del Bienestar. Exactamente es eso, la socialdemocracia, un par de coloridos adornos de hágaselo usted mismo traídos del rastro, efectistas desde luego, pero que sabes que tendrás que cambiar tan pronto como sea posible. Y ahí siguen. In eterno. Desvencijados. Raídos. Descoloridos. Y mal montados. Y que si echas cuentas en horas de montaje perdidas, te han salido caros.

El Califa, hace ya tiempo que bebe los vientos por el supersocialdemocratacomunistaliberalcalifragilisticoespialidoso – © de @Dadorcito – de la coleta y aspira a que éste último pueda instaurar de nuevo el una y mil veces fracasado comunismo. O Socialdemocracia nórdica. O como quieran llamarlo. Supongo que hacerse viejo lleva implícito que te cueste más reconocer que llevas 60 años equivocado. O 60 años tomando el pelo al personal. Si la socialdemocracia ha devenido en imposible, la socialdemocracia llevada a su extremo más liberticida, es evidente que además de imposible a la larga será indeseable en el día a día.

En frente no obstante parece que nadie se ha percatado, querido Julio. Unos y otros ya se han liado a prometer millones de puestos de trabajo, como lo hiciera Felipe González allá por los ochenta. Lo curioso del tema es que el fracaso del PSOE de aquella época no ha hecho reflexionar a nadie, ni del PSOE, ni del PP y mucho menos de Ciudadanos o Podemos. Se presentan los iluminados con recetas de similar calibre. Gasto y comités y observatorios y políticas de empleo y mandagas varias. Nadie parece ver que el trabajo lo crean empresarios en entornos muy flexibles, nadie excepto el Partido Libertario, y si se les olvidara ya me encargo yo de recordarlo. Tranquilos.

Todos los de las encuesta, sin excepción, compran el lenguaje de la progresía. Los comunistas de ayer hoy son socialistas de toda la vida. Los conservadores de antaño, piden a Montoro que vele por el bien de las arcas del Estado. Los liberales – algunos liberales, y más bien liberales de boquilla – de hoy no tienen el coraje de gritar lo que es el mantra liberal de toda la vida: Estado pequeño y gobierno controlado por los ciudadanos. Todos quieren mantener la estantería rota del Estado del Bienestar. Es más cómodo que redecorar la casa entera. Hablan de justicia social, por ejemplo, como si pudiera existir tal cosa como una justicia no social, y otras cosas por el estilo. Todo con tal de mantener el voto. El miedo al contrario. El cortoplacismo de seguir o conseguir el poder y colocar a los míos. Todos hipotecados por los favores pedidos. Por los que tirarían de la manta. Por la corrupción. Y por su propio aparato, genéticamente diseñado con el único fin de alimentarse a sí mismo.

Si José Carlos Díez dice bien, y Anguita dijo lo que dice José Carlos que dijo, Anguita tiene razón. Y puede que sea demasiado comunista, demasiado mayor o demasiado demagogo para abogar por el hermano radical y asesino de la socialdemocracia en lugar de mirarse en el espejo de los países con más bienestar. Más grave es, sin embargo, que todos los demás no vean lo que Julio Anguita ya ve. Que la socialdemocracia está acabada.


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