Revista Opinión

La Sociedad Civil frente a los partidos políticos (DS)

Publicado el 16 septiembre 2010 por Franky
La Sociedad Civil frente a los partidos políticos (DS) La única manera de regenerar la actual democracia, de superar a los partidos políticos y de derrotar el poder casi absoluto que detentan hoy los políticos profesionales en las democracias degradadas es otorgando a la Sociedad Civil el papel que le corresponde por el número de ciudadanos que congrega y por su peso específico en la sociedad.

Mientras que en los partidos políticos militan algunos cientos de miles de ciudadanos, un porcentaje minúsculo de la población, en la sociedad civil se encuadran millones de ciudadanos, el grueso de la sociedad y de sus instituciones. La paradoja hiriente e injusta es que los partidos políticos se autoadjudican toda la representatividad y acaparan todo el poder, mientras que la sociedad civil queda al margen del poder y de las decisiones, un abuso injusto, intolerable y políticamente delictivo que arruina las entrañas de la verdadera democracia, que adjudica a la sociedad civil un papel decisivo, como contrapeso del poder político.

La única manera viable de suprimir la dolorosa e injusta dictadura de partidos reinantes en las actuales falsas democracias es convirtiendo a la sociedad civil en una estructura sólida y organizada, capaz de elegir a sus propios representantes y de ejercer el papel preponderante que le corresponde en el ejercicio del poder.

Frente a una sociedad civil organizada y fuerte, los partidos políticos adquirirían su verdadera dimensión y aparecerían ante los ojos de los ciudadanos como lo que realmente son, pequeñas tribus o bandas organizadas para acaparar el poder y repartirse privilegios y ventajas que no les corresponden.

La fuerza de los partidos políticos tiene su base en la organización frente a la desorganización. Los partidos funcionan como las falanges griegas de la época clásica porque su organización y disciplina les permitía imponerse a ejércitos integrados por cientos de miles de bárbaros desorganizados. La sociedad civil, donde militan la inmensa mayoría de los ciudadanos, está tan diezmada y acosada por los partidos que no representa una fuerza bárbara y desorganizada, fácil de dominar por los pequeños y bien organizados partidos.

Por eso, conscientes de que la sociedad civil organizada es su verdadero adversario y el argumento supremo que dejaría en ridículo su monopolio de la representación y su abusivo dominio sobre la ciudadanía, los partidos políticos han puesto todo su empeño en desarticular, debilitar y ocupar la sociedad civil, a la que en ocasiones han llegado a asesinar o, por lo menos, mantener en estado de coma. Los principales baluartes de la sociedad civil, aquellos que deberían funcionar en libertad e independencia, como auténticos contrapesos del poder político, están ocupados, prostituidos y envilecidos por los partidos políticos y por el gobierno. Las universidades, los medios de comunicación, las religiones, los colegios profesionales, las cofradías, los sindicatos, las empresas, las fundaciones, las asociaciones, las instituciones financieras y otras instancias de la sociedad civil que funcionan como columnas y soportes decisivos están hoy en las manos impúdicas de los partidos políticos o del gobierno, cuyos representantes se sientan en los consejos de administración y ejercen el control a través de las subvenciones y otras maniobras.

La sociedad civil, que es el reducto natural de la ciudadanía libre e independiente, ha sido ocupada y dominada impúdicamente por la partitocracia. Ahí reside el núcleo de la degradación de las actuales democracias, convertidas, de manera más o menos obscena, en dictaduras de partidos.

Por eso, la "Democracia Severa" debe redefinir el papel de la Sociedad Civil y atribuirle una nueva misión más agresiva y potente: controlar directamente al poder político. La idea de la Democracia Blanda" de que la sociedad civil debe servir de contrapeso al poder político no ha servido para frenar el ansia de poder y la imparable voracidad de los partidos. La Democracia Severa, al convertir a la Sociedad Civil en una fuerza organizada, capaz de derrotar a los partidos con sus propias armas (organización y representatividad, basada en el número y en los votos) ha encontrado la única fórmula de derrotar al monstruo de l partitocracia.

La Democracia Severa s una evolución natural de las democracias Blanda y Fuerte, surgida del fracaso de ambas en su misión de controlar a los partidos políticos. Los partidos han prostituido la democracia rompiendo todos los controles y cautelas que limitaban el poder político y expulsando al ciudadano de los procesos de toma de decisiones. la Democracia Severa, al organizar y estructurar a la Sociedad Civil como un poder real, relega a los partidos y les devuelve a su dimensión verdadera, la de unas corrientes o tribus, organizadas para ocupar un poder que no les corresponde ni por el número de sus militantes, ni por los méritos que exhiben.

La Sociedad Civil, dentro de la Democracia Severa, posee, como le corresponde por su fuerza y número de ciudadanos, la inmensa mayoría de la representatividad y el poder de controlar directamente a los partidos, a través de sus "Cónsules del Pueblo", representantes con poder suficiente, elegidos por sectores profesionales y demarcaciones geográficas, cuya misión es controlar directamente las instituciones, los servidores públicos y todo el aparato el poder.

De esa manera se acabará la dictadura de los pocos (partidos políticos) sobre los muchos (sociedad civil), basada únicamente en la organización de los partidos frente a la desorganización de los ciudadanos, ejerciendo así un dominio injusto y una usurpación del poder que no les corresponde ni es lícito en democracia.



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